Crímenes antiguos

La unidad de los mossos que se dedica a los casos sin resolver: "No hay causa cerrada"

Dos detenidos por matar a un hombre en Francia y esconderse 20 años en Catalunya

Detenidos dos guardias urbanos por el asesinato del agente que apareció calcinado en su coche

Los Mossos que no dejan ningún crimen impune: "No hay causa cerrada"

Manu Mitru

Germán González

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La mañana del 21 de septiembre de 2004 un hombre acudió a comprar el diario en un quiosco del paseo Marítimo de Castelldefels. Dejó el coche aparcado con las llaves puestas, lo que aprovechó un ladrón para robarle el vehículo. Cuando se dio cuenta de lo que pasaba, el dueño del coche intentó impedirlo subiéndose a la puerta del acompañante, pero, al no poder, saltó sobre el capó.

Entonces el ladrón empezó a realizar maniobras hasta que el hombre cayó al suelo golpeándose la cabeza. Murió poco después a consecuencia de las heridas y el sospechoso consiguió escapar. Al día siguiente, el coche apareció calcinado en el mismo municipio de Castelldefels. Aunque los Mossos d'Esquadra en un primer momento lograron detener a un tipo de 51 años y nacionalidad uruguaya, descubrieron que no era el autor del crimen, ya que solo había recibido el encargo de quemar el vehículo a cambio de droga.

Crímenes encallados

Pese a que la investigación continuó, no se pudo encontrar al sospechoso del crimen hasta que, años más tarde, las dos hijas de la víctima aportaron al Juzgado de Primera Instancia e Instrucción 5 de Gavà nuevos datos que relacionaban la muerte con una venganza por motivos laborales. A instancias judiciales se hizo cargo del caso la Unidad Central de Homicidios de la División de Investigación Criminal (DIC) de los Mossos d'Esquadra, especializada en abordar crímenes que, por una razón u otra, se han encallado y se revisan buscando evidencias con nuevos métodos científicos o indagando a partir de la vida que han tenido presuntos sospechosos tras la comisión del delito.

Así, los agentes de la unidad investigaron y descartaron la hipótesis de la venganza laboral pero empezaron a seguir otra línea centrada en el hombre que había quemado el vehículo. Revisaron su expediente y constataron que había una persona que tenía relación con él, tal como la identificaron los testigos. Así concluyeron que un hombre de nacionalidad española y de 42 años sería el autor del homicidio. Sin embargo, había muerto en prisión en octubre de 2016.

Huellas en la Policía Científica de Mossos

Huellas en la Policía Científica de Mossos / Manu Mitru

A mediados de septiembre de 2021, los Mossos se reunieron con el condenado por quemar el coche, quien les explicó que su amigo le había confesado el robo del vehículo y la muerte de la víctima al tratar de huir, pese a que no tenía intención de hacerlo. Además, añadió que la relación de amistad entre los dos empezó después de pedirle quemar el coche: de ahí que los agentes no lo vincularon con el homicidio en un primer momento. Con estas diligencias, el juzgado dio el caso por resuelto y quedó archivado definitivamente ante la extinción de responsabilidad penal por la muerte del presunto autor.

"Superar el duelo"

Al conseguir el nombre de la persona que mató a su padre, las hijas de la víctima disponen de un poco más de luz sobre el crimen. De hecho, conocer los detalles "es una forma de superar el duelo" para las familias, que son quienes más sufren ante los casos sin resolver ante la "espera de respuesta", explica el subinspector de Mossos Manel Novoa, jefe de la Unidad Central de Homicidios.

Desde 2016 esta Unidad ha resuelto siete casos. Se trata de asesinatos u homicidios antiguos, de hace años, y que se reconstruyen cuando están a punto de prescribir, o bien por orden judicial o policial ante casos que se estancan. "Buscamos un nuevo impulso a partir de la revisión del trabajo realizado por los investigadores de las unidades territoriales", indica la inspectora Ester Salcedo, jefa del área central de Investigación de Personas de la DIC.

Al tratarse de casos antiguos, la Unidad reconstruye los crímenes de forma más minuciosa, ya que usan herramientas científicas para examinar de nuevo evidencias, una actuación que la Policía Científica de Mossos hace también de oficio. Son a partir de estas pruebas que los investigadores tienen nuevos hilos de los que estirar para conseguir resolverlos.

Rastrear desde el futuro

"La Policía Científica saca evidencias objetivas y claras y, con ellas, se puede situar a un sospechoso en el escenario de un crimen. Eso es lo que más cuenta ante el tribunal o el juez", remarca Salcedo, quien añade que se revisan también las declaraciones de los testigos, además de rastrear la vida de los que se consideraron posibles sospechosos cuando ocurrió el delito. Así es como con el contexto las evidencias científicas adquieren todo su valor, como piezas de un puzle que finalmente encajan.

"A partir de situar a un sospechoso en la escena del crimen, gracias a las evidencias científicas, podemos rastrear lo que hacía en el momento del delito y lo que ha hecho desde entonces, si ha tenido más detenciones o se le identifica con otras investigaciones", destaca Novoa. Es una forma de reconstruir su vida que ayuda a delimitar "un perfil" del sospechoso a partir no solo de su actividad, delictiva o no, sino también de las relaciones que ha tenido.

El subinspector Manel Novoa, jefe de la Unidad Central de Homicidios, y inspectora Ester Salcedo, jefa del área central de Investigación de Personas de la DIC.

El subinspector Manel Novoa, jefe de la Unidad Central de Homicidios, y inspectora Ester Salcedo, jefa del área central de Investigación de Personas de la DIC. / Manu Mitru

En el caso de la muerte en Castelldefels se pudo seguir la pista del asesino a través de su relación con la persona que encargó la quema del vehículo y descubrir que ingresó en prisión, donde acabó falleciendo, por otros delitos. "Dimos con el autor examinando hacia atrás la vida de la persona que detuvimos primero por la quema del vehículo", remarca el responsable de la Unidad.

Ambiente delictivo

El subinspector Manel Novoa explica que trabajan con los "condicionantes" de no contar con más indicios o imágenes, pero con la ventaja de poder "reconstruir" la vida de los sospechosos a partir de su entorno, como familiares o exparejas. Así, es clave la colaboración policial, ya que muchos de los autores de los crímenes por resolver se mueven en estos ambientes de delincuencia que hace que se les pueda situar en varios escenarios, pese a que no se traten de delitos tan graves como homicidios o asesinatos, como relata la inspectora Ester Salcedo.

En este sentido, la tarea de la Unidad Central de Homicidios es "laboriosa" para establecer la vinculación entre sospechoso y víctima, que puede ser muy "puntual", a partir de una relación económica o si actuaron juntos en algún delito, o bien sus caminos se cruzaron dentro de un entorno criminal, como el caso de dos fugados de la justicia francesa por matar a un hombre en Francia que quiso sacar a dos prostitutas del mundo del proxenetismo y acabaron escondidos en Catalunya durante más de 20 años.

Los casos más complejos son los que no hay ningún rastro que seguir o es complejo encontrar una vinculación, además de los de que se investigan como homicidios o asesinatos, pero no se encontró el cadáver. La evolución constante de las herramientas científicas para analizar las evidencias permiten ir buscando nuevos hilos para estirar, como la aparición de perfiles genéticos, aunque a veces no es fácil.

Otros casos

Sin embargo, la tarea de perseverancia de los miembros de la Unidad les permite afirmar que "no hay causa cerrada, el trabajo es constante", remarca la inspectora Salcedo. Así lo demuestran los casos que han resuelto, como el que ocurrió en Castelldefels, que se esclareció 17 años después, u otro del año 2000 en Montgat y que se resolvió en 2016.

En ese asunto, el autor resultó ser un hombre que quedó con la víctima a través de una página de contactos y, una vez en su domicilio, le mató a navajazos. Dos años después, el sospechoso se marchó a Colombia, donde fue detenido por una orden de detención internacional emitida por los Mossos y condenado a 16 años de cárcel cuando se consiguió su extradición. Los agentes consiguieron su perfil con los contactos realizados a través de la página de citas.

En 2019, resolvieron el homicidio de un profesor de un instituto en Barcelona en 2007, cuando un grupo de ladrones asaltó su domicilio para robarle la herencia económica que la víctima había recibido hacía pocos días. La investigación concluyó que los sospechosos estaban relacionados con un grupo criminal de Tarragona dedicado a robos con fuerza. Los detenidos fueron condenados a 40 años de cárcel. 

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