La legislatura de Aragonès

El conflicto con la amnistía torpedea los presupuestos en Catalunya

El Govern y el PSC mantienen los contactos y tratan de aislar las cuentas de las turbulencias en el Congreso

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El Govern carga contra Junts porque hay "familias destrozadas" con juicios que se podrían evitar con la amnistía

El president de la Generalitat, Pere Aragonès,  amb el líder del PSC, Salvador Illa, ahir al Parlament. | TONI ALBIR / EFE

El president de la Generalitat, Pere Aragonès, amb el líder del PSC, Salvador Illa, ahir al Parlament. | TONI ALBIR / EFE / J. G. ALBALAT

Quim Bertomeu
Sara González
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El fracaso de la aprobación de la amnistía el pasado martes ha impactado en el Gobierno de Pedro Sánchez y en la negociación de los Presupuestos Generales del Estado, la ley más importante para tener estabilidad. Ahora, la onda expansiva del conflicto con la exoneración de las causas del 'procés' amenaza con agitar también la legislatura en Catalunya. El guion inicialmente previsto para las próximas semanas era que ERC aprobaría las cuentas estatales y, a cambio, el PSC avalaría las catalanas. Con las primeras en 'stand by', las segundas han entrado en zona de turbulencias.

El primer trimestre del 2024 debía tener tres capítulos y un epílogo. Los tres capítulos tenían que ser consecutivamente la amnistía, los presupuestos del Estado y los presupuestos catalanes y, el epílogo, una reunión de la mesa de diálogo entre el Gobierno y la Generalitat. A partir de aquí, ya por el mes de abril, todo el mundo se concentraría en las elecciones europeas -9 de junio- y se entregaría a la precampaña electoral.

Sin embargo, sin amnistía, el panorama se ensombrece. Nadie tiene, de entrada, incentivos para mover las otras fichas. Además, el calendario aprieta. El miércoles pasado se cumplió un año del pacto presupuestario entre el Govern y el PSC para las cuentas de 2023, unas cuentas que ya se aprobaron con más de dos meses de retraso. 365 días después, nadie se atreve a poner una fecha en el calendario para un nuevo acuerdo.

Los contactos continúan

El episodio del martes en el Congreso, que cogió al president Pere Aragonès en un viaje institucional a Bruselas, fue recibido con preocupación en el Govern, en ERC y en el PSC. Fue mucho más que una votación perdida. "Lo del martes no ayuda en nada", admite una voz republicana autorizada. Pese a todo, tanto desde la Generalitat como desde el PSC llega el mismo mensaje: un intento de transmitir tranquilidad. La negociación de los presupuestos catalanes continúa.

Fuentes de la Generalitat aseguran que, desde del fracaso para la aprobación de la amnistía, ha habido nuevos contactos con los socialistas sobre las cuentas. "No se ha parado nada. Fue un golpe duro -el episodio del Congreso-, pero la negociación avanza", sostienen desde la plaza de Sant Jaume. Aragonès e Illa hablaron el jueves por teléfono -formalmente sobre la sequía- y el viernes, el propio viceconseller del Govern, Sergi Sabrià, admitió que con los socialistas la negociación iba "algo mejor" que con el resto. Esa es otra variable a tener en cuenta. Si el Govern consigue amarrar el voto del PSC, aún le faltará otro socio.

El PSC también se reubica

Y si el Govern se ha visto forzado a recalcular sus expectativas, también lo ha hecho el PSC. Salvador Illa, que no ha transmitido hasta ahora excesiva prisa por alcanzar un acuerdo, ha defendido desde el principio que él está dispuesto a remar a favor de unas nuevas cuentas, pero que no se tenían que "mezclar carpetas". Si una cosa quieren evitar los socialistas es aprobar primero los presupuestos catalanes para que, después, ERC pueda tener las manos libres para subir su factura para aprobar los del Estado. 

Pero si las cuentas de Sánchez van para largo o si incrementan las posibilidades de que haya que recurrir a una prórroga de los de 2023, el escenario es otro. Fuentes de los socialistas catalanes consideran que el veto a la amnistía de la semana pasada "no altera nada" y que están de acuerdo con el Govern en que no haya "vasos comunicantes" entre el panorama estatal y la deliberación catalana. Admiten que las conversaciones con Palau son fluidas y, pese a que hasta ahora no habían apresurado al president, empiezan a transmitir que la "jugada inteligente" por parte de Aragonès sería llevar los presupuestos "pronto" al Parlament y "no alargar" demasiado la negociación.

El primer paso para ello, subrayan desde el PSC, es que se cumpla con lo pactado en los anteriores presupuestos y, en todo caso, explicar por qué no se puede cumplir lo pendiente. En el caso del Hard Rock, los socialistas dan por probable que el Govern se escudará en el informe medioambiental -más aún en plena emergencia por sequía- para no aprobar el plan director. Caso distinto es la firma del convenio de la B-40 entre Sabadell y Terrassa, que está todo listo para que esté al caer, pero que, según el partido de Illa, el president tiene que calibrar cuándo es el mejor momento para cumplir con un asunto que incomoda a ERC y que permitirá a los socialistas colgarse una medalla.

El apoyo de los Comuns

Hay otro escollo que, incluso en el escenario de un acuerdo entre republicanos y socialistas, no está salvado: y es que ambos partidos suman 66 diputados. Falta un tercer actor para alcanzar la mayoría absoluta necesaria para aprobar las cuentas y los Comuns no están por la labor bajo el argumento de que el Govern no ha cumplido con buena parte de lo pactado en 2023. Menos aún si se quedan fuera del pacto para gobernar el Ayuntamiento de Barcelona y en plena recta final para las elecciones catalanas previstas para febrero de 2025.

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