Informe de Salut Mental Catalunya

Vulneraciones de derechos en la salud mental: "Atar a la cama a una persona es una humillación"

EL PERIÓDICO recoge el testimonio de dos personas que han vivido en primera persona situaciones discriminatorias

Un informe revela que la mayoría de las discriminaciones se producen en el ámbito sanitario y son hacia mujeres

Vicenç Navarro y  Lurdes Da Costa

Vicenç Navarro y Lurdes Da Costa / Marc Vila / David Castro

Beatriz Pérez

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La mayor parte de las vulneraciones de derechos de las personas con trastornos de salud mental que se producen en los hospitales tienen que ver con las contenciones mecánicas (atar a la persona a la cama), una práctica que muchas asociaciones en pro de los derechos humanos exigen que se prohíba. Pero no solo: estas personas también sufren medicaciones forzosas o violencias verbales.

Salut Mental Catalunya, movimiento social que aglutina a asociaciones, familias y usuarios, acaba de publicar un informe sobre vulneraciones de derechos en toda la Administración pública, no solo en el ámbito sanitario). En Catalunya, se produjeron el año pasado un total de 269. Además, el 70% de quienes las sufren son mujeres y el principal motivo es la salud, seguida de la violencia institucional y socioeconómica. EL PERIÓDICO habla con dos personas que han vivido de cerca situaciones de este tipo.


Vicenç Mateo: "Los cuidadores sentimos soledad e impotencia"

Vicenç Mateo es hermano de una persona con esquizofrenia paranoide ingresada en el Sagrat Cor de Martorell.

Vicenç Mateo es hermano de una persona con esquizofrenia paranoide ingresada en el Sagrat Cor de Martorell. / Marc Vila

Los trastornos de salud mental con frecuencia dejan todo un campo quemado a su alrededor. Generan sufrimiento y dolor no solo en la persona que tiene el diagnóstico, sino también en sus familias, que a menudo se sienten impotentes cuando su ser querido recibe un trato inadecuado por parte del sistema. Es el caso de Vicenç Mateo, un vecino de Martorell (Barcelona), de 50 años, cuyo hermano (de 55) lleva 30 conviviendo con una esquizofrenia paranoide que se agravó cuando empezó a tener adicciones. En el momento en que Vicenç habla con este diario, el hermano está ingresado por una crisis. Vicenç prefiere no decir su nombre.

"A mi hermano le dieron el alta pese a sus alucionaciones. Desapareció y lo encontraron que no reconocía a nadie"

"Ha sufrido muchísimas vulneraciones desde hace años. Por ejemplo, hace dos años y medio su psiquiatra en el Hospital Sagrat Cor de Martorell le dio de alta pese a que estaba teniendo alucinaciones: se pensaba que era guarda forestal, cuando llevaba 25 años sin trabajar. Actualmente es pensionista", cuenta Vicenç. Este alta improcedente casi le cuesta la vida a su hermano. "Como estaba convencido de que era guarda, se fue al bosque. Estuvo una semana desaparecido, pusimos una denuncia a los Mossos. Lo encontraron semidesnudo, sin ropa, ni documentación, ni mochila, con una gran degradación física y psicológica. No reconocía prácticamente a nadie", cuenta. Cuando la familia preguntó a la asistenta social del hospital por qué le habían dado el alta en una situación así, la respuesta fue que el psiquiatra consideraba que "estaba bien".

Un sistema sanitario "saturado" aumenta las vulneraciones en salud mental: más del 65% de ellas son en la Administración pública

Estas situaciones cree Vicenç que se producen porque el sistema sanitario está "saturado", lo que explica que, según el informe de Salut Mental Catalunya, más del 65% de las vulneraciones que se producen en el ámbito de la salud mental ocurren en la Administración pública. Según él, las vulneraciones también se deben a la "falta de formación y sensibilización" de los profesionales, y a que los protocolos "no acaban de funcionar". "Y este también es un termómetro que refleja la madurez democrática de la sociedad y de sus estructuras", apunta.

"Mi hipótesis, pero es solo una hipótesis, es que necesitaban camas y pretendían que siguiera la rehabilitación en casa. Las entrevistas con los psiquiatras son apenas de 15 minutos. Mi error y mi culpa fue no poner entonces una denuncia", reflexiona. Ya ha puesto, eso sí, dos quejas al Síndic de Greuges. Le dio miedo denunciar por las "represalias", la "falta de confianza" en un "sistema poco efectivo" y la "vergüenza", como les ocurre a muchas familias.

Inmovilizado por "falta de personal"

En algunos de sus ingresos hospitalarios (su hermano ingresa y es dado de alta recurrentemente), el hombre, sin estar emocionalmente estable, fue atado más de una vez a la cama. Es lo que se denomina una contención mecánica. "Entiendo que los inmovilizan porque [en el hospital] no tienen personal. Pero llegan a estar dos días atados, sin tener en cuenta sus emociones y la humillación que eso es", asegura Vicenç.

Más vulneraciones: el hermano, que vive en pareja cuando no está en el hospital, toma toda una medicación que afecta a su sexualidad. "No puede ser que lo primero que diga el médico sea 'lo importante es tu salud mental' cuando mi hermano manifiesta que la medicación afecta a su sexualidad. La sexualidad es parte de la recuperación de una persona", insiste.

Vicenç remarca que los trastornos de salud mental "desestabilizan" también a las familias de las personas que lo sufren. "Hay momentos de angustia, de tensión, de desesperación", explica. Además, cuando se trata del cuidador de la persona (como le ocurre a Vicenç, quien, con una madre de casi 80 años, ha pasado gradualmente a ocupar este lugar en la vida de su hermano), se siente mucha "soledad e impotencia".


Lurdes Da Costa: "Los médicos no me dejaban elegir el método anticonceptivo"

Retrato de Lurdes Da Costa, de 54 años y activista de la salud mental.

Retrato de Lurdes Da Costa, de 54 años y activista de la salud mental. / David Castro

A Lurdes Da Costa, portuguesa de 54 años, le diagnosticaron un trastorno límite de la personalidad poco antes de cumplir los 40. "Es una etiqueta que me han puesto, no un diagnóstico. Y la etiqueta no nos define", deja claro esta activista de la salud mental residente en Salou (Tarragona). A lo largo de su vida tuvo varios intentos de suicidio. "Una de las veces que me desperté en el hospital me tenían atada de pies y manos. No sé cuándo tiempo me tuvieron así porque iba sobremedicada. No eres consciente de lo que te hacen. Que no te den ninguna información es una vulneración de derechos", dice Lurdes.

"No eres consciente de lo que te hacen. Que no te informen es una vulneración de derechos"

Ahora hace 13 años que no ingresa en un hospital. Pero antes llegó a tener, en dos años, hasta tres intentos de suicidio. "Y en dos me ataron. En el Hospital de Reus", cuenta. La vida de Da Costa no ha sido fácil. A los 8 años sufrió abusos sexuales. A los 9 tuvo su primer intento de suicidio. A los veintipocos años huyó de Faro, el Algarve, donde vivía y trabajaba como peluquera para venir a España y dejar bien atrás esa historia. En Catalunya trabajó como asistenta del hogar, hasta que le dieron la incapacidad permanente, a los 33 años, porque sufre fibromialgia. Perdió la custodia de su hija por su trastorno mental.

Da Costa expone otra de las vulneraciones de derechos que ha sufrido en el ámbito sanitario. "Para mí es una vulneración de derechos que no te dejen decidir qué método anticonceptivo utilizar. Yo tenía un DIU [dispositivo intrauterino], pero a los 38 años me lo quise quitar porque me causaba muchas molestias. Tenía pareja y los médicos me dijeron que tenía que ponerme otro. No podemos decidir sobre nuestras vidas porque no nos tienen en cuenta", denuncia Lurdes.

Su vida y su estado anímico mejoraron desde que es activista de la salud mental. Colabora con Salut Mental Catalunya. "Tratamos de luchar contra el estigma y estamos empezando a tratar todas estas vulneraciones de derechos. La Confederación Salud Mental España ya tiene un observatorio en el que denunciar. Pero muchas veces hay miedo a las represalias", se lamenta Lurdes. A ella el activismo le ayudó mucho porque comenzó a relacionarse con "otros iguales" y dejó de sentirse "tan sola". "Intentamos luchar para que otras personas no pasen por lo que hemos pasado nosotros", concluye.

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