Producto en mal estado
Si ves esto en el jamón york, tíralo directamente a la basura
Estas señales te pueden prevenir de infecciones y problemas gastrointestinales
El jamón york es uno de los alimentos imprescindibles en la nevera, uno de los favoritos a la hora de sacarnos de un apuro y agregar algo de sabor a las comidas: sándwiches, tostadas, tortillas, pizzas, croquetas... Casa con todo.
No obstante, si se compra ya envasado en forma de paquetes de diversas lonchas, es probable perder la noción del tiempo sobre la fecha en que se abrió el envoltorio y, en consecuencia, que se pase. Entonces, se puede llegar a consumir este alimento en un estado que puede resultar poco saludable e, incluso, peligroso.
Por ese motivo, te explicamos cuándo deberías deshacerte de manera definitiva de las lonchas de jamón york sobrantes.
Tacto, olfato y vista
El síntoma principal de que tu alimento no está en su mejor estado es que adquiere un tacto viscoso y gelatinoso y un fuerte olor, similar al del azufre o el amoniaco. Esta característica es una consecuencia de que se están desarrollando bacterias, moho y levaduras por la descomposición de dicho producto.
Según Juan Pedro Camou Arriola, investigador del Centro de Investigación en Alimentación y Desarrollo (CIAD) de México, estas bacterias son benignas y, a pesar del fuerte olor y sabor, en pequeñas cantidades no resultan perjudiciales para la salud.
A pesar de estas declaraciones, Camou no recomienda consumir este alimento una vez aparece este componente, ya que es imposible saber si han crecido otras bacterias que sí pueden resultar malignas.
Si sentimos mucho aprecio por esa loncha de jamón, siempre la podemos lavar con agua y ver si así desaparece el mal olor y sabor. En ese caso, lo más probable es que no resulte nocivo para la salud. Pero si, por el contrario, el mal aroma y gusto sigue presente a pesar del lavado, no se debe consumir, ya que se corre el riesgo de contraer una indeseada infección estomacal.
Otro de los síntomas de que hay que deshacerse de este producto es el color. Cuando tu jamón york empiece a presentar una gama cromática fuera del rosa palo con matices grisáceos y se aproxime al blanco, negro, gris, marrón o verde, es un indicador de que el moho está empezando a florecer.
La clave está en la conservación
La correcta preservación de los alimentos juega un papel fundamental en su esperanza de vida. En el caso de los embutidos, estos deben conservarse a una temperatura de entre cero y dos grados desde su empaquetamiento hasta su consumo. Si en algún momento se rompe esta cadena de frío, es posible que se produzca una descomposición más veloz.
Otro factor a tener en cuenta es que, al abrir el paquete, el tiempo de vida del producto se acorta considerablemente, especialmente cuando la temperatura del lugar es alta y el frigorífico está a una temperatura superior a 4 ºC. En este caso, un jamón york abierto apenas dura una media de 3 a 4 días en el refrigerador.
Ahora, con estas claves, ya tienes toda la información necesaria para valorar la permanencia de este manjar en tu nevera.
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