El corazón
mecánico
por el que
laten 130
vidas

El corazón mecánico por
el que laten
130 vidas

Bellvitge es el hospital de España que más dispositivos de asistencia ventricular izquierda implanta, destinados a salvar a personas con insuficiencia cardíaca en estado terminal. Pacientes y médicos explican cómo es vivir las 24 horas con estas máquinas

Un reportaje de Beatriz Pérez (textos)
y Manu Mitru (imágenes)

El corazón de Carmen Ruiz, de 78 años, late gracias una bomba centrífuga que, implantada en el ventrículo izquierdo, bombea la sangre de forma continua hacia el resto del cuerpo. Carmen, de origen sevillano (aunque lleva 60 años residiendo en Catalunya), está viva gracias a un dispositivo de asistencia ventricular izquierda (DAVI). Tiene un corazón mecánico, que funciona conectado con un tubo (que le sale por debajo de las costillas) a una unidad de control y batería que están guardadas en un pequeño bolso. Pesa unos dos kilos y de su funcionamiento depende el latido de su corazón. Depende su vida. Carmen es paciente de Bellvitge, hospital líder en España en la implantación de estos dispositivos. Y, también, una de las 130 personas en España que viven gracias a este dispositivo.

"Yo hace seis años estaba terminal. Tenía insuficiencia cardíaca después de toda una vida levantándome a las 4 de la mañana para limpiar despachos. Desde los 62 años vivía con un DAI [desfibrilador automático implantable, una especie de marcapasos]. Me llegué a quedar nueve veces muerta, pero el DAI me salvaba. Hasta que dejó de hacerme efecto y yo dije que no quería vivir más así. Sufría muchísimo: siempre ingresada, no podía dormir, me ahogaba todo el tiempo...", relata. El hospital privado que la trataba hasta ese momento le dijo que no había nada que hacer. "No daban un duro por mí".

Pero su marido, José María Humanes, no se conformó con esta respuesta. Se enteró de que el Hospital de Bellvitge (L'Hospitalet) implantaba corazones mecánicos. "Cuando nos dijeron que le quedaban 24 o 48 horas de vida, insistí en sacarla de ahí. Pedí una ambulancia que no quisieron darme, así que pagué una unidad móvil que me costó 600 euros y me la traje intubada a Bellvitge", cuenta José María. Carmen estuvo tres meses ingresada en este hospital y, aunque en principio no era candidata a esta intervención (en 2017 tenía ya 72 años y, además, nació con un solo riñón), acabaron poniéndoselo. "Mi vida cambió totalmente: en estos seis años no ingresé una sola vez, me voy de vacaciones y tengo una vida feliz. Y así vamos tirando hasta que Dios quiera", dice Carmen.

ASÍ FUNCIONAN LOS DAVI
(Dispositivo de Asistencia Ventricular Izquierda)

La cánula de entrada está conectada al ventrículo izquierdo y bombea la sangre desde el corazón hacia la bomba.

La cánula de salida lleva la sangre de la bomba a la aorta ascendente

La vía, el controlador y la fuente de alimentación deben estar siempre conectados para que la bomba funcione

"He estado más muerto que vivo"

Hace dos años, cuando tenía 54, Xavier García, que era taxista, sufrió un infarto agudo mientras trabajaba. Inmediatamente lo trasladaron al hospital. "Me dejó el ventrículo izquierdo muy dañado y los médicos de Bellvitge me dijeron que no creían que sobreviviría por mí mismo, por lo que me propusieron el implante de un corazón mecánico", cuenta este vecino de Sant Feliu de Llobregat.

Xavier reconoce que al principio no estaba convencido. "Tenía un rechazo muy grande a vivir con una máquina. Pero acepté cuando me dijeron que, en la próxima arritmia, me podría morir", explica. "No dejas de ser un poco biónico: la mitad de tu corazón funciona de forma natural y la otra, mecanizada", reflexiona. Hace un año y medio que está en lista de espera para un trasplante de corazón que lo librará, al fin, de vivir pegado a una máquina. Xavier tiene la incapacidad permanente ("Mi vida es: 'De profesión, enfermo'", confiesa), pero asegura ser "feliz". "Yo he estado más muerto que vivo".

Bellvitge es el hospital de España que más dispositivos de asistencia ventricular izquierda implanta. En 2007, puso el primero de todo el país. Desde entonces ha puesto 63. Actualmente, hay en España unos 130 pacientes con un corazón mecánico, 16 de los cuales son seguidos en Bellvitge. El año pasado, este centro sanitario puso un total de nueve. Cada corazón mecánico tiene un coste de unos 100.000 euros.

"Aunque puedes utilizar el término 'corazón mecánico', técnica y médicamente esto es un dispositivo de asistencia ventricular izquierda porque sustituye solo la función izquierda del corazón y no las dos. Consiste en una bomba centrífuga [o turbina] que saca sangre del ventrículo izquierdo y la inyecta a nivel de la aorta ascendente. Es como una bomba de pecera", ilustra el cardiólogo José González Costello, coordinador de la Unidad de Insuficiencia Cardíaca Avanzada y Trasplante Cardíaco de Bellvitge. Los pacientes candidatos a ser implantados con un dispositivo de este tipo son aquellos que tienen insuficiencia cardíaca avanzada y sufren ingresos recurrentes. "Personas en los que la insuficiencia cardíaca viene dada por una insuficiencia ventricular izquierda y su ventrículo derecho está aceptablemente bien porque, si no, no funcionaría", precisa González Costello.

Así, estos dispositivos tratan la "insuficiencia cardíaca terminal", según el jefe de Sección de Cirugía Cardíaca de Bellvitge, Daniel Ortiz. "Hay dos indicaciones para implantarla. Una, como terapia de destino: cuando el paciente no es trasplantable y vivirá siempre con la máquina. Dos, como puente al trasplante: cuando hay hipertensión pulmonar -con el objetivo de bajarla- o cuando prevés que no podrá aguantar demasiado tiempo en lista de espera, para que llegue al trasplante en buenas condiciones". No hay un límite de edad para implantarlo, pero sí de fragilidad.

Aunque Bellvitge es el hospital de España que más corazones mecánicos implanta, lo cierto es que la asistencia ventricular en el país está "un poco retrasada" con respecto a otros europeos o EEUU. "Y no por razones negativas, sino por lo desarrollado que está aquí el sistema de donación y trasplante [España es líder mundial de trasplantes]. Como otros países no tienen tanto acceso al trasplante, han tenido más corazones mecánicos. Por eso en este tipo de tecnología vamos una década por detrás", dice Ortiz. En Francia un hospital como Bellvitge estaría implantando "uno a la semana".

La asistencia ventricular en España está "un poco retrasada" porque el sistema de trasplantes está "muy desarrollado"

Sin embargo, un corazón mecánico también entraña riesgos. Por ejemplo, de trombosis. También, de infección en la "herida abierta" por la que sale el tubo. Por eso Bellvitge ha organizado recientemente unas jornadas para pacientes y familiares en las que, entre otras cosas, enseñan a curar esas heridas. "Los pacientes necesitan que un cuidador les cure la herida una vez a la semana. Normalmente es un familiar, pero hay algunos que van al CAP", dice el cardiólogo González Costello. Destaca también que estos pacientes, que hace unos años eran "la novedad", ahora son más frecuentes. "Y cada vez tendremos más porque la insuficiencia cardíaca es una enfermedad muy prevalente. Cada vez habrá más pacientes a los que no podremos hacer un trasplante por edad o comorbilidades, pero sí ponerle un dispositivo así con el que hacen vida normal".

Los médicos aún se encuentran a algunos que rechazan el implante porque les da miedo convertirse en una carga para su familia. Sin embargo, la ciencia avanza para que estos dispositivos sean "totalmente implantables", según Ortiz, lo cual será "un gran salto".

Un reportaje de EL PERIÓDICO

Textos: Beatriz Pérez
Fotos: Manu Mitru
Infografía: Alex R. Fischer
Coordinación: Rafa Julve