Experta en inmunodeficiencias

Teresa Español, la "madre" de la inmunología en Catalunya: "Me sentí muy ninguneada"

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A sus 81 años, es la impulsora del actual Servicio de Inmunología de Vall d'Hebron, donde luchó durante años por una especialidad en la que nadie creía

Barcelona 27.04.2023 Sociedad. Retrato de la inmunóloga jubilada Teresa Español, fotografiada momentos antes de su conferencia en un acto de la Societat Catalana d’Inmunologia. C/ del Carme, 47, 08001 Foto Laura Guerrero

Barcelona 27.04.2023 Sociedad. Retrato de la inmunóloga jubilada Teresa Español, fotografiada momentos antes de su conferencia en un acto de la Societat Catalana d’Inmunologia. C/ del Carme, 47, 08001 Foto Laura Guerrero / Laura Guerrero

Beatriz Pérez

Beatriz Pérez

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Teresa Español (Reus, 1942) no duda cuando la periodista le pregunta de qué logro profesional está más orgullosa. "De haber mejorado la vida de muchos enfermos". Esta mujer, sonriente, vital y cercana, a sus ahora 81 años, es la "madre" de los inmunólogos en Catalunya. La inmunología, especialidad que primero la epidemia de VIH/sida y recientemente el covid-19 acercaron a la población, ni siquiera existía en las universidades de Medicina, en los años 60 (se creó a principios de los 80), cuando ella estudió.

Español, que se formó en pediatría, vio rápidamente la importancia de esta rama y creó el actual Servicio de Inmunología del Hospital Vall d'Hebron. Pero eso sería mucho después porque antes, durante años, estuvo relegada a un pequeño laboratorio buscando solución a las inmunodeficiencias congénitas. En la Universitat de Barcelona (UB), donde dio clases, nunca pasó de ser profesora asociada.

Y, sin embargo, esta es la mujer ha sentado las bases de la inmunología moderna en Catalunya. Por eso la Societat Catalana d'Inmunologia acaba de darle un premio a su trayectoria profesional. En un acto celebrado el jueves pasado en la Reial Acadèmia de Medicina de Catalunya, pacientes de diferentes asociaciones de enfermedades inmunológicas se acercaban a la doctora agradecidos. "Siempre he tenido mucho contacto con los pacientes aunque, como inmunóloga clínica, no los trataba directamente", cuenta.

También vivió el estallido en los 80 de la epidemia de VIH/sida. El tiempo acabó dándole la razón. La inmunología es la especialidad que está hoy detrás, por ejemplo, de terapias revolucionarias contra el cáncer como las CAR-T.

La Residencia Francisco Franco

Español, mujer que en plena dictadura se abrió camino en un mundo esencialmente masculino como era la Medicina, entró a trabajar en 1967 en el Hospital Vall d'Hebron, que entonces se llamaba Residencia Sanitaria Francisco Franco (y así fue hasta 1975). Tres años después de su entrada, esta médica decidió irse con su marido nefrólogo a Londres. Allí entró a trabajar en un laboratorio. "De vuelta a Barcelona, me salvó muchas veces la relación con los grupos europeos", dirá en algún momento de esta entrevista.

"De vuelta en Barcelona [en los 70], me salvó muchas veces la relación con los grupos europeos"

Frente a la Catalunya en blanco y negro de la dictadura, Español encontró en Londres "una ciudad multicultural, multirracial". "Era el centro de la inmunología en el mundo", precisa. Trabajó en el London Hospital Medical Center y en el Institute of Child Health. Regresó a Barcelona a mediados de los 70. Y volvió a Vall d'Hebron. "Aquí estaba relegada al laboratorio de genética. No querían implantar esta especialidad, así que la combinaba con la labor pediátrica", recuerda.

Así, por su cuenta y de la mano de los contactos que hizo en la capital británica, Español empezó a estudiar las inmunodeficiencias congénitas, un grupo de enfermedades que están producidas por un defecto en el funcionamiento de los mecanismos de sistema inmune. Un ejemplo son los 'niños burbuja'. Español recuerda la "falta de apoyo", en aquellos tiempos, por parte del hospital. Tuvo que enfrentarse a una doble discriminación: la de defender una especialidad médica en la que nadie creía y, además, la de ser mujer.

"Me sentí muy ninguneada la mayor parte de las veces. Me decían que qué más quería yo, que ya era pediatra", relata. Tuvo que buscar presupuesto por su cuenta, un técnico de laboratorio, una enfermera. "Yo era la responsable de la unidad de inmunología. Y, de risa, decíamos que yo era la jefa de esta unidad de una, porque solo estaba yo". Esa unidad es hoy el Servicio de Inmunología del Hospital Vall d'Hebron, el más grande de Catalunya y uno de los más importantes de Europa. Español llegó a reunirse con la Conselleria de Salut para solicitar más medios. Desde entonces le quedó la fama de "mujer con carácter fuerte". Lo cuenta riendo.

Estudios genéticos

En aquellos años, dado el poco desarrollo de la inmunología en el país, Español tiraba de sus contactos con el extranjero, sobre todo con Londres y París, para hacer estudios genéticos de enfermedades congénitas que eran hereditarias. "Tenías que informar a la familia de si la sufrían solo los hombres, o solo las mujeres. Y saber cuál era la incidencia. Los primeros estudios los hice enviando yo las muestras fuera".

Aunque ella no trataba directamente a los pacientes, sí los recibía en su pequeño laboratorio. "Venían a preguntar qué era una inmunodeficiencia: toda una serie de cosas que los infectólogos de entonces no sabían qué decir", recuerda.

"En la época del sida, había una doctora que se recubría la mano con la bata para no tocar el pomo de mi puerta"

En los 80 llegó la epidemia de VIH/sida. Los pacientes acudían a ella a preguntarles si su mujer, sus hijos, se podrían infectar. "Había mucho miedo", recuerda. "Yo les explicaba que el VIH solo se transmite cuando hay células infectadas que entran en el organismo". Hasta los médicos tenían miedo entonces. "Había una doctora que, cada vez que venía a mi laboratorio, se recubría la mano con la bata médica para no tocar el pomo de la puerta".

Español fue la presidenta de la Fundación Lucía para el Sida Pediátrico. Se levantó gracias a la herencia que dejó una familia con muchos posibles económicos cuyos tres miembros (madre, padre e hija) fallecieron por sida. "Durante años hicimos muchas charlas en escuelas, pero hace tres años que cerramos la fundación. No tiene sentido porque ya no hay niños con VIH", cuenta feliz esta inmunóloga.

El avance de los tratamientos

Ella recuerda aquellos años como una época de "muchísimo trabajo". Tuvo la suerte de contar con apoyo familiar, tanto por parte de su marido como de sus dos hijos. Explica satisfecha cómo han mejorado "muchísimo" las enfermedades inmunológicas gracias a los tratamientos endovenosos. "Aquellos niños tienen ahora 40 años y están bien".

La labor médica la combinó con la docencia: impartió en la UB, a los estudiantes de tercero, la asignatura de Inmunología. "Estuve de profesora asociada toda la vida. Nunca me cambiaron de categoría", habla. Pero todo el tiempo explica las cosas sin rabia y con la genuina satisfacción de ser testigo de cómo las cosas han mejorado. "Ahora más de la mitad de los estudiantes de Medicina son mujeres", señala orgullosa.

Teresa Español, que se jubiló a los 69 años, sigue haciendo consultas por internet porque colabora con la Asociación Española de Déficits Inmunitarios Primarios (Aedip). Y no pierde su espíritu reivindicativo, el que la ha impulsado siempre: "Necesitamos más inmunólogos. No es solo estar en el laboratorio, es hacer la interpretación y seguimiento de los tratamientos", defiende.

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