Final de la Champions

Damaris Egurrola, jugadora del Olympique de Lyon: "Muchas veces se perjudica a la persona cuando dice verdades"

La futbolista de padre español y madre neerlandesa, exjugadora del Athletic, se enfrenta al Barça en la final de la Champions de este sábado

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Guía para la final de la Champions: todo lo que tienes que saber

Damaris Egurrola con Países Bajos

Damaris Egurrola con Países Bajos / AFP

Laia Bonals

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Nunca le ha importado alzar la voz. Aunque estuviera sola, aunque nadie la escuchara. Damaris Egurrola, de padre vasco, madre neerlandesa y nacida en Estados Unidos (Orlando, 1999) ha vivido lo mejor y lo peor del deporte. Se ha visto cuestionada, la han querido reducir, pero ella ha tirado hacia delante con un carácter luchador. En el Olympique de Lyon ha encontrado su sitio, le han dado el lugar que siempre se ha merecido. Creció y aprendió en Lezama viendo a su Athletic quemar etapas. Ese San Mamés donde iba de recogepelotas ahora será el escenario de la final de la Champions donde se verá las caras contra el Barça. Equipo que estuvo a punto de ficharla y donde tiene muchas amigas.

¿Cómo está siendo esta temporada? 

Llego en mi mejor momento. Ha sido duro, intenso, pero creo que está siendo mi mejor año hasta ahora. También es gracias a que no he tenido ninguna lesión. Hasta ahora me había perdido dos o tres meses los años anteriores, y he tenido la suerte de no lesionarme esta temporada y poder jugar casi todos los minutos. 

Justo en el curso que más cansancio acumulado tienen las futbolistas que jugaron el Mundial. 

Es una rutina de no parar. Llevamos un par de veranos encadenando torneos. Para mí será este el verano en el que pueda parar un poco porque, con la selección de Países Bajos, no nos clasificamos para los Juegos Olímpicos. Se nota el cansancio, sobre todo mental. Pero creo que hemos sabido gestionar aquí en el club, saber cuándo parar, cuándo darnos días libres, cuándo bajar la carga de entrenamientos, saber cada una cómo está, hablarlo con el staff y buscar lo mejor para cada una.

¿Es difícil desconectar?

Yo desconecto muy rápido. Sé cuándo lo necesito. Soy la primera en saberlo y lo aprovecho al máximo. Sí que he tenido días de estar muy cansada físicamente y no hacer literalmente nada, pero yo estoy cuando necesito ese descanso. También es parte de la comunicación con el staff. Aunque me encuentre bien en el campo, igual necesito un parón mental. Y eso es lo más importante. Que ellos lo acepten y que sea algo común en el vestuario. Que sea algo normal para rendir mejor. 

Desde su club se tiene en cuenta el descanso mental igual que el físico. 

Es primordial. A la misma altura del rendimiento en el campo está el descanso. Yo cuando llegué a Lyon, me lo explicaron las que llevan más tiempo aquí, como Ada [Hegerberg], Wendy [Renard], las que lo han ganado todo, lo importante que era el descanso para ellas. Cuando llegué era una joven que venía del Everton, del Athletic. Y no lo priorizaba. Pero aquí, en los días libres, cada una se queda en su casa y hace el mejor método que tenga para recuperarse. Sea yendo a sus fisios, a un spa... Cualquier cosa. Hasta que llegué aquí, creo que yo no lo valoraba tanto. Pero a día de hoy es parte de mi rutina. 

Si echa la vista atrás, ¿cómo recuerda el camino? 

Ha pasado todo muy rápido. A veces no soy ni consciente de por dónde he pasado. El Athletic es el club que me hizo crecer. Empecé en la academia y pude debutar con 16 años. Fui de las más jóvenes en hacerlo. Ganamos la liga ese mismo año, teníamos un equipazo, junto con Irene Paredes, por ejemplo. Ganar una liga siendo del Athletic fue histórico. Para mí siempre ha sido algo especial. 

Llegó a Lyon el verano en el que terminaba contrato con el Athletic. Y, por una laguna en la negociación del convenio colectivo, el club intentó retenerla. Terminó en los juzgados y tuvo que marchar a Inglaterra, cuando el Barça era su mayor pretendiente.

Fue muy duro en lo personal y para mi familia. Dejar el Athletic de la manera en que todo pasó, de buscar un club a última hora y que fuese en Inglaterra. Adaptarme por primera vez a vivir fuera de casa, después de Covid, en un país nuevo, una liga nueva, no conocía a nadie... Luego tuve la opción de venir a Lyon y fichar por el club de mis sueños. Obviamente, ha sido muy dura cada fase, pero hoy estoy disfrutando. 

¿Cómo gestionó esos meses?

Sin la gente que no tengo a mi alrededor no hubiese llegado aquí, porque le puedo decir que ese verano, después de salir del Athletic, le dije a mi padre que quería dejar el fútbol. No tenía opción de jugar en ningún otro lado y no quería salir de la liga española. Son cosas que pasan, anécdotas que quedan y gracias también a la gente que tengo a mi alrededor pude llegar hasta aquí.

El entorno es muy importante no solo en momentos difíciles, sino también en la gestión del día a día. 

No sé qué hubiera hecho sin ellos. Siempre está bien cuando las cosas funcionan y ganas títulos, pero la gente de verdad se ve cuando tocas fondo, como lo hice yo ese verano. Mi familia y amigos son los únicos que me levantaron cuando yo misma no me veía capaz. Es gente imprescindible para hacer lo que hago. Obviamente, no es nada fácil lo que hacemos, por mucho que cuando estemos en el campo se vea muy bonito. Hay muchas cosas detrás que no se ven. 

Desde fuera, el vestuario del Olympique impone mucho respeto. ¿Cómo fue entrar allí?

No era muy consciente de nada. Cuando me llamó mi agente diciendo que tenía una locura que contarme, que era que el Lyon me quería el día siguiente allí, no sabía cómo reaccionar. Hice las maletas, cogí todo, creo que dejé mi casa en Liverpool hecha un desastre, pero quería ir cuanto antes y como fuese. Al llegar aquí yo estaba muy nerviosa por poder conocer a las que iban a ser mis nuevas compañeras. Las mismas a las que veía en la tele cuando era pequeña. Tengo mil anécdotas del día que llegué. Ada conoció a mis padres, mi padre casi lloraba pidiéndole una foto. Pero me quedo con cómo me acogieron. Me tenían como a una hermana pequeña. Creo que me adapté muy bien en cuanto a los entrenamientos y todo lo demás. Nunca olvidaré la acogida que tuve por futbolistas que han sido mis ídolos. 

Tienen una fachada de distantes. 

Desde dentro es completamente diferente a lo que podéis ver desde fuera. Cuando llegué, le tenía un poco de respeto a Wendy. Solo veía las imágenes de ella en finales, lo seria que se ponía. Esa cara suya de seriedad, de no tener amigos. Y cuando llegué allí, me sorprendió mucho. Me alegra cómo me cuida todos los días, las bromas... Son completamente diferentes. Lo que más valor tiene este club es el vestuario que tenemos. Aun reuniéndonos todas las estrellas del mundo, el buen grupo que tenemos. Si las cosas se ponen feas lo llevamos adelante por el equipo que somos. 

¿El Olympique es tan profesional como parece desde fuera? 

Pasé por Inglaterra y por el Athletic. En Lezama nos cuidaban muy bien, eso siempre lo voy a decir. Es un club único de gente del País Vasco. Pero aquí, en Lyon, la estructura, la relación que tienes con los de muy arriba, como el presidente, con toda la gente importante, es muy cercana. También con el staff. Es como una familia. Eso se siente desde el día que llegas hasta el final. Obviamente, hay cosas que se trabajan de otra manera porque es un país diferente. De hecho, diría que es lo que más me sorprendió. La manera de llevar las cosas, la facilidad en el grupo. No es fácil gestionar un equipo con tantas superestrellas. Y en los cuatro años que llevo nunca hemos tenido ningún rifirrafe. Nada de nada. 

En Lyon ha encontrado su lugar. 

He firmado otros tres años porque sabía que no había mejor sitio donde estar. Lo tenía muy claro. Me quedaba un año de contrato y quería ya firmar. Porque sé que no hay mejor sitio donde estar. Estoy feliz en la ciudad. Con las del equipo, que son familia. La comodidad. Al final es donde soy feliz, donde poco hay que cambiar. Me gustaría seguir escribiendo la historia aquí, porque creo que tenemos proyecto para muchos años también.

Y ahora vuelve a San Mames. No sé si cuando debutó con 16 años se imaginaba jugando una final de la Champions allí. 

Es increíble. Desde que se anunció que iba a ser en San Mamés la final, de lo pesada que he sido con mis compañeras me han podido odiar [ríe]. En los entrenamientos más difíciles de esta temporada, después de Navidad, yo les decía: "Vamos a sufrir, pero pensad en Bilbao". Y después del partido en París [donde se clasificaron para la final], ya me dijeron: "Vale, ya puedes parar de decirlo porque ya estamos en Bilbao". Sí que he podido llegar a ser un poco pesada. Me he despertado todos los días pensando en ello. En los días más duros, los días en que igual menos me apetecía ir a recuperarme, ir a hacer ciertas cosas, solo pensaba en llegar a esa final. Ahora soy algo más consciente, pero me ha costado asimilarlo. 

Cómo se espera ese momento de saltar al césped en la que fue su casa, pero en una final de la Champions. 

Me he imaginado muchas cosas estos días cuando he tenido tiempo para parar un poco. Pero, sobre todo, el tener a mi gente ahí, que ha estado desde pequeña conmigo. Y poder vivir eso conmigo. Estoy intentando llevar a todos los clubs donde he jugado, a todos los entrenadores que he tenido, para también agradecérselo. Que yo esté jugando en San Mames es gracias a toda esa gente. Estoy haciendo todo lo posible para conseguir todas esas entradas, porque son muy importantes para mí. Y también a mis amigos y familia, que sin duda han estado en todo este camino. También vinieron a París. Celebrar los goles y ver en la grada a mis padres, cómo lloraban, creo que eso nunca se va a olvidar.

¿Cómo visualiza la final?

Es una final, será 50-50. Es el encuentro que todo el mundo quiere ver, es el mejor partido a nivel del fútbol femenino que puede haber hoy. El Barça lleva haciendo las cosas muy bien desde hace ya muchos años. Para mí también es algo especial porque conozco a más de la mitad del equipo. En las semanas previas he podido hablar con ellas, pero esta semana ya no hablamos más [ríe]. Siempre nos pasa lo mismo con la selección también. Siguen siendo mis amigas a día de hoy, gente con la que he compartido muchas experiencias y nos queremos mucho. Va a ser especial también en ese sentido. Pero bueno, una vez empiece el partido, todo ese se olvida.

¿Qué percepción se tiene del Barça desde allí?

Todo el año las seguimos un poco, porque al final vamos pasando rondas en Champions y ves que el Barça también. Yo personalmente lo sigo más porque también tengo amigas allí. Las conocemos ya bastante, ellas también nos conocen. Hasta ahora nos ha ido bien jugar contra ellas en las finales, espero que siga así. 

Se ha creado una rivalidad fuerte entre los dos equipos. 

El Barça está trabajando muy bien los últimos años, y no hay que quitarle mérito. Pero muchas veces no se respeta la historia del Lyon. Ocho veces campeón de la Champions no es cualquier broma. Antes de la final de Turín mucha gente nos faltó al respeto y después de ganar queríamos decir las cosas claras. Está muy bien hablar de una final, pero faltar al respeto a un club histórico como el Lyon, que lo ha ganado, todo no es lo más adecuado. Ahora empezamos de cero. Ahí está nuestra historia y la del Barça, pero es otra nueva final y veremos qué pasa. 

Además, también es a nivel futbolístico. 

Sí, no tenemos el mismo estilo de juego. Sabemos cómo juega el Barça, pero nosotras también podemos adaptarnos. Yo creo que nuestra fuerza este año es que podemos jugar de las dos maneras: con un juego más en transición, más contraataque con las jugadoras que tenemos delante, o también tener el balón porque tenemos futbolistas para hacerlo. Este año hemos sabido gestionar eso mejor que otros años, y creo que es una ventaja para nosotras tener esas dos opciones. En cuanto al Barça, todo el mundo sabe cómo juega. Es un estilo de juego increíble, pero también sabemos dónde podemos hacerle daño. 

Usted fue una de las primeras en alzar la voz para pedir cambios en la selección española. ¿Cómo ha vivido los últimos meses? 

En su día lo pasé muy mal. Ahora lo veo un poco más de lejos, pero obviamente ya no tengo la misma energía para volver a involucrarme en esas cosas porque me tocó levantar la voz y me tocó hacerlo casi sola. También con el convenio colectivo, con otras cinco o seis compañeras, Aitana [Bonmatí] y alguna más, éramos una voz. Y no fuimos muy escuchadas, por desgracia. Ahora lo veo desde un poco lejos, queriendo ayudar siempre. Pero después de lo que sufrí y de ver cómo la gente tampoco ponía de su parte... Estoy muy feliz donde estoy. Eso no quiere decir que no quiera ayudar a las demás porque siempre estoy ahí. Aunque estoy centrada más en mejorar mi liga, nuestro club, y todas las cosas que hay que mejorar.

A usted no la escucharon. ¿Cree que eso ahora ha cambiado? 

Sí, pero es cuestión de tiempo. En su día fuimos las cinco jóvenes que estábamos. Nadie nos conocía. Pero no me importaba ser la más o la menos escuchada, yo tenía claro que tenía que enseñar al mundo qué me pasaba a mí. Y no lo hacía por ser apoyada o no. Yo sé quién estuvo a mi lado y quién no. Eso siempre lo guardaré. Espero que cuando más evolucionemos más se nos escuche. Muchas veces eso nos quita la energía de nuestro día a día, cuando nuestro trabajo es hablar en el campo. Estas cosas hay que pelearlas, pero acaban quemando un poco. 

Este verano pasó en la selección española, pero también ha vivido de cerca otros casos como el suyo. 

Viví el caso de Ada de cerca. Ella dejó de ir a la selección y lo pasé muy mal. Ella siempre ha sido una voz muy escuchada, pero eso da igual. Cuando pasan injusticias así, ella tuvo que decidir no ir a la selección. Muchas veces se perjudica a la persona cuando dice verdades. En el fútbol femenino tenemos que apoyarnos entre nosotras. Muchas veces dejamos de lado a compañeras de trabajo, de oficio, cuando la fuerza más grande se hace todas juntas. Nos toca salir y remar juntas. Si lo podemos hacer juntas va a ser más fácil. 

Han dudado mucho de ustedes. Ahora el tiempo les da la razón.

El tiempo pone a cada uno en su sitio. Cada uno sabe lo que ha dicho y lo que hace o deja de hacer. Con tiempo todo llega. Ahora estamos en un escenario ideal, pero faltan muchas cosas en el camino también. Hemos avanzado tan rápido que se han saltado escalones anteriores, y por eso tenemos cosas que a día de hoy son inaceptables. Hay que mejorarlo. Depende de toda la gente que está involucrada en el fútbol femenino.