Controversia judicial

«Que España ayude más»

El valenciano extraditado por error reclama al Gobierno que se involucre en casos como el suyo

Terrible experiencia 8 José Vicente Piera, durante la entrevista.

Terrible experiencia 8 José Vicente Piera, durante la entrevista.

EUROPA PRESS
GANDIA

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José Vicente Piera, el osteópata valenciano que en el 2009 pasó ocho meses en la cárcel -tres en Soto del Real (Madrid) y cinco en la de Opera, en Italia- acusado de narcotráfico por error, ya que fue confundido con un traficante que se hizo con su pasaporte, critica que el Gobierno español le mandara a Italia sin que ese país hubiera comprobado su foto y sus huellas. Piera espera que su caso sirva para que España«se involucre un poquito más en ayudar a la gente» que vive situaciones como la suya en cualquier parte del mundo, pero especialmente en Italia, donde la justicia «no es igual que en el resto de Europa».

Un tribunal italiano obliga ahora a indemnizarle con 85.000 euros. Le «alegra»,sobre todo, que Italia«reconozca»su error, pero no le compensa. «Parece mucho pero no lo es», ya que su familia gastó en abogados unos 40.000 euros.«Y quitarnos el sufrimiento tampoco lo quita, pues eso ya se ha vivido», dice.

Los problemas de Piera empezaron en abril del 2009. Un día le llamó la policía para que fuera a comisaría, y pensó que sería por algo de tráfico. «Me dijeron que tenía una orden internacional de busca y captura y que estaba condenado en Italia a 15 años»,relata. Pensó que«era una broma»y buscó«alguna cámara oculta»,ya que nunca había estado en Italia, pero su gesto cambió cuando el policía mandó cachearle: «Ahí me puse ya nervioso, sin saber qué pasaba». Le esperaban tres meses en Soto del Real y la extradición. Sus abogados enviaron sus huellas y su foto a Italia. No hubo respuesta.

A quien buscaba la justicia italiana no era al médico, sino a un colombiano apodadoEl Gordoque usaba su pasaporte. Y es que un italiano que Piera había conocido en su consulta se lo robó y lo vendió al narco. Aunque precisamente ese italiano sería su tabla de salvación.

La apelación

Ya en la prisión italiana, Piera coincidió con ese hombre, que contó a un amigo que el médico no era el narco buscado. Y este puso en contacto al español con el abogado que llevaba el caso.«Fue una tremenda alegría porque en el momento en que me ve[el abogado], lo primero que me dice es que sabe que soy inocente»,recuerda.

El abogado pidió una apelación que se abrió a los cinco meses, en diciembre. Presentó fotos de Piera y de El Gordo, quien además fue parado por la policía en Monza. Fue puesto en libertad, pero los agentes confirmaron en el proceso que el Vicente Piera que detuvieron no era el que estaba en la sala. Ese mismo día salió de la cárcel,

Piera no entiende cómo pudo pasar. Sobre todo, por qué las autoridades italianas no hicieron las comprobaciones oportunas y en un«tiempo prudente»en tiempos de«alta tecnología».Dice que no tuvo miedo en la cárcel, aunque sí temió que pasara «mucho tiempo» antes de poder demostrar su inocencia.

Las cárceles italianas «son muy, muy perversas- comenta-. Las españolas no es que sean una fiesta, pero por comparación se está bien». «Tenía que mantener la cabeza en el sitio. Por mí y por mi familia, tenía que salir de allí y en condiciones, no peor de lo que había entrado»,asevera. Para Piera, lo más duro fue la«falta de comunicación» con la familia, ya que solo podía hacer dos llamadas al mes. Pero en la cárcel se aprende a valorar cosas que cuando se tienen no se es«capaz de verlas»,asegura: «Tener una familia que me ha ayudado mucho, mi hijo, mis amigos, mi trabajo... al recuperarlo te das cuenta de que eres muy afortunado».