Sector a debate
El Port ultima 50 medidas para integrar mejor los cruceros en Barcelona
Lluís Salvadó: "Nos arremangaremos para que en un par de años cambie la percepción sobre los cruceros en Barcelona"
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Patricia Castán
Periodista
Periodista en El Periódico de Catalunya desde 1996. Ha ejercido de redactora y jefa de sección en Gran Barcelona. Especializada en los ámbitos de economía local, comercio, turismo, vivienda, ocio, gastronomía y tendencias urbanas.
Cristina Buesa
Periodista
Especialista en infraestructuras de movilidad, me ocupo de los temas de economía azul y de la Copa América de vela.
Patricia Castán / Cristina Buesa
A poco más de una semana para el primer plenario del Consell per la Sostenibilitat dels Creuers, el Port de Barcelona ultima un total de 50 medidas que presentará al conjunto del sector y administraciones para integrar mejor la actividad de los cruceros en la capital catalana. En palabras de su presidente, Lluís Salvadó, se trata de "reducir el impacto y maximizar el retorno" a la ciudad de la actividad. El puerto asume que "es necesario mejorar el encaje" de un segmento turístico que en su mejor año registró 3,2 millones de movimientos, que no equivalen a turistas porque quienes inician y acaban ruta en la ciudad (como puerto base) se contabilizan dos veces y porque el porcentaje de viajeros nacionales (sobre todo catalanes y de la propia ciudad) sigue creciendo.
La iniciativa de crear un consejo de este tipo (alineará a Port, ayuntamiento y Generalitat, así como a navieras, consignatarios, proveedores y demás operadores) fue anunciada por Salvadó como respuesta a las quejas expresadas reiteradamente por la alcaldesa Ada Colau contra el sector. El máximo responsable del Port está convencido de que "hay recorrido de mejora" y de que las medidas que planean impulsar favorecerán "la perspectiva de la ciudadanía sobre los cruceros en dos años".
Las propuestas se presentarán en el marco de la primera reunión del Consell per la Sostenibilitat dels Creuers que se celebrará a principios de mayo
"Esto va más allá del acuerdo de Palma", explica a EL PERIÓDICO, en alusión a las limitaciones impuestas en Mallorca para evitar la saturación de cruceros. Pero las comparaciones entre ambos casos son relativas porque su capital cuenta con una cuarta parte de la población de Barcelona, lo que hace que el impacto de los megracruceros sea muy distinto.
En el caso barcelonés, las 50 medidas que presentará el Port al Consell per la Sostenibilitat de Creuers, que se reunirá la primera semana de mayo, recogen planteamientos no solo de su cosecha, sino también formulados en diferentes ocasiones tanto por el consistorio como por los operadores. La idea es alcanzar un acuerdo para su implementación lo antes posible y tener abierto un espacio de diálogo entre todas las partes. También disponer de "información y transparencia" sobre los datos de la actividad.
Distintos ámbitos de actuación
Según información avanzada a este diario, las propuestas van de la movilidad al fomento de nueva actividad económica con la ciudad, tanto desde el abastecimiento de materias como con la apertura de nuevas actividades turísticas llamadas a la descentralización.
Así, Salvadó explica que han llevado a cabo un estudio de movilidad vinculado a la actividad de los cruceros, para detectar las necesidades tanto dentro de la infraestructura portuaria como a la salida de los buses que conducen a la ciudad. Este es de hecho uno de los principales problemas que ha puesto a los cruceristas en el punto de mira de los Comuns. Los que visitan la ciudad por su cuenta son trasladados en bus desde los buques hasta Drassanes, de modo que en momentos de desembarco se los ve por cientos en la Rambla.
Puntos de desencochado
Un fenómeno similar sucede en plaza de Catalunya con los miles de turistas que a diario en temporada alta llegan en Rodalies al centro de la ciudad. Pero su distribución es más discreta en tanto que los trenes llegan todo el día regularmente, insuflando excursionistas sin parar, mientras que los grandes cruceros pueden suponer la salida simultánea de hasta 3.000 o 4.000 personas. Estos últimos son los únicos que pagan tasa turística (de 3,75 a 5,75 euros según las horas de permanencia).
En este sentido, el Port planteará distintos puntos de desencochado de los pasajeros que tomen los buses portuarios. También negociará con las navieras para que las excursiones no se inicien en puntos calientes de la ciudad. Es el ayuntamiento quien tendrá la ultima palabra sobre los espacios para la distribución de estos visitantes.
Dentro de las instalaciones portuarias, también se desarrollarán diferentes medidas, teniendo en cuenta el próximo traslado de la actividad de los ferris al muelle Adossat, lo que implicará un gran trasiego de personas y vehículos. La primera consecuencia será plantear el desdoblamiento del puente móvil Porta d'Europa que lo conecta, como informó el domingo este diario.
Repartir los visitantes y favorecer intereses variados
En el ámbito también de los desplazamientos de los pasajeros, se pretende desarrollar una estrategia con distintos museos y espacios culturales para abrir el abanico de las excursiones proyectadas en la actualidad por las distintas navieras, muy concentradas en cuanto espacio y oferta. Mejorando las propuestas se espera distribuir mejor por la ciudad a los cruceristas que salen del barco. En la misma línea, se quieren abrir nuevas vías fuera de la capital catalana con ayuda de Turisme de la Generalitat, aprovechando la gran cantidad de turistas repetidores que ya conocen Barcelona: desde otros pueblos de costa hasta enoturismo. Actualmente, un 6% de los pasajeros visitan puntos fuera de la metrópolis, detalla el presidente.
Uno de los puntos más enfocados en el retorno económico de la actividad es un plan que implique a los "sectores productivos locales". Empezando por un mayor abastecimiento de productos frescos desde el puerto barcelonés, con ayuda de un 'marketplace' que favorezca este vínculo y agilice la compra. Ya se han producido reuniones con los operadores y con distribuidores locales para ver cómo se podría ampliar y optimizar este negocio. En la actualidad, muchos barcos adquieren estos productos en Civitavecchia (el puerto de la escala en Roma, y gran competidor de Barcelona).
La sostenibilidad, prioritaria
La sostenibilidad es uno de los episodios prioritarios. En este sentido el Port ya está llevando a cabo los procesos para poder conectar los buques a la red eléctrica (2026) cuando estén atracados, y abandera la llegada de cruceros de nueva generación alimentados con gas natural licuado, mucho menos contaminante. Una gabarra proporciona el carburante y ha posibilitado que algunos de los grandes estrenos de la temporada de GNL elijan Barcelona como puerto base.
Ya representan el 20% y las medidas se encarrilan a ampliar esta cuota. A corto plazo, "las emisiones contaminantes caerán de forma drástica", subraya. Se ha programado también un despliegue fotovoltaico, que ahora está al 10%. La normativa europea aprieta, a su vez, para reducir las emisiones portuarias en el continente antes de 2025.
Crecer como puerto de inicio y final de rutas hasta el 75% de la operativa (ahora es el 58%) se plantea como una meta viable, dice Salvadó, si el puerto tiene una infraestructura cada vez más competitiva. El desarrollo de las nuevas terminales concentradas en el Adossat (hasta 7, en 2026) y la inversión público-privada para que sean las más modernas de Europa es una de las armas que exhibe para que las navieras "elijan Barcelona sea aún más competitiva como puerto de salida", y cada vez menos barcos recalen solo para hacer escala de unas horas.
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