Educación en Catalunya

Cristina Sans, profesora: "Los alumnos ven el catalán como la lengua de los profes, y se rebotan"

El 20,9% de los adolescentes no tiene ningún contacto con el catalán fuera del instituto

La presión del grupo acorrala el uso del catalán entre los jóvenes: "Lo más importante para un adolescente es seguir la norma, y la norma es el castellano"

El castellano gana terreno al catalán en los adolescentes (también) porque es lo que ven en sus padres

Cristina Sans, profesora de catalán del Montserrat Roig, en Sant Andreu de la Barca.

Cristina Sans, profesora de catalán del Montserrat Roig, en Sant Andreu de la Barca. / MANU MITRU

Helena López

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Según la última Enquesta a la Joventut de Catalunya 2022, el 45,5% de los jóvenes entre 15 y 19 años tienen como lengua inicial [materna] el castellano, pero hay institutos, barrios y municipios donde este porcentaje se eleva de forma muy significativa. Y ya no es solo que el alumnado no hable catalán en sus casas (ni fuera de ellas), sino que no lo siente como lengua propia, pese a que la mayoría ha nacido en Catalunya. ¿Qué ha fallado? Hablamos de ello con Cristina Sans, que desde hace seis años es profesora de catalán en el Instituto Montserrat Roig de Sant Andreu de la Barca, uno de los tres centros de secundaria de este municipio del Baix Llobregat, todos públicos, donde la lengua habitual de la inmensa mayoría del alumnado es el castellano.

"Igual que llega un momento en el que todos se peinan y visten igual, la moda es también hablar en castellano"

-Al principio de curso, les pregunto cuántos hablan catalán en casa. Normalmente, en un grupo de entre 25 y 30 alumnos, son entre cero y tres. Y de estos, entre cero y tres quizá hay alguno que hable catalán solo con la madre o solo con el padre, el 50% de las conversaciones de casa. Que hablen 100% en catalán, poquísimos casos.

-Eso en casa. ¿Y en el instituto? ¿En el patio?

-En el patio hablan todos en castellano. En el patio y en los pasillos. Todos. No creo que sea una cuestión política ni ideológica, sino una cuestión de moda. Igual que hay un momento en el que todos los chicos se peinan y se visten igual, dentro de esta moda también entra hablar en castellano; y ellos se sienten cómodos así. Cuando les pregunto cuándo hablan en catalán, muchos me dicen que para hacer bromas.

"Los profesores de catalán tenemos la sensación de remar a contracorriente y de que, si paramos de hacerlo, nos vamos para atrás"

-¿Bromas?

-Sí, para reírse; para hablar despectivamente, para imitar a alguien... Lo sienten como una lengua de segunda. También hay mucho de comodidad. Muchos alumnos no le ven la utilidad. ¿Para qué tengo que hablar en catalán si en castellano me entienden en todas partes? Se mueven en un entorno en el que el catalán no es una lengua necesaria. 

Cristina Sans, profesora de catalán en el instituto Montserrat Roig de Sant Andreu de la Barca.

Cristina Sans, profesora de catalán en el instituto Montserrat Roig de Sant Andreu de la Barca. / MANU MITRU

-¿Es necesaria para aprobar, no?

-Sí. La entienden como la lengua de los profes, y también hay un punto de rebote contra eso. Yo hago clase de catalán y muchos alumnos me contestan en castellano en la propia clase de catalán. Eso al principio sí que me sorprendía un poco.

-Pero no es porque no sepan, es porque no quieren, ¿no?

-Sí, exacto. Y muchas veces no son ni conscientes de que están hablando en castellano. Yo les hago una pregunta en catalán, ellos la entienden y me responden en castellano. Y yo les digo 'por favor, dímelo en catalán', y ellos, 'si ya te lo he dicho en catalán'. A veces ni se dan cuenta de que están hablando en castellano, creen que lo están haciendo en catalán. Fui tutora de un alumno de familia catalanohablante y tuve una entrevista con su madre y le dije que me sabía muy mal que siempre me hablara en castellano. Ella se sorprendió, llamamos al alumno y resultó que él no se daba cuenta de que lo hacía. 

"En la autoevaluación, el uso del catalán es uno de los ítems: tienes mejor nota si lo hablas con la profe y con los compañeros"

-Este fenómeno no es nuevo, pero ¿vamos a peor?

-Tengo la sensación de remar a contracorriente y de que si paro de hacerlo me voy para atrás. La situación es tan frágil que no puedes descansar ni un momento. Tengo que estar constantemente ‘dímelo en catalán', 'no te entiendo si me lo dices así…’. Y si en algún momento dejo de hacerlo, ya se me ponen todos a hablar en castellano.

-¿Cómo se lucha contra eso?

-Para que tomen conciencia, en cada autoevaluación pongo el uso del catalán en clase como uno de los ítems, en el que tienes la mejor nota si hablas en catalán con la profe y con los compañeros. Es una manera de que tomen conciencia de que no lo hacen. 

"Les digo que en la selectividad tendrán que competir con chavales que viven en Vic y que hablan siempre en catalán"

-¿En Bachillerato también?

-Sí, sí, también. Y gracias a la selectividad les puedo mentalizar. Les digo que tendrán que competir con chavales que viven en Vic, que miran TV3 cada día y que hablan en catalán con todo el mundo, y que harán el mismo examen que ellos. Les digo que se tienen que poner las pilas, conscientes de que viven en un entorno absolutamente castellanohablante y tienen que intentar crear espacios en los que hablar catalán. Les propongo el reto colectivo de hablar en catalán como mínimo mientras están en el instituto; que hagan el ejercicio de salir de la zona de confort para tener una práctica.

Los chicos que llegan ya adolescentes se preguntan para qué tienen que aprender catalán si cuando salen del aula de acogida ya no lo habla nadie

-Fuera nunca, ¿no?

-Muy poco.

-En el día a día del aula, ¿existen materiales específicos para estos jóvenes? ¿Se enseña igual?

-Tenemos el mismo libro de texto, pero les cuesta. El año pasado había un grupo de motivados que crearon un reto, el ‘no Spanish september’, que consistía en que durante el mes de septiembre no podían hablar castellano entre ellos. Les funcionó, les hizo gracia y lo extendieron a toda la clase. Fue un grupo de segundo de Bachillerato que lo hizo cuando le vieron las orejas al lobo de la selectividad; pero les cuesta mucho. No se mueven de Youtube y sus referentes son todos en castellano. Para ellos es como otro mundo. En cada clase uno o dos alumnos conocen a Juliana Canet, por ejemplo, pero no más.

-¿Y qué estrategias usa? 

-Lo ideal sería que fueran ellos mismos, que descubrieran y se recomendaran cosas. Eso funciona más que el que yo sea la prescriptora. Yo les puedo recomendar, pero cuesta mucho. Recuerdo el año pasado una serie que se llamaba ‘Companys de pis’, de Pol Gise. No la había recomendado yo, sino un compañero, y funcionó y se engancharon. Pero fue algo excepcional. 

-¿La lengua se ha devaluado como factor empoderador? Para los hijos de la inmigración de los 60 y los 70 el catalán era una lengua aspiracional; aprender catalán era sinónimo de progresar. ¿Ya no se lee así? 

-No en todas partes. Tengo un alumno que está haciendo el Treball de Recerca (TR) de Bachillerato sobre el catalán en la comunidad inmigrante. Él es de origen marroquí y pregunta a sus familiares y amigos si el catalán es una barrera o una oportunidad, y mayoritariamente ven el catalán como una oportunidad. Creen que si aprenden catalán lo tendrán más fácil para encontrar trabajo… Pero, en cambio, a chicos que son de aquí, que han nacido aquí, de familias de aquí de toda la vida que han vivido siempre en castellano, les cuesta más ver esa oportunidad. 

-Lo que decía al principio, no sienten que les sirva de nada…

-Exacto. Los adolescentes le buscan una utilidad a todo. Son muy prácticos. '¿Pero para qué sirve?' Eso también me lo dicen muchos alumnos del aula de acogida. '¿Para qué tengo que aprender catalán si cuando salgo de aquí ya no lo habla nadie?'. No es cuando salgo del instituto, es cuando salgo del aula de acogida. Y los profesores batallamos mucho para que sientan el catalán como una lengua útil, pero si luego salen a la calle, van a las extraescolares, van las tiendas, y nadie lo habla… No hay un acompañamiento. Los profesores de catalán tenemos una gran sensación de desamparo.  

-¿Le sorprendieron los resultados de PISA?

-No.

-¿Qué haría falta para mejorar?

-Ahora estoy en Bachillerato. Tengo una asignatura que son dos: lengua y literatura. Tengo que enseñar en primero y segundo de Bachillerato toda la literatura catalana y toda la lengua en toda su complejidad. Dos horas semanales, con ratios alrededor de 30 alumnos. Es imposible, no tengo tiempo. No puedo evaluar en el aula uno a uno a mis alumnos si tengo 34, y con dos horas semanales no se puede hacer toda la literatura y toda la lengua. Tienes que priorizar. Dejas la literatura de lado y priorizas la lengua para que no hagan faltas... Necesito más horas y menos ratio. Cuando nos reunimos con la coordinadora de las PAU todo el mundo dice lo mismo. La sensación de desamparo absoluto es generalizada en Bachillerato. Estamos trabajando un currículum orientado a una prueba que no se hará de esa manera (un currículum competencial para una vieja selectividad). La sensación de ir a ciegas, de ir cambiando las leyes…

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