En la periferia de Barcelona

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Un esperanzador mural abre la veda para extenderlos a más edificios de la zona, que trata de sobreponerse a la pobreza, la aluminosis y los prejuicios

Jordi Ribalaygue

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Es un grafiti luminoso y, a su vez, una alegoría de las esperanzas de la periferia, más allá de penurias y clichés. Tres niñas y un niño posan serenos, agarrados por los hombros entre ellos, mirando de frente desde un muro de un bloque de cinco plantas en el Besòs i el Maresme, en Barcelona. Dos de los menores, a tamaño gigante, dominan la escena -él, más pillo; ella, más formal-, idénticos a los de la fotografía que Nil Safont -conocido como Slim Safont en el mundo del arte urbano- tomó semanas atrás, al atardecer. El dibujo hiperrealista confiere vida a una pared medianera de una escalera en reconstrucción para atajar el lastre de la aluminosis, síntoma patente de todas las carencias de una de las calles donde menos renta se declara en la ciudad. Es el primer mural de grandes dimensiones en el barrio, una idea surgida de las vecinas movilizadas por una dignidad largamente negada, encomendadas a los artistas del espray para que den buena cuenta de una identidad mestiza forjada en la reivindicación y ahuyentar la estigmatización

“Son unos niños que encontré justo ahí, delante de la escuela. Había una luz interesante en ese momento y capturé la escena. Junta varias culturas y la luz del barrio, que son también las nuevas generaciones”, glosa Safont, atareado en rematar su obra, llamada ‘La llum del barri’, en la calle Messina. La pintura le tiñe la camiseta y le impregna los brazos, de las manos a los codos, como si fuera una segunda piel. Colores diversos para retratar diferentes razas. “Representa algo bonito que se da en el barrio, la convivencia entre comunidades. Quizá entre los adultos no la he visto tan clara, pero sí entre los niños que juegan en la calle”, distingue. 

El artista Slim Safont rematando el mural 'La llum del barri' en el Besòs i el Maresme, en Barcelona.

El artista Slim Safont rematando el mural 'La llum del barri' en el Besòs i el Maresme, en Barcelona. / ZOWY VOETEN

“Hemos hecho muchas inmersiones en el barrio antes de llegar a esta idea”, expresa Arcadi Poch, comisario del proyecto, que surge de una idea de la plataforma vecinal SOS Besòs y que el Ayuntamiento de Barcelona se ha hecho suya, con la aspiración en mente de extender las ilustraciones de grandes proporciones a más partes del barrio. Aunque el primer grafiti ya se ha completado, queda por definir cuánto más de sí da la propuesta. El consistorio ha confiado para desarrollarla en Binomic.cat, responsable del festival de arte urbano Gargar en Penelles. Es el pueblo leridano revivido gracias a los grafitis que, desde 2016, llenan los muros de añejas casas rurales y atraen a numerosos visitantes.

Reflejados en Penelles

Aun sin con las mismas intenciones de partida, la revolución de Penelles está muy presente en lo que se cuece en el Besòs. “Penelles ha envejecido y la gente se ha ido yendo, por lo que la idea es generar algo de atractivo turístico y dar vida al pueblo. Aquí se quiere que gente de fuera venga al barrio, que está muy criminalizado con ideas que he visto que están muy equivocadas. Pero lo más importante es dar identidad y visibilidad a lo que quizá no es tan fácil que sea visible en una zona que ha estado muy abandonada”, reflexiona Safont. 

“Pueden tener un efecto inmediato en la percepción de los vecinos. Y, de cara afuera, nos puede convertir en el barrio de los murales”, piensa Teresa Pardo, miembro de SOS Besòs. Menciona los casos de las grandes composiciones de arte urbano de Glasgow y las del Bronx, en Nueva York. Resalta que es clave que los grafiteros que acudan a dejar huella en el barrio lo pisen y traten de conocerlo antes de pintar. “Queremos que los murales sean referentes alejados del estigma y una forma de reivindicar el derecho al espacio de la gente del barrio, que reflejen la convivencia, la multiculturalidad… Son riquezas a resaltar. Se olvida que el polígono se construyó entre 1959 y 1963 y que viene del realojo de personas migradas, como ahora. Lo único que varía es el origen. Es la memoria borrada de Barcelona, que hay que recuperar y poner en valor”, postula Pardo.  

Además, el proyecto entronca con el plan de regeneración pendiente para paliar la aluminosis y otros achaques estructurales en el Besòs, que aún condicionan a este extremo de Barcelona. Se estima que 2.824 viviendas arrastran daños. "Es un primer mensaje de que no nos olvidamos del barrio y de que hacemos más ambicioso el proyecto para regenerar casi 3.000 viviendas, que se tienen que rehabilitar todas, con el compromiso y la financiación de todas las administraciones", sostiene la teniente de alcalde de Urbanismo, Janet Sanz.

El artista urbano Slim Safont, delante del mural que ha pintado en el Besòs i el Maresme, en Barcelona.

El artista urbano Slim Safont, delante del mural que ha pintado en el Besòs i el Maresme, en Barcelona. / ZOWY VOETEN

No se han concretado cuáles podrían ser los próximos inmuebles a ser decorados en el Besòs ni qué evocarían los grafitis. En todo caso, las luchas vecinales y la memoria histórica se insinúan como dos probables fuentes de inspiración. Poch subraya que resulta fundamental que “los murales tengan significado para la gente del barrio”, como el de Safont, un artista de Berga que, con 27 años, se ha granjeado proyección internacional. Este martes apuraba los últimos brochazos antes de volar a Atenas. “Tengo ya todo el año lleno de encargos. Ningún otro es en Barcelona”, confiesa. Por el Besòs se han empezado a saldar cuentas pendientes.