Una zapatería de diseño ocupa el local de la centenaria papelería jubilada en Via Laietana de Barcelona

La transformación del paisaje comercial del centro de Barcelona es imparable desde hace años, y aún más desde la pandemia, cuando el parón económico de la zona provocó una ola de cierres de establecimientos históricos. El último relevo se ha producido hace apenas unos días, cuando por fin se ha levantado el telón del número 48 de la Via Laietana, donde latió durante más de un siglo la papelería Hija de J. Batlle. En su nueva etapa ya es una zapatería, con especial atractivo para los miles de visitantes que recorren Ciutat Vella. Su rótulo detalla su especialidad solo en inglés, 'shoes', como declaración de intenciones.

El establecimiento que regentaban Josep Bramon e Isabel Devant (quinta generación tras el mostrador) inició en primavera una liquidación total de su género con vistas a su inminente jubilación. No tuvo que ver, en esta ocasión, con incrementos de alquiler, porque ellos eran los propietarios. Simplemente, no hubo relevo generacional porque sus descendientes no tenían interés en mantener la actividad comercial que la familia de ella inició en 1917 en un local cercano, hasta mudarse en 1925 a la Via Laietana.

Liquidación por cierre de dos tiendas centenarias del centro de Barcelona

No obstante, explicaron a este diario que su objetivo era arrendar el local con vistas a un nuevo comercio "al que pueda entrar a comprar cualquier persona pero sobre todo los vecinos, un negocio transversal, de continuidad". Su deseo era no alimentar el monocultivo turístico de la zona: desecharon suvenires, bazares y demás. Se mostraron partidarios de ropa o calzado, como finalmente ha sido.

Artículos de calidad

Está por ver cuál será su clientela, pero ha desembarcado la firma Zapaori, que ya tiene otra zapatería muy cerca, en la calle del Call, y que también vende online. Proponen calzado de "piel de calidad", y su oferta de sandalias de vistosos estampados ronda en general los cien euros, mientras que las botas de invierno llegan a los más de 300. De ese modo, aterriza una propuesta cualitativamente atractiva, aunque posiblemente más dirigida a los visitantes que transitan la vía que al vecindario de proximidad.

La Via Laietana está inmersa en su reurbanización, lo que la convierte en menos transitable mientras duren las obras. Lo que siginifica que cualquier aterrizaje comercial es bienvenido en la zona y, sobre todo, una apuesta de futuro de cara al previsible aumento de precios que experimentará en un par de años, cuando el vial quede renovado.

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