Física / Neurociencias

Los sistemas emergentes podrían tener la clave de la consciencia

Explicarían cómo la consciencia puede surgir desde alguna forma de comportamiento colectivo desconocido entre las neuronas

La humedad del agua es un ejemplo de sistema emergente: esta propiedad solo surge ante un gran número de elementos que interactúan entre sí, ya que una molécula de agua en forma individual no presenta esta característica.

La humedad del agua es un ejemplo de sistema emergente: esta propiedad solo surge ante un gran número de elementos que interactúan entre sí, ya que una molécula de agua en forma individual no presenta esta característica. / Crédito: cromaconceptovisual en Pixabay.

Pablo Javier Piacente

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

En algunos casos, la simple comprensión de los componentes básicos de un sistema no explica el fenómeno en cuestión, y mucho menos permite recrearlo desde cero: son los llamados sistemas emergentes. De acuerdo a diferentes teorías, esta clase de organización poco explorada en diferentes fenómenos naturales podría contener la llave para explicar el misterio del origen de la consciencia, entre otros grandes enigmas científicos.

Los sistemas emergentes son aquellos donde sus propiedades intrínsecas no pueden explicarse por las de sus partes constituyentes, sino únicamente a partir de su integración y carácter interactivo. Un ejemplo claro de un sistema emergente es la humedad del agua, que solo existe cuando todos los elementos que la componen se unen en un número determinado y bajo ciertas condiciones, ya que una única molécula de agua no posee humedad. 

Este mismo mecanismo podría explicar grandes misterios de la ciencia, como por ejemplo la consciencia, que según algunas teorías neurocientíficas podría surgir de algún tipo de comportamiento colectivo de las neuronas. Algo similar sucedería en cuanto al fenómeno de la superconductividad de ciertos materiales, entre otras cuestiones.

¿La explicación para los grandes misterios?

De acuerdo a un

artículo

publicado en New Scientist, que recoge la opinión de diferentes científicos relacionados con el estudio de los sistemas emergentes, este tipo de fenómenos son omnipresentes en la naturaleza y su comprensión en profundidad podría abrir las puertas a una verdadera revolución en diversos campos de la ciencia, como la física o las neurociencias. 

Sin embargo, el estudio de los fenómenos emergentes puede ser tan prometedor como extremadamente complejo. El problema es que pone patas para arriba el enfoque estándar de la investigación científica, que intenta descomponer los sistemas a gran escala o macroscópicos hasta llegar a sus partes microscópicas constituyentes, para deducir así las leyes que gobiernan cada sistema. 

Una nueva visión

Pero esto no funciona cuando nos enfrentamos a

sistemas emergentes

, algo que nos lleva a entender por qué fenómenos como la consciencia o la superconductividad no han logrado explicarse aún. Al igual que en el ejemplo de la humedad del agua, no existe nada en forma individual en las neuronas que pueda explicar el surgimiento de la consciencia humana: su origen estaría en una forma desconocida de interacción entre las redes neuronales, de acuerdo a este enfoque. 

Vale recordar que

hablamos de consciencia

como la capacidad del ser humano para percibir la realidad y reconocerse en ella, a partir de la cual surgen un sinnúmero de expresiones y creaciones humanas.

Algo similar sucede en el caso de la superconductividad, que es la capacidad intrínseca que poseen ciertos materiales para conducir corriente eléctrica sin resistencia ni pérdida de energía en determinadas situaciones. Las propiedades específicas de estos materiales no explican esta capacidad, pero algo la “activa” bajo ciertos contextos o interacciones. 

Estudiar a fondo los sistemas emergentes

Según Jessica Flack, del Santa Fe Institute (SFI) en Nuevo México, Estados Unidos, la clave está en cambiar el enfoque a través del cual abordar los fenómenos emergentes. En principio, es necesario caracterizar mejor los diferentes grados de emergencia, para que tengamos más posibilidades de encontrar una explicación de cómo funcionan estos sistemas. “Una tarea clave para la ciencia es comenzar a cuantificar estas variaciones y detectarlas con precisión”, indicó Flack a New Scientist.

Por ejemplo, sería posible realizar experimentos que eliminen determinadas variables, con el propósito de caracterizar el comportamiento macroscópico de una manera que permitiera trabajar hacia atrás, hasta llegar a definir las características microscópicas. Para Flack, esto sería similar a inferir las propiedades estadísticas de las moléculas de gas al examinar cómo la presión, la temperatura y el volumen de un sistema pueden afectarlas. 

Siguiendo este esquema es posible que no podamos identificar una causa única o precisa para los fenómenos emergentes, pero podemos arribar a una serie de parámetros que, poco a poco, comiencen a darnos pistas para explicar su funcionamiento. ¿Será esta propiedad “oculta” en ciertos sistemas la que finalmente explique los grandes misterios que nos subyugan, como por ejemplo el origen de la consciencia?