Pantallas

Los 'bots' no son ficción

MIKEL LEJARZA

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En este siglo no es necesario conquistar nuevos territorios ni imponer normas o tecnologías de trasporte para lograr la hegemonía. Vivimos en una sociedad en la que mayor parte del trabajo lo hacen las máquinas.

Imagínense si todas las búsquedas que efecuamos en Google las tuviesen que hacer millones de personas contratadas para ello. Imposible. Hay tareas que ya son sólo aplicables a las máquinas. Pero para que funcionen es necesario que los humanos las programen. Por eso hay quien dice que saber programar un ordenador es la literatura de nuestro tiempo, el modo en que se crean las historias hoy en día.

Mientras que la trasformación que impulsó Gutenberg fue una movilización del alfabeto y sus usos, las mutaciones sistemáticas del digital lo están cambiando todo y creando nuevos ecosistemas y maneras de vivir. Es posible que los dispositivos móviles sigan siendo el punto de entrada del mundo digital por un tiempo, pero el corazón informático del mañana no estará en los sistemas operativos tradicionales (Windows, Mac, IOS, Android) sino en plataformas de audio y texto, con las que podremos conversar, mirar y ser vistos y con las que compartiremos nuestra vida del modo en que ahora lo hacemos con otros seres humanos.

Serán sistemas llenos de inteligencia artificial y realidad virtual que se acercarán cada vez más a lo que durante miles de años hemos definido como humano, imitando nuestro comportamientos sensoriales y cerebrales y al mismo tiempo, complementándonos. Estamos hablando de máquinas que nos responden, de asistentes virtuales, de robots con los que conversar. Máquinas con una enorme cantidad de datos, sensores, píxels, algoritmos, llevas de inteligencia artificial, pero también de programación neurolingüística y conectadas a la nube, capaces de ofrecer servicios personalizados bajo demanda.

No es ciencia ficción: muchos usamos ya bots [programas informáticos que imitan comportamientos humanos] o botschatbots que se integran en la mensajería o los SMS y nos ofrecen servicios a través de conversaciones reales para informarnos, reservar vuelos, habitaciones de hotel, pedir comida, solicitar un taxi, organizar la agenda o simplemente jugar. Todo ello se puede hacer mientras se conduce un coche o sin tener que escribir un texto o abrir una aplicación. Son mayordomos virtuales que anticipan nuestras necesidades, responden preguntas, reconocen nuestra salud, lenguaje y costumbres. Siri de Apple, Google Nox, Alexa del terminal Echo de Amazon y Cortana de Microsoft iniciaron el camino. Sus bots permiten la búsqueda por voz, pero eso solo es el principio.

Los fundadores de Siri presentarán en breve Viv, y Google ya trabaja en un competidor de Echo. Junto al desarrollo de estas plataformas controladas por voz, se están desarrollando funciones de lectura automatizada en el móvil, que en confluencia con los auriculares sin cable van a ponernos en breve a todos un ordenador en la oreja al que podremos utilizar como nuestro secretario particular.

Añádanle la realidad virtual, que Samsung ya está trabajando en unas lentillas conectadas y que Google ha presentado una patente para inyectar imágenes directamente en la retina, y quizá entiendan el pronóstico de quienes creen que en cinco años no sabremos si hablamos con una persona o con una máquina cuando discutamos con nosotros mismos.