Fuego en la Costa Brava

El trabajo de los Bombers permite dejar atrás horas de miedo de los vecinos por el incendio de Portbou

Directo: Última hora del incendio forestal en la Costa Brava

El pastor que pasó la noche en el incendio de Portbou: "No podía dejar morir a mis cabras"

La tramontana convierte el incendio de Portbou en el primer gran fuego del verano

Segundo día del incendio forestal de Portbou.

Segundo día del incendio forestal de Portbou.

Elisenda Colell

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La mejora de las condiciones meteorológicas, especialmente el viento del Empordà, la tramontana, que ha bajado notablemente su intensidad, ha provocado que las tareas de cercado y remojo de los Bombers de la Generalitat hayan dado sus frutos y se haya declarado por estabilizado el incendio forestal de Portbou la noche de este sábado, que además de este municipio, ha afectado los pueblos de Colera y Llançà, en el norte de la Costa Brava.

El fuego ha calcinado 573 hectáreas de bosque. El sábado por la tarde, la Generalitat levantó los confinamientos de los tres municipios afectados, y la movilidad vuelve a estar permitida, aun con restricciones para residentes, turistas, trabajadores y servicios de emergencia. Cerraron, también, los albergues improvisados en pabellones para las más de 300 personas que fueron desalojadas la noche del viernes.

Atrás quedan las horas de miedo durante la madrugada y la prudencia de la mañana. Más de 4.000 vecinos de Portbou y Colera estuvieron cerca de cinco horas sin suministro eléctrico debido a que el fuego quemó un generador. El viento también ha impedido que los medios aéreos pudieran despegar para ayudar a la extinción del fuego hasta la tarde de este sábado. Ahora, el humo ya se ve lejos. "Esperemos que la tramontana nos dé un respiro", ha dicho Jordi Martí, jefe del operativo de los Bombers.

"El peor momento fue anoche", recuerda Xavier Ortells, vecino de Colera. "Estábamos en casa, encerrados, y empezábamos a ver como las llamas se iban acercando a casa. El aire estaba repleto de ceniza y algunas chispas y nos asustamos muchísimo", explica. A las cuatro de la madrugada optó por recoger a su hijo que dormía en la cama en pijama, y salir.

"Toda la gente estaba en la calle, no sabíamos qué hacer, la situación era muy inestable", cuenta Ortells, que también explica que con su pareja ya habían preparado una maleta. "Allí nos recogió un voluntario y nos dijo si queríamos ir al polideportivo, si no, nos hubiéramos quedado allí, no sabíamos dónde ir, pero la casa no nos parecía un lugar seguro", prosigue. Las rachas de viento de hasta 120 kilómetros por hora causaron importantes rebrotes del fuego, que llevaron, de madrugada, a que Portbou y Colera quedaran rodeados por el fuego.

Durmieron dos horas en el polideportivo, y a las seis de la mañana, regresaron a su casa en el pueblo. El sábado, despertaron un tanto aturdidos, sintiendo que lo de ayer fue una pesadilla. "Es lo que hoy se comenta por el pueblo, que por la noche nadie nos dijo nada y todos esperábamos que nos dieran orden de salir", prosigue Ortells. Por la mañana, el pueblo ya respiraba más tranquilo a pesar de las restricciones de movimiento. A primera hora de la mañana, el humo se trasladó hasta la zona de La Rovellada, otra urbanización de Colera.

¿Y los perros?

Quien también pasó la noche en un pabellón es Magalí Peuf y su familia de 14 miembros. El más joven, un niño de 8 años. Son franceses, procedentes de los Alpes y de Limoge, que llevaban tres días de vacaciones en los bungalows del camping Sant Miquel de Colera. "Ayer pasamos el día en Port-Lligat y a las once de la noche, cuando quisimos volver, ya no pudimos regresar", explicaba. Han dormido en las hamacas que ha montado la Cruz Roja. Allí han pasado la noche más de un centenar de personas, la mayoría turistas como ellos. "En el camping están confinados, hay familias que tienen perros... están muy preocupados", seguía Peuf, que finalmente logró regresar al camping a las ocho de la tarde.

El incendio forestal que ha afectado a Colera y Portbou ha quemado 600 hectáreas.

Incendio forestal que afecta a los municipios de Colera y Portbou (Girona), cerca de la frontera con Francia. Ha obligado a confinar viviendas de ambos municipios de la comarca del Alt Empordà (Girona, Cataluña, España). / Lorena Sopêna / Europa Press

"Mi casa ha aguantado en medio del pueblo", explica Jurado Antonio, turista francés y veraneante habitual de Portbou. Hoy el pueblo no tiene agua ni luz. "Conozco gente que vive al lado de la montaña; yo tengo el coche allí también... Estoy bastante preocupado", insistía el hombre. Él también pasó la noche en el pabellón de Llançà, habilitado por la Cruz Roja, aguardando buenas noticias.

Los vecinos de Portbou, después de una noche de infarto en la que vieron su pueblo rodeado por las llamas, también se levantaron con más esperanza y mucho sueño acumulado. "Hoy parece que vamos más tranquilos", reconocía a este diario el exalcalde Xavi Barranco.

Urbanizaciones confinadas

En Llançà, las llamas no llegaron al municipio. Se confinó a los vecinos de las urbanizaciones de Sant Genís, Sant Carles y Cap Ras hasta las 20.00 horas del sábado, cuando, gracias a las buenas perspectivas en cuanto a la estabilización del incendio, Protección Civil decidió que los vecinos afectados puedan volver a sus hogares, además de permitir una movilidad restringida por la N-260 a vecinos, turistas, trabajadores y servicios de emergencia. Hasta entonces algunos vecinos miraban, curiosos, desde la carretera que los Mossos han cortado al tráfico, la evolución de las llamas y el humo.

"Nosotras estamos aquí porque tenemos a toda la familia en Colera, de vacaciones, y esperamos poder ir en cuanto abran la carretera", explican las hermanas Gemma y Míriam. Ayer fueron a Figueres a ver la película de Barbie. "Dichoso el día", lamentan. Aunque recuerdan que hubo incendios mucho peores 1999 y 2012. Ellas confiaban en que sus maridos las vinieran a buscar en barco. "Pero el puerto también estaba confinado".

A las 20.00 horas, los bomberos ya hablaban de un total de 573 hectáreas quemadas por un fuego que se expandió por culpa de la tramontana. Pero gracias a una tarde donde el viento aflojó, se pudo hace uso de todos los medios aéreos, incluyendo los cinco aviones de Vigilancia y Ataque de la Generalitat y los dos hidroaviones del Estado pudieran sobrevolar la zona. Hasta entonces solo habían podido actuar cinco helicópteros.

A las dos de la tarde, en Colera, el ambiente había cambiado por completo. Vecinos en la playa y en las terrazas sonreían aliviados. "Por una noche, el paraíso se ha vuelto un infierno", resume Chiara, una turista holandesa que se hospedaba en el camping Sant Miquel de Colera. Ella y sus dos hijos, de 3 y 10 años, visitaban impactados el efecto de las llamas después de pasar un día confinados en el bungalow.

"Ha sido un horror, fue muy bestia. Yo vivo delante de la carretera y veía el fuego como se me venía encima", cuenta Francesc Collado, veraneante habitual de este pueblo del Empordà. Josep Maria Pous se pasó la noche tirando cubos de agua a su jardín. "Si no, se me hubiera quemado", cuenta este jubilado con más de 40 años en el pueblo. "Un incendio así en Colera no lo recuerdo", señala. A Mari Àngels y Pietat, vecinas del pueblo que le acompañan con una Coca-Cola en la terraza de una plaza del pueblo, se les eriza la piel. "A muy malas pensamos en meternos en el agua", recuerdan. Este sábado la noche será otra. "Hoy sí, dormiremos tranquilas", dice Pilar.