Psicología

"Me preocupo por todo": de esta forma podemos dejar de hacerlo

El catastrofismo genera un malestar que puede llegar a ser incapacitante

Cómo enfrentarnos a la ansiedad cuando llega la noche y no nos deja dormir

Cómo enfrentarnos a la ansiedad cuando llega la noche y no nos deja dormir / David Castro

Ángel Rull

Ángel Rull

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La preocupación es una emoción natural que experimentamos todos en algún momento de nuestras vidas. Puede ser útil en ciertas situaciones, como cuando necesitamos resolver un problema o tomar una decisión importante. Sin embargo, cuando la preocupación se convierte en una constante y se experimenta incluso en situaciones cotidianas, puede ser un signo de exceso de preocupaciones.

Las personas que se preocupan por todo tienden a enfocarse en los aspectos negativos de una situación y pueden imaginar escenarios catastróficos. Esto puede llevar a la ansiedad y al estrés, lo que a su vez puede afectar la salud mental y física.

¿Cómo sé si me preocupo demasiado?

La preocupación es una emoción natural, por lo que puede ser difícil identificar cuándo se convierte en un problema. Especialmente porque aparece ante estímulos que tienen una base de verdad, donde nuestro cerebro nos asegura que es lógico preocuparse por ello. Sin embargo, ¿cómo detecto si mi preocupación es excesiva?

Estas son algunas señales de que puedes estar experimentando exceso de preocupaciones:

·       Preocupaciones constantes: si te encuentras preocupándote constantemente, incluso cuando no hay una situación inmediata que requiera tu atención, es posible que estés experimentando exceso de preocupaciones.

·       Escenarios catastróficos: si te encuentras imaginando lo peor en cada situación, incluso en aquellas que son relativamente inofensivas, tienes un exceso de preocupaciones.

·       Preocupaciones excesivas sobre el futuro: si te encuentras preocupándote constantemente por lo que puede pasar en el futuro, incluso cuando no hay razón para hacerlo, también es síntoma de exceso de preocupaciones.

·       Preocupaciones sobre cosas que no puedes controlar: preocuparnos por cosas que están fuera de nuestro control, como el tiempo o la economía, también nos hacen estar viviendo en un exceso de preocupaciones.

·       Preocupaciones que afectan tu vida diaria: si tus preocupaciones te impiden o dificultan notablemente realizar tus actividades diarias y te causan estrés y ansiedad, es posible que estés experimentando exceso de preocupaciones.

·       Preocupaciones que afectan tu salud física y mental: si tus preocupaciones te causan dolores de cabeza, dolores musculares, insomnio, depresión o ansiedad, también hay un exceso de preocupaciones.

Consecuencias psicológicas del exceso de preocupaciones

Cuando la preocupación se vuelve excesiva, puede tener una serie de efectos negativos en la salud mental y física. Esto genera graves consecuencias a medio y largo plazo en todo el que lo sufre.

Estas son algunas de las consecuencias que aparecen cuando nos preocupamos en exceso:

Ansiedad

La ansiedad es una respuesta emocional normal ante situaciones estresantes. Sin embargo, cuando la preocupación se convierte en una respuesta excesiva, puede conducir a niveles significativos de ansiedad. La ansiedad puede manifestarse en una variedad de síntomas, como palpitaciones, sudores, temblores y pensamientos obsesivos.

Depresión

La depresión es una afección psicológica común que puede estar relacionada con el exceso de preocupaciones. La preocupación constante puede llevar a sentimientos de desesperanza, tristeza y falta de interés en las actividades cotidianas.

Insomnio

La preocupación constante puede afectar el sueño y hacer que sea difícil conciliar el sueño o permanecer dormido durante la noche. El insomnio puede tener una serie de consecuencias negativas para la salud, como fatiga, irritabilidad y dificultad para concentrarse durante el día.

Problemas de concentración

La preocupación constante puede hacer que sea difícil concentrarse en las tareas cotidianas. La falta de concentración puede afectar negativamente la productividad y el desempeño en el trabajo y en la escuela.

Aislamiento social

La preocupación constante también puede hacer que sea difícil para las personas interactuar con los demás. El miedo a ser juzgado o criticado por los demás puede llevar a la evitación social y al aislamiento.

Problemas físicos

El exceso de preocupación puede tener efectos físicos en el cuerpo. El estrés crónico asociado con la preocupación excesiva puede llevar a dolores de cabeza, dolores musculares y problemas digestivos.

Cinco pautas para acabar con el exceso de preocupaciones

El exceso de preocupaciones es algo que afecta a cada vez más personas en nuestra sociedad. Aunque puede tener efectos positivos a corto plazo, como vemos, todo se complica a medida que convivimos más tiempo con ese exceso. Por eso, es importante aprender a regular nuestras preocupaciones.

Estas son tres estrategias que puedes usar para combatir el exceso de preocupaciones:

1. Identifica tus preocupaciones

El primer paso para acabar con el exceso de preocupaciones es identificar tus preocupaciones. A menudo, cuando nos preocupamos, nuestra mente se llena de pensamientos negativos y preocupantes que pueden hacernos sentir abrumados. Sin embargo, si puedes identificar exactamente lo que te está causando preocupación, puedes comenzar a abordar el problema de manera más efectiva.

Una forma de identificar tus preocupaciones es escribirlas. Haz una lista de todo lo que te preocupa en este momento. No te preocupes por la organización o el orden de la lista, simplemente escribe todo lo que se te ocurra.

Una vez que hayas creado tu lista, trata de agrupar tus preocupaciones en categorías. Por ejemplo, puede haber preocupaciones relacionadas con el trabajo, las relaciones personales, la salud, la felicidad o el dinero.

2. Crea un plan de acción

Una vez que hayas identificado tus preocupaciones, es importante crear un plan de acción para abordarlas. Esto puede ayudarte a sentirte más en control de tu vida y a reducir la sensación de estar abrumado.

Para crear un plan de acción, primero debes elegir una preocupación específica que te gustaría abordar. Luego, haz una lista de todas las posibles soluciones a esa preocupación. Puede ser útil pensar en soluciones creativas e incluso en soluciones que no parezcan viables a primera vista.

Una vez que hayas hecho una lista de soluciones, elige una o dos soluciones que parezcan más factibles o efectivas y comienza a trabajar en ellas. Asegúrate de establecer un plazo realista para completar cada paso del plan.

3. Practica la meditación

La meditación es una práctica que se ha utilizado durante miles de años para reducir la ansiedad y el estrés. La meditación implica enfocar tu atención en el momento presente y dejar ir los pensamientos preocupantes y negativos.

Hay muchas formas diferentes de meditación, desde la meditación guiada hasta la meditación mindfulness. La meditación mindfulness es particularmente efectiva para reducir la ansiedad, ya que nos concentra únicamente en el momento presente.

Como hemos visto, la preocupación es una respuesta natural y saludable ante situaciones que pueden ser percibidas como amenazantes o estresantes. Sin embargo, cuando la preocupación se convierte en una respuesta excesiva e incontrolable ante situaciones cotidianas, puede tener consecuencias psicológicas significativas. Vivir con una preocupación constante aleja por completo a la persona del bienestar y dificulta su día a día. Acabar con ello es, entonces, una prioridad.

* Ángel Rull, psicólogo.