Recta final del Govern

Aragonès relega el plan para el referéndum y fía el mandato al autogobierno y la amnistía

La propuesta de referéndum pactado pierde fuelle en favor de la financiación y Rodalies

Aragonès aparca la mesa de partidos catalanes al detectar "maniobras cortoplacistas"

Aragonès acelera con la financiación y tendrá una propuesta lista en enero

El traspaso de Rodalies arranca en febrero con la creación de la comisión política Gobierno-Generalitat

El president Pere Aragonès este miércoles en el Parlament.

El president Pere Aragonès este miércoles en el Parlament. / Andreu Dalmau / Efe

Quim Bertomeu

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Toda la información sobre la ley de amnistía en este especial de EL PERIÓDICO.

En términos de 'procés', el mandato de Pere Aragonès al frente de la Generalitat ha acabado oscilando entre dos polos que parecían opuestos, pero que el president ha intentado hacer complementarios: su plan soberanista -que incluye el acuerdo de claridad para un referéndum pactado y la mesa de diálogo- y su apuesta por devolver a Catalunya a la senda de reclamar más autogobierno -el traspaso de Rodalies y una mejora de la financiación-. Cuando queda un año para las próximas elecciones al Parlament y el Govern entra en la recta final de la legislatura, el polo soberanista ha ido perdiendo fuerza, cercado de incertidumbres, mientras que el polo del autogobierno se ha acabado afianzando como el principal.

La última pista que evidencia que el president se ha visto obligado a recalcular su plan soberanista es el aplazamiento de la reunión de partidos catalanes donde Aragonès tenía que presentarles su propuesta de referéndum pactado antes de volar a Madrid para plantearla formalmente al Gobierno. En octubre del año pasado, aseguró que esta reunión llegaría con el año nuevo tras la investidura de Pedro Sánchez, pero esta semana explicó que la cita quedaba aparcada hasta nuevo aviso por las "maniobras cortoplacistas" de algunas formaciones políticas.

Desde el Palau de la Generalitat tratan restarle importancia a este aplazamiento y cargan la responsabilidad en la falta de colaboración de la oposición, especialmente de Junts. Fuentes del Govern sostienen que, como el resto del arco parlamentario ya ha dejado claro que no piensa hacer "propuestas concretas" para complementar o para confrontar la del president, Aragonès tampoco quiere presentar por ahora la suya sobre el referéndum. Además, añaden las mismas fuentes, "el momento tampoco ayuda" porque todo el mundo está pendiente del bloqueo de la amnistía y de la negociación de los presupuestos estatales y catalanes.

Sin embargo, ya hace tiempo que el plan soberanista del president dejó de seguir los plazos que tenía marcados al inicio. Tenía un nombre, acuerdo de claridad, un objetivo, lograr un referéndum pactado, y un calendario con tres fases. La primera incluía la colaboración de un grupo expertos en conflictos políticos y es la única que se ha cumplido. A partir de aquí, el resto sigue pendiente. Según contó el propio president, había una segunda fase en la que el Govern tenía que convocar a los partidos, a la sociedad civil y a los ciudadanos para que se involucraran en la propuesta de referéndum. Finalmente, en una tercera fase resolutiva, tenía que llevar la propuesta a Madrid para negociarla formalmente. Para hacerse una idea del retraso: la segunda fase estaba prevista para el mes de junio, pero del año pasado.

Las dificultades

Esta demora se explica fundamentalmente por dos motivos: el primero, porque Aragonès hasta ahora no ha encontrado más apoyos ni más disposición a colaborar con el acuerdo de claridad que la de su propio partido, ERC. De hecho, nunca ha recibido el aval formal del Parlament ni el president lo ha llevado a votación ante el riesgo de perderla. El segundo, porque el contexto político no ha dejado de bombardear sus previsiones. Las elecciones generales avanzadas fueron el primer gran freno. Finalmente, la negociación por la amnistía ha acabado por desplazar el referéndum como protagonista del 'procés'.

Esta es la otra gran clave de este asunto. Cuando Aragonès arrancó el acuerdo de claridad en setiembre de 2022, la amnistía era un objetivo negado por el PSOE. Todo cambió cuando ERC y Junts se convirtieron en claves en el Congreso para Sánchez, y la amnistía pasó a protagonizarlo todo. "En los próximos meses la gran batalla será no la aprobación de la amnistía, sino la lucha por su implementación", señala una voz republicana autorizada. Y esta gran batalla ha acabado desplazando la otra, la del referéndum.

Nadie en ERC o en el Govern pretenden renunciar a la consulta sobre la independencia, pero nadie pone fecha a cuando volverá al primer puesto del orden del día. El único compromiso vigente sobre este asunto entre Aragonès y Sánchez es reunir la mesa de diálogo en el primer trimestre de 2024, pero no está cerrado. Si llegara a reunirse con la propuesta de votación encima de la mesa, difícilmente se moverá nada con unas elecciones catalanas a la vuelta de la esquina.

Financiación y Rodalies

Y mientras el polo soberanista del president pasa un segundo plano, el polo del autogobierno se abre paso con fuerza. De esto, también hay varias señales. La primera es que el propio Aragonès ha anunciado que antes de que acabe el mes tendrá a punto su propuesta para que Catalunya tenga una financiación singular. Desde el primer Govern de Artur Mas con la propuesta de pacto fiscal, en el período 2010-2012, que a ningún presidente de la Generalitat le habían quedado ganas de abrir el melón de las finanzas públicas.

Reunión entre la consellera Ester Capella y el ministro Óscar Puente.

Reunión entre la consellera Ester Capella y el ministro Óscar Puente. / Gustavo Valiente / Europa Press

Además, la próxima semana recuperará protagonismo el traspaso de Rodalies. Está previsto que se ponga en marcha la comisión entre el Estado y la Generalitat para fijar las bases para que Catalunya asume integralmente la gestión de sus trenes de cercanías. El pronóstico de éxito es reservado, pero por primera vez el Gobierno central ha dado muestras de querer ejecutar el traspaso de una competencia que ya se ensayó en 2008, pero que no acabó bien.

Si el polo del autogobierno goza de más salud que el soberanista es porque, en este, Aragonès sí tiene aliados cuando mira a la bancada de la oposición. Tanto el PSC como los Comuns han dado señales de querer jugar esta partida y esta es una posición determinante porque los dos partidos tienen representantes en el Consejo de Ministros. Incluso Junts no puede negarse a luchar por una nueva financiación o por Rodalies, ya que en el pasado también fueron sus emblemas.

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