BCN no descarta el uso del casco y seguro obligatorios para ciclistas

Un pez que se muerde la cola. El ayuntamiento presentó hace escasas semanas un plan para mejorar la seguridad de los peatones. Las bicis suelen ir por las aceras, ergo, los ciclistas atentan contra el bienestar del viandante y es menester que se vayan con el pedaleo a otra parte. Ayer se confirmó su nuevo hábitat, que no podía ser otro que la calzada. Solo podrán usar las escasas aceras que estén señalizadas. Y puesto que mandamos a este colectivo al asfalto, se impone retomar un viejo debate hasta la fecha hacedor de furias: el uso obligatorio del casco y, en menor grado de ira, la contratación de un seguro. La bici ya era un medio de transporte consolidado, pero todavía mantenía algo de ese juguete de verano. De patitas en la calle, sin refugio junto a las fachadas, el ciclista tendrá que adaptarse o dimitir.

Se presentaba el plan de fomento de la bici pero en el fondo se dibujaba un cambio de modelo. Eduard Freixedes, concejal de Movilidad, argumentó ayer la necesidad de actuar ante un paradigma que consideró «colapsado» y con «excesivas alarmas encendidas». La filosofía de CiU parte de una premisa discutible. Según el edil, las zonas 30 de Barcelona son totalmente «aptas y seguras» para la circulación de bicis. Acto seguido admitió que en muchas calles no se respeta este límite de velocidad, lo que generó todo un oxímoron con su anterior afirmación.

Lo cierto es que muchos ciclistas recurren a las aceras en busca de seguridad. Es cierto que otros las usan por comodidad o incluso por diversión injustificable, pero si ese primer segmento de inexpertos opta por ir junto al peatón es porque no ve claro lo de mezclarse con hercúleos vehículos motorizados.

DATOS CIENTÍFICOS / Decisiones como esta requieren números, informes que les den peso científico para que nadie crea que se trata de una mera tesis política. El dosier de prensa aporta un dato: desde el 2002, un total de 528 personas han sido atropelladas por un ciclista, uno cada semana o 0,14 al día. Para coger perspectiva, sepan que cualquier martes se van al suelo unos 17 motoristas y en ningún caso se ha optado por una estrategia del todo o nada para reducir la siniestralidad de la moto.

El veto a las bicis en las aceras se hará por medio de la ordenanza, ese reglamento municipal desconocido hasta que un agente lo pone sobre el capó. En el caso de la bici, la norma actual -«tan difícil de cumplir como de hacer cumplir», detalló el concejal- dicta que el ciclista puede usar zonas peatonales de más de cinco metros de ancho. CiU, que prevé tener el reglamento listo para el 2013, eliminará este punto y estipulará que solo se pueda circular por aceras señalizadas a tal efecto. Freixedes precisó que estas zonas «se podrán contar con los dedos de una mano» y adelantó que la Gran Via será una de ellas. Sobre el uso del casco, admitió que no está descartado y que puede ser «objeto de debate en el futuro». Y sobre el seguro, instó a la DGT a incluirlo en la nueva ley estatal para que sea un elemento obligatorio.

Otro carril que no se tocará es el de la Diagonal en su caótico tramo central, decisión que llama la atención si se tiene en cuenta el deseo de que la bici sea «un medio seguro que garantice la correcta convivencia entre ciclistas y peatones». El edil aseguró que no se actuará en la avenida hasta que no se reforme, cosa que no pasará antes del 2014. Puesto que es usada por muchos ciclistas, dijo, el remedio podría ser peor que la enfermedad. ¿Y qué tal convertir los laterales en zona 30 y echar a las bicis siguiendo el nuevo dogma?

CRUCES PELIGROSOS / El plan, con un presupuesto de cinco millones hasta el 2015, prevé la revisión de los cruces en los que se han producido al menos tres accidentes con una bici implicada, así como la creación de «puentes ciclistas» para resolver los puntos en los que el carril bici pierde la continuidad. También la mejora del vial de Paral·lel y el estudio de nuevos ejes para el pedaleo, como la Ronda del Mig, Via Augusta, Maragall o Via Laietana.

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