Enfermedad infradiagnosticada

Vivir con apnea del sueño: "Me quedaba sin respirar hasta 30 veces en una hora"

Multimedia | Más de la mitad de afectados por apnea del sueño no saben que sufren la enfermedad

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Inocente Gallego, paciente de apnea del sueño.

Inocente Gallego, paciente de apnea del sueño. / Ferran Nadeu

Beatriz Pérez

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Todo empezó con ronquidos muy fuertes por las noches. Su mujer, Paqui, se puso en alerta. "Se quedaba como ‘atrancao’ unos segundos. No respiraba", recuerda. Inocente Gallego, de 72 años, fue diagnosticado a los 60 de apnea obstructiva del sueño, un problema respiratorio que lleva a quien lo sufre a dejar de respirar unos segundos mientras duerme. Gallego, natural de Sevilla pero vecino de Viladecans (Baix Llobregat), cuenta cómo una máquina, la CPAP, le cambió la vida. Y tan contento que está ahora: "Es una más. Allá donde voy me la llevo, y no se me olvida nunca".

Dos pacientes explican a EL PERIÓDICO cómo ha mejorado su vida gracias a la máquina con la que duermen cada noche

Esos fuertes ronquidos, que iban a más, fueron los que empujaron a Gallego a ir al médico de cabecera que, a su vez, lo derivó a la neumóloga. "En el hospital me citaron para dormir una noche. Llegaron a contabilizarme hasta 30 paros por hora. Me dijeron que era una barbaridad", explica Gallego desde un centro en Barcelona de Esteve Teijin, empresa referente en Terapias Respiratorias Domiciliarias.

"Hay mucha gente que cuando está muy cansada no piensa que puede tener un problema respiratorio", dice una paciente

Fue el Hospital de Viladecans, tras diagnosticarle apnea del sueño, quien lo derivó a una delegación que esta empresa tiene en Sant Boi de Llobregat. "Me explicaron todo el funcionamiento de la máquina. Y cada año van haciendo revisión de la máquina y le envían datos al hospital", señala el hombre. Asegura que se adaptó desde el primer día a dormir enchufado a la máquina de presión positiva continuada de la vía aérea, popularmente conocida como CPAP. "Ahora puedo dormir boca arriba. Antes con esos ronquidos era imposible", confiesa Gallego. Junto a él, su mujer, Paqui, asiente. "Para mí este cambio fue importante", asegura ella. 

Además, este electricista ya jubilado comenzó rápidamente a sentir un gran bienestar. "Yo antes estaba más cansado. No empezaba bien el día porque no dormía bien", relata. Para él, la CPAP es "como el neceser o las maletas": se la lleva siempre que se desplaza.

No solo eso. Antes también se despertaba muchas veces por la noche, con la garganta seca. Ahora ya no existe rastro de esos síntomas. "Me levanto como mucho una vez".

"Yo me dormía por las esquinas. Y un buen día mi marido me dijo que roncaba mucho por las noches"

Una experiencia idéntica describe Mònica Bonet, una paciente de 53 años con apnea del sueño. Se la diagnosticaron hace un año y medio. "Yo me dormía por las esquinas. Y un buen día mi marido me dijo que roncaba mucho por las noches", rememora Bonet. Cuando le hicieron la prueba del sueño, los médicos llegaron a contarle hasta 32 apneas cada hora.

"Es una enfermedad que está en un rincón y a mucha gente que duerme sola no se la detectan. Hay mucha gente que cuando está muy cansada no piensa que puede tener un problema respiratorio", subraya Bonet, que lamenta que se dé por hecho que la apnea del sueño es una enfermedad de gente mayor. Y no es así. 

Ella rompe todas las estadísticas, ya que es mujer y joven (suele diagnosticarse sobre todo en hombres de entre 60 y 75 años), pero es verdad que tiene sobrepeso. Como la de Gallego, gracias a la CPAP su vida ha cambiado: "Ahora duermo bien", asegura.

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