Relevo en el Gremi de Restauració

Salva Vendrell: "A los restauradores nos preocupa la inflación, pero aún más las decisiones políticas"

El nuevo presidente de la entidad afronta las cruzadas abiertas con el gobierno Colau por la consolidación de las terrazas covid, los concursos del Port Olímpic y las playas y la restricción comercial del Eixample

Salva Vendrell, elegido nuevo presidente del ­­­Gremi de Restauració de Barcelona

Salva Vendrell, nuevo presidente del Gremi de Restauració de Barcelona, sentado en su bar Marcel de la calle Santaló

Salva Vendrell, nuevo presidente del Gremi de Restauració de Barcelona, sentado en su bar Marcel de la calle Santaló / Àngel García

Patricia Castán

Patricia Castán

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Los bares y restaurantes de Barcelona, que han protagonizado cientos de titulares en los últimos años tanto por los efectos de la pandemia como por sus discrepancias con algunas políticas del ayuntamiento de Ada Colau, estrenan representante al frente del Gremi de Restauració. Se trata de Salva Vendrell, que durante siete años había presidido la entidad Barcelona Comerç y ahora pasa a ocupar el mismo cargo en la patronal de la hostelería, relevando a Pere Chias desde este martes.

Hágame una pequeña radiografía actualizada del sector que usted tripulará desde hoy en Barcelona.

Con más de 70.000 trabajadores, 6.500 terrazas y alrededor de 9.000 establecimientos, estamos presentes en todos y cada uno de los barrios de la ciudad. Somos un sector estratégico para la economía local. Al mismo tiempo, damos un servicio esencial a los barceloneses y somos parte de la vida de la gente.

Durante años ha representado a los ejes del comercio de barrio desde Barcelona Comerç, que mantiene una buena relación con el ayuntamiento. ¿Cómo afronta el salto a la patronal de la restauración, que vive importantes conflictos con el consistorio?

Con mucha ilusión porque es el sector al que mi familia y yo nos hemos dedicado toda la vida. Afortunadamente, me sumo a una entidad que ha sabido profesionalizarse y liderar las luchas del sector, que han sido muchas: antes, durante y después de la pandemia.

La alcaldesa y su equipo los han tratado en muchas ocasiones como un lobby. ¿Qué les diría?

Que, efectivamente, lo somos. Como también lo son los ecologistas, los taxistas o los vecinos que se agrupan para quejarse sobre un determinado asunto. Unos y otros aspiramos a que la administración tenga en cuenta nuestro punto de vista y no hay nada de malo en ello. Lo contrario, que el poder público se ejerza de espaldas a la ciudadanía, sería antidemocrático. En todo caso, algunos de estos lobbies somos independientes.

Somos un lobby como también lo son los ecologistas, los taxistas o los vecinos que se agrupan para quejarse de un determinado asunto

¿Cuál es el frente prioritario para la restauración en este momento?

Es obvio que preocupa la inflación y el precio de la energía, pero preocupa aún más la cadena de decisiones que toman las administraciones, todas ellas sin excepción, y que poco a poco van laminando los márgenes del sector y complicando el ejercicio de nuestra profesión.

La política de terrazas ha vivido varias etapas, de la guerra inicial de la ordenanza a las terrazas extraordinarias del covid, que aún no han finalizado el proceso de consolidación. ¿Cómo ve la situación en este momento?

Con el tiempo, la gente echará la vista atrás y será incapaz de entender cómo el consistorio pudo llegar a poner en duda algo tan nuestro y tan mediterráneo como las terrazas. El gobierno pactó con el Gremi consolidar las mesas autorizadas en la pandemia y ahí está la hemeroteca para confirmarlo. Sin embargo, hoy por hoy solo se puede hacer un balance positivo de esta medida en Sarrià-Sant Gervasi. Los más de mil restauradores que han recibido una denegación tienen derecho a sentirse defraudados. Por suerte para ellos, tienen al gremio a su lado.

Salva Vendrell, nuevo presidente del Gremi de Restauració de Barcelona, sentado en su bar Marcel de la calle Santaló

Salva Vendrell, nuevo presidente del Gremi de Restauració de Barcelona, sentado en su bar Marcel de la calle Santaló / Àngel García

Se acercan las elecciones municipales. ¿Con qué partidos tienen más sintonía sobre las políticas que afectan al sector?

La sintonía del gremio es para con los restauradores. Nuestro deber es defenderlos ante los poderes públicos con independencia del partido o partidos que ostenten el poder en cada momento. Ahogar a las empresas no es ni de derechas ni de izquierdas, es ir en contra de la ciudad.

Han sido muy críticos también con el proceso de renovación de la gastronomía del Port Olímpic. ¿Qué opina usted del desenlace?

El principal problema han sido los alquileres desmesurados que ha fijado el ayuntamiento. En su momento ya advertimos sobre ello, y el hecho de que apenas se hayan presentado empresas y de que incluso haya locales desiertos nos da la razón. No obstante, los ganadores son restauradores de reconocida solvencia. Ahora toca revisar las condiciones para asegurar la viabilidad de los negocios.

Otro tema de pugna ha sido la gestión municipal de las concesiones de los chiringuitos de la playa, que sigue pendiente de un cambio de modelo. ¿Qué pedirá en este sentido?

De entrada, que se lleve a la práctica el cambio de modelo que prometió el ayuntamiento. La subasta tiene que ser sustituida por un sistema que premie la calidad. La Administración debería entender que los chiringuitos pueden ser un buen aliado en la mejora de la oferta global que se ofrece en las playas. No son el enemigo.

En Barcelona hay unos pocos vecinos que, legítimamente, quieren vivir en el centro y a quienes les molesta todo lo que ello conlleva

Ustedes han reiterado durante estos años, que la FAVB no encarna realmente a ‘los vecinos de Barcelona’. ¿Cómo creen que debería estar representada la ciudadanía en cuestiones como la regulación de las terrazas?

La ciudadanía se pronuncia diariamente frecuentando y disfrutando de estos espacios sin ningún tipo de complejo o de contradicción. Un paseo por la ciudad, a cualquier hora del día, basta para comprobarlo. No hace falta añadir nada más.

¿Están de acuerdo en que la saturación de calles como Enric Granados resulta insostenible?

No será ni por las terrazas ni por la restauración. Enric Granados es una de las calles mejor valoradas de Barcelona. Luego hay unos pocos vecinos que, legítimamente, quieren vivir en el centro y a quienes les molesta todo lo que ello conlleva: el bullicio de gente, las terrazas, los turistas, los barceloneses que se acercan al centro a hacer sus compras o a disfrutar de la oferta gastronómica y demás.

Son críticos también con el plan de usos del Eixample. ¿Qué opinan de la última versión, más laxa, presentada recientemente y que tampoco ha logrado consenso entre los Comuns y sus socios del PSC?

Persiste en el error, habitual en este tipo de normas, de criminalizar a los bares y restaurantes cuando, verdaderamente, la restauración es un sector que dinamiza los barrios y los ejes comerciales.

La pandemia ha quedado atrás, pero ¿quedan secuelas en la restauración?

La pandemia, hoy, se vive en forma de facturas pendientes, un tremendo dolor de cabeza para los pequeños autónomos. Muchos restauradores tardarán meses, incluso años, en pasar página de esta crisis.

Salva Vendrell, nuevo presidente del Gremi de Restauració de Barcelona, sentado en su bar Marcel de la calle Santaló

Salva Vendrell, nuevo presidente del Gremi de Restauració de Barcelona, sentado en su bar Marcel de la calle Santaló / Àngel García

El 2023 viene marcado por nuevas amenazas: la inflación, un posible descenso del consumo, los costes de los suministros… ¿Cómo lo afrontan?

Como la mayoría de los barceloneses, con mucha preocupación. Y haciendo verdaderos equilibrios para que las empresas sigan siendo viables sin tener que repercutirle al cliente todo el incremento de costes.

Otro de los grandes problemas que afectan a la hostelería es la falta de profesionales y de vocaciones. ¿Puede el sector ofrecer mejores sueldos y conciliación?

Los sueldos en Barcelona son hasta un 20% superiores a los de Madrid, y todavía más elevados si los comparamos con los de otros sectores aquí en la ciudad. No lo digo yo, lo dicen los convenios colectivos. Con demasiada frecuencia oímos afirmaciones que no por repetirse se corresponden con la realidad.

¿Cómo se puede dignificar el trabajo en bares y restaurantes?

Trabajar en un bar o en un restaurante es una profesión muy digna. Quizá lo que falta es que los gobernantes pongan a este sector en el lugar que le corresponde y en el que merecen sus profesionales.

¿Qué papel tiene el turismo en la restauración y la supervivencia de tanta oferta?

El nuestro no es un sector turístico. La mayoría de los locales tiene al barcelonés como cliente principal. Sin embargo, no por ello dejamos de ser conscientes de la importancia que tiene el éxito internacional para una parte de los establecimientos y para el conjunto de Barcelona.

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