Historias de Barcelona (X)

¿Por qué algunos panots están al revés?

En algunas calles del Eixample pueden encontrarse unos curiosos panots que exhiben la marca del fabricante de la baldosa, cuyo se remonta a principios del siglo pasado

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Historias de Barcelona PANOT PANOTS

Historias de Barcelona PANOT PANOTS

David Martínez Herrada (@Historiesdebcn)

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Paseando por Barcelona, quien más quien menos se ha topado alguna vez con un panot inesperado. Una baldosa colocada al revés, exponiendo la marca del fabricante, que habitualmente queda oculta en el reverso. Podría pensarse que fue un despiste de los operarios, pero la explicación se encuentra en una curiosa normativa de hace más de cien años.

Los panots, así llamados por influencia del francés 'panneau', tienen su origen a finales del siglo XIX, cuando los fabricantes de mosaicos hidráulicos empezaron a comercializar también losetas de cemento para exteriores, destinadas a patios, cocheras y aceras de acceso a las casas. Se puede decir, pues, que los panots son primos hermanos de los coloridos pavimentos hidráulicos, que antiguamente se colocaban en el interior de los pisos. Ambos se fabricaban con la misma materia prima, el cemento Portland, y con los mismos moldes. 

Panot al revés de Orsola Solà y C.

Panot al revés de Orsola Solà y C. / David Martínez Herrada

Se desconoce cuando se colocaron los primeros panots en las calles de Barcelona. Pero se sabe que, tras varias pruebas, en 1894 la casa Escofet solicitó permiso para que los propietarios pudieran usar sus losetas de cemento hidráulico en las aceras frente a sus casas. Poco después, otros fabricantes de mosaicos, como Butsems & Fradera o Orsolà, Solà y Cia., empezaron también a comercializarlas.

Progresivamente, las baldosas de cemento hidráulico fueron ganando terreno en las aceras, imponiéndose a otros materiales como el asfalto, que era la apuesta del padre del Eixample, Ildefons Cerdà. Los panots resultaban más prácticos y económicos, además de aportar un valor ornamental, gracias a sus variados diseños. 

Panot al revés del fabricante Escofet.

Panot al revés del fabricante Escofet. / David Martínez Herrada

En 1906 la Comisión del Eixample fijó las losetas cuadradas de cemento hidráulico como el único pavimento válido para las aceras, en un intento por acabar con el eterno problema del barro que dio origen al mote despectivo Can Fanga. Se eligieron cinco modelos: la flor, las cuatro pastillas, las cuatro pastillas con círculos, los rombos con círculos -conocidas, popularmente, como calaveras- y los círculos concéntricos. Excepto los dos últimos, siguen vigentes a día de hoy. 

En 1914 una nueva normativa impuso que en la construcción de las aceras debía figurar el nombre del fabricante de las baldosas enfrente de cada edificio. A partir de ese momento, se hizo habitual la práctica de colocar un panot al revés cuando se pavimentaba un tramo de acera. De este modo, se dejaba a la vista el nombre del fabricante, impreso detrás de la baldosa, una práctica que, curiosamente, hoy todavía mantienen algunos operarios. Algunos fabricantes optaban por soluciones más artísticas, como las losetas lisas con la marca pintada a mano. 

Panot al revés de la fabricante JMR.

Panot al revés de la fabricante JMR. / David Martínez Herrada

Actualmente, solo se conservan unos pocos de los primitivos y centenarios panots con el nombre del fabricante. La mayoría se concentran en la zona de la Dreta de l’Eixample. Su ubicación, a ras de fachada, les ha permitido escapar de las zanjas que, periódicamente, desgarran las aceras del Eixample para acceder a tuberías y cableado. Por desgracia, el alud de obras públicas de los últimos años se ha llevado por delante muchas de estas reliquias sin que nadie se diese cuenta.