Conversación íntima

David de Jorge: "Sigo peleando con ese gordo que llevo dentro" | PODCAST Mesa para dos

En la cuarta entrevista de la serie 'Mesa para dos', el cocinero vasco explica los graves problemas que ha tenido por su obesidad

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Cata Mayor

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David de Jorge llegó a pesar 267 kilos y, tras una cirugía y un cambio de hábitos, está en unos 136 kilos. Un éxito que le ha permitido vivir mejor pero que no es definitivo porque, como él mismo explica en la cuarta entrega de la serie ‘Mesa para dos’, patrocinada por Familia Torres, tiene que luchar día a día para mantenerse en las actuales condiciones. Lo explica al periodista Pau Arenós en un 'podcast' que puedes escuchar aquí.

"Como mejor con nunca, variado, aunque me alimentaría todos los días de liebre a la 'royale' y panceta, y desayunaría butifarra, porque aún estoy peleando con ese gordo que llevo dentro". Por suerte, la cirugía y el apoyo de su gente, más el acicate de no fallar al equipo del programa de televisión que presentaba, le ayudaron a cambiar el chip. Había tocado fondo viviendo ese "gran desastre físico y emocional" que padeció.

Recuerda el chef que era una "persona ahogada que necesitaba apoyarse en la encimera de la cocina porque no podía con su alma", que "vivía empachado" y que "igual estaba 20 minutos pensando cómo bajar de la cama". Se hacía la ropa a medida y andaba todo el día acalorado. "Ahora experimento el frío, me puedo atar los zapatos y sentarme en cualquier silla del mundo, cosa que me emociona mucho", sonríe.

En su peor momento, llegó a darle igual la muerte: "Hubo un momento, con 40 años, que no me hubiera importado morir. Era tanto el esfuerzo que me suponía levantarme de la cama, vivir, respirar… que pensaba: 'Si me muero ahora igual es de puta madre'". Ahora, dice, ha vuelto a nacer.

Ha superado ese problema comiendo "de todo" y buscando el equilibrio (cuando se permite beber un vino al día siguiente no toma o si le apetece un bocadillo de chorizo, espera "muchos días" para comerlo de nuevo). Y es lo ha permitido seguir con su trabajo, escribiendo libros y cocinando, al alimón con su socio, amigo y "confidente" Martín Berasategui, "una supernova total, un titán".

En la entrevista, De Jorge también apunta que su pasión por la cocina ya le viene desde jovencito. "En casa me llamaban 'Arzakito' [en referencia a Arzak]. Cuando me preguntaban qué quería de regalo de aniversario, pedía ir a comer a un restaurante". Y con 15 o 16 años me llevaron a Arzak, a Club Siglo XXI, a Horcher, a Zalacaín...".

A este último, templo madrileño que llegó a lucir tres estrellas Michelin, no volvió porque quería quedarse con la sensación que tuvo la primera y única vez que comió allí "una de las más acojonantes" que ha tenido en su vida.