Entrevista

Darren McGarvey, rapero: "En la violencia juvenil, debemos discernir si la rabia es legítima o les manipulan"

Anatomía del vandalismo multitudinario: "La violencia se ha normalizado entre los jóvenes"

Uno de cada tres jóvenes en España es pobre

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A1-183276707.jpg / Manu Mitru

Elisenda Colell

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Nacer en la pobreza para después contarla. Darren McGarvey (Glasgow, 1984) pasó su infancia y adolescencia en los hoyos de la desigualdad en Escocia. Pero, precisamente, el rap con el que cuenta esta vida lo elevó hasta convertirlo en un influyente cantante y activista. Además de artista (Loki), ha escrito dos libros y colabora habitualmente en la prensa inglesa. El pasado martes, la federación Entitats Catalanes d’Acció Social (ECAS) lo invitó para comemorar su 20º aniversario. "Sin las oenegés la desigualdad sería mayor, pero están limitadas para criticar el poder", cuestiona.

¿Cómo fue su infancia? Crecí en una barrio de clase obrera donde hay privación económica. Esto genera mucho estrés en las familia. Hay alcoholismo y adicciones.

¿También en su familia? Mi madre me tuvo con 18 años. Crecí en una familia de alcohólicos y esto te hace tener miedo como niño. Buscas seguridad y confort en una madre que no puede dártelo.

¿Sufrió violencia? Sufrí la amenaza de la violencia, que es lo más corrosivo que hay. Ese momento en el que te preparas para la violencia. Después sientes una extraña sensación de alivio. Retornas a la normalidad, tu agresor se disculpa, dice que cambiará… Y tú quieres creértelo.

Pero usted tomó el ascensor social. Tuve mucha suerte. No fui a la universidad, no me puse a trabajar, nunca fui un gran lector… Alguien que quiera seguir mi camino lo tendrá difícil porque es muy inusual. Podría decir que tienes que pensar que puedes, que te esfuerces… pero yo lo conseguí de forma arbitraria.

¿Cómo? A través de las redes sociales y su efecto democratizador. Me pude comunicar con una audiencia sin pedir permiso a nadie. Esto te empodera para negociar con un editor, con un ejecutivo. Sin las redes sociales no lo habría conseguido.

Darren McGarvey

A1-183276704.jpg / Manu Mitru

¿Qué piensa del papel de las entidades sociales? La desigualdad social sería mayor sin ellos, pero sus fuentes de financiación les limitan en cómo de fuerte pueden criticar al poder. Los políticos y los bancos los financian. Pero todos estamos bajo ese dilema. Tú trabajas en un diario.

¿Y? Sois gente de clase media que no habéis experimentado la pobreza. Hay medios que encuentran interesantes cosas que no son importantes y, encima, crean estereotipos. Gente pinchándose, armas, delincuencia…

¿El periodismo no debe hablar de pobreza? El bueno sí. Tenemos más comedores sociales que McDonalds, hay seguridad en las puertas de los supermercados… Debemos contar la desigualdad de nuestra sociedad. Pero la gente que la sufre confía en que un día cambiará de bando.

Algunos aupados por los discursos de la extrema derecha. Los retos que afrontan estos barrios también tienen que ver con las políticas migratorias. Los partidos de extrema derecha hablan de superioridad blanca, de cerrar fronteras… Son discursos que resulta atractivos para mucha gente acostumbrada a que no se preste atención a su realidad.

En las últimas semanas, en Catalunya hemos tenido varios episodios de violencia juvenil. La policía dice que les han perdido el respeto. Hay muchas facetas y culturas de la violencia, pero las raíces están en la inseguridad, la ansiedad y la falta de oportunidades. La violencia es la moneda de cambio de la reputación. Si alguien te falta el respeto y no respondes, otros lo verán como una falta de respeto. En el fondo, la gente más violenta es la que tiene más miedo. En los barrios más ricos la violencia es más psicológica, más sutil… Hay una relación entre la violencia y la pobreza.

Pero son niños de 12 a 14 años. Hay formas de resistir legítimamente a las autoridades cuando actúan de forma impropia. Pero también hay gente que les manipula. Los traficantes, por ejemplo, tienen tienen odio patológico a la policía por su conducta criminal y les importa una mierda su barrio. Cuando vemos estos comportamientos tenemos que discernir si es un sentimiento legítimo o manipulado.

¿Cómo es ahora su relación con su comunidad y su familia? Vivo en otro barrio obrero y tengo buena relación con mi familia. Pero me siento fuera de lugar. La gente que conozco ahora quieren hablar de mí. Y no es sano mentalmente.

¿Qué piensa cuando en los medios hablamos de los casos de éxito como el suyo? Para mí, haber dejado el alcohol y las drogas y ser un padre responsable es un éxito. Pero me he dado cuenta de que siempre intentas buscar más éxito. Es un síntoma del individualismo.

¿El individualismo es el escollo para acabar con la pobreza o usted confía en el esfuerzo de cada uno? Tenemos que cambiar el sistema, pero esto no ocurre de forma rápida ni cómoda. Estamos en una transición que va a tardar más que nuestras vidas. ¿Qué vendrá? ¿Más autoritarismo? ¿Democracia directa? ¿Comunismo? No lo sé, pero el sistema actual no puede continuar.