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Puigdemont ¿se queda? Las cuatro opciones del expresident tras las elecciones

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Carles Puigdemont, en el acto final de campaña en Elna (Francia)

Carles Puigdemont, en el acto final de campaña en Elna (Francia) / DAVID BORRAT / EFE

Carlota Camps

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El expresident Carles Puigdemont afirmó en múltiples ocasiones durante la campaña electoral catalana que solo contemplaba dos opciones: regresar al Palau de la Generalitat siendo reelegido como president o abandonar la primera línea política. "En absoluto me veo como líder de la oposición", llegó a afirmar. Sin embargo, con el escrutinio del 12 de mayo en mano, los escenarios son múltiples, y en Junts no descartan ninguno. Sea como sea, la versión previa a la cita con las urnas puede verse alterada y no ser ya una dicotomía incompatible para Puigdemont.

De momento, el líder de Junts mantiene que quiere presentarse a la investidura, a pesar del rechazo sin paliativos que ya ha recibido del PSC, que debería abstenerse pese a haber ganado los comicios. Y, hasta que no se supere esta pantalla y se asuma que Salvador Illa cuenta con opciones plausibles para ser president, ni Puigdemont ni su partido abrirán el melón sobre su futuro. Un adiós del exjefe del Govern, que no ocupa ningún cargo orgánico en las filas posconvergentes, les obligaría a buscar un relevo, algo que inevitablemente desataría una nueva pugna interna, por lo que algunos dirigentes quieren evitar que se marche. Estas son las cuatro opciones que se le plantean a Puigdemont:

Dejar la política activa

Dejar la política activa

Puigdemont ha defendido en más de una ocasión que un expresident no puede quedarse en el Parlament ejerciendo de jefe de la oposición, ni tampoco aspirar a un puesto en el Senado o en "algún consejo de administración". Una opinión que comparte el aún president en funciones, Pere Aragonès, que tras el batacazo de los republicanos ya anunció que ni siquiera recogería el acta de diputado. Pero hay matices entre los dos.

El líder moral de Junts sí prevé hacerse con las credenciales de parlamentario. En campaña aseguró que asistiría a la Cámara el día de la investidura, fuera la de Salvador Illa o la suya. Despedirse desde el atril le serviría para dar más pomposidad a su adiós, para reivindicar la amnistía como un triunfo propio que avale sus pactos con Pedro Sánchez y cerrar el círculo de la desjudicialización, aunque no pueda cumplir con la promesa de volver a Catalunya para ser "restituido". Sin embargo, esta opción obligaría al partido a hacer una restructuración interna y, sobre todo, a buscar un sucesor que consiga unificar todas las almas de la formación.

Ejercer de jefe de la oposición

Ejercer de jefe de la oposición

El expresident, que quedó segundo en las elecciones con 35 diputados, siete menos que el PSC, también tiene la posibilidad de quedarse como diputado en el Parlament y ejercer de jefe de la oposición. Es el cargo que hasta ahora ostentaba Illa, en su caso, a pesar de haber ganado los comicios de 2021. Esta vía dejaría tocada la credibilidad de Puigdemont y también el rol épico y de "president legítimo" que ha intentado vender desde la supresión de la autonomía con la aplicación del artículo 155 de la Constitución, pero aparcaría la crisis sucesoria dentro de Junts.

Por este motivo, algunos de sus allegados quieren convencerle para que se quede. Al menos un tiempo más, con el argumento de que Illa tendría un gobierno débil, en minoría, que podría tambalear en algún momento y, mientras, puede ir rehaciendo puentes dentro del bloque independentista, a pesar de tener solo 59 diputados en la Cámara -61 si se cuentan los dos parlamentarios de Aliança Catalana-.

Puigdemont cree que ya ha dado suficiente al partido y que está en su derecho de retirarse, pero está por ver el poder de convicción de su entorno.

Dejar el acta, pero liderar el independentismo

Dejar el acta, pero liderar el independentismo

El expresident también podría elegir el camino intermedio. Dejar el Parlament, tal y como se comprometió para no rebajar su figura a jefe de la oposición en una cámara autonómica, pero no alejarse del todo de la política activa y proponerse liderar de nuevo el independentismo.

A ello aspiran fuentes de Junts consultadas por EL PERIÓDICO, que apuntan que Puigdemont es "el único líder" que tiene ahora mismo el movimiento. Argumentan que sacaron 15 escaños de ventaja a ERC y que tampoco está claro quién comandará la formación rival a partir del congreso extraordinario que los republicanos celebrarán el 30 de noviembre. El hecho de que Oriol Junqueras pueda mantenerse al frente de ERC, si la militancia lo avala, puede incentivar a Puigdemont a hacer lo propio en Junts, eso es, a tratar de ser reelegido como jefe de las filas a nivel orgánico, pero sin estar en el Parlament.

Esta opción permitiría a Junts no hacer grandes cambios internos, ya que Puigdemont ostenta el poder de forma indiscutible y pocos o nadie se atreverían a cuestionarlo. Sí obligaría a organizar el grupo parlamentario sin su presencia y a decidir si se repite la estructura de la anterior legislatura, con Albert Batet como presidente del grupo y Mònica Sales como portavoz. Esta sería una remodelación de poco calado.

Volver a presidir Junts

Volver a presidir Junts

La opción de volver a ser reelegido como presidente de Junts no es incompatible con el resto de opciones. Puigdemont dejó el cargo del partido que él mismo creó, en 2022. En aquel momento, llevaba un tiempo alejado de la gestión del día a día y cedió el testigo a Laura Borràs, como presidenta y a Jordi Turull, como secretario general. Sin embargo, a pesar de no tener ningún cargo ejecutivo, nunca dejó su papel de líder de facto.

Que ahora pudiera volver a presidir el partido es una opción que está sobre la mesa, y que algunos dirigentes como el exalcalde Xavier Trias han planteado ya públicamente, aunque varias fuentes descartan que tenga opciones reales de prosperar. Serviría para acabar con la anomalía actual, en la que Borràs mantiene la presidencia de la formación a pesar de que ha ido perdiendo adeptos y apoyos internos. Pero a Puigdemont nunca le ha gustado la vida de partido al uso.

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