Rivalidad en el Parlament

PSC y Junts pugnan por el rol de "alternativa" al Govern de Pere Aragonès

Los 4 deberes del Parlament en la recta final de la legislatura de Pere Aragonès

Los intereses cruzados de Pedro Sánchez y Salvador Illa ante la negociación de la investidura

El líder del PSC, Salvador Illa, y el presidente de Junts en el Parlament, Albert Batet

El líder del PSC, Salvador Illa, y el presidente de Junts en el Parlament, Albert Batet / FERRAN NADEU

Sara González
Fidel Masreal
Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Somos la alternativa. Somos el grupo parlamentario con más propuestas de resolución propias aprobadas", presumía un dirigente de Junts el pasado 29 de septiembre por los pasillos del Parlament. Habían pasado solo unos minutos del cierre del debate de política general y de unas votaciones que habían puesto en evidencia la debilidad parlamentaria de ERC en una sesión eclipsada por el texto en el que los independentistas vincularon la investidura de Pedro Sánchez a "avances" para un referéndum. Y es que, mientras transcurren las negociaciones de Carles Puigdemont con el PSOE y cuando falta un poco más de un año para las elecciones catalanas, los posconvergentes tratan de disputarle al PSC ese "rol" de alternativa del que Salvador Illa ha hecho siempre bandera.

Los socialistas catalanes achacan, precisamente, a esa pugna que la semana pasada el 'expresident' sentenciara vía redes sociales que Illa "no podrá ser nunca un interlocutor válido para generar confianza". Lo dijo pese a que durante el debate en el Parlament muchas de las propuestas de los republicanos fueron tumbadas gracias a la pinza entre el PSC y Junts, un tándem que ha actuado en el último año para cortocircuitar la acción del Govern a costa de su minoría de tan solo 33 diputados. Puigdemont se pronunciaba justo el día después de que Sánchez dejara claro que todo lo que se pacte sobre Catalunya contará con el beneplácito de su barón catalán.

Pero en la cúpula de los socialistas catalanes ni existe preocupación por ese desdén desde Waterloo ni, aseguran, por sus expectativas electorales. Han ganado las tres últimas elecciones en Catalunya mientras los independentistas acusan erosión y el liderazgo de Illa en el partido, así como el papel de jefe de la oposición, está más que consolidado. Dos aspectos, la musculatura en las urnas y un candidato indiscutible, que consideran que desde Junts no pueden ofrecer en estos momentos. Eso sí, hay quien no esconde en el PSC cierta inquietud sobre el impacto que podría tener una ley de amnistía que permitiera a Puigdemont volver a ser presidenciable, si es que así lo quisiera.

Puigdemont, la gran esperanza de Junts

Y en sentido opuesto, Puigdemont es la gran esperanza de futuro de Junts para hacer posible su principal sueño (con permiso del objetivo independentista), que no es otro que desbancar a ERC del poder. Los posconvergentes entraron en modo oposición absoluta hace ahora un año, casi antes de salir del Govern, porque exigieron a Aragonés una cuestión de confianza cuando todavía compartían Govern. Formalmente, dicen ejercitar una "oposición responsable". En la práctica, es una batalla sin cuartel que se basa en dos ejes: dinamitar la acción del gobierno de Aragonès y cuestionar la estrategia independentista de ERC.

Para subrayar este segundo aspecto, Junts insiste en que ERC ha cedido ante los socialistas (apoyando a Pedro Sánchez en Madrid y al PSC en las Diputaciones, salvo la de Girona) mientras que los de Puigdemont se erigen en los auténticos herederos del 1-O y los que sí "saben" negociar con el PSOE para obtener ganancias significativas. Esta estrategia, sin embargo, tiene un agujero: las coincidencias con los socialistas en cuestiones no menores del eje ideológico, que van desde la ampliación del aeropuerto de Barcelona a la posición contraria a la renta básica universal para afrontar la pobreza cronificada de Catalunya. Unas alianzas o coincidencias que tienen un objetivo común: desgastar a Aragonès.

Todo ello lo lleva a cabo Junts sin exigir formalmente elecciones anticipadas. No le convienen. Su momento es más adelante, si logra que Puigdemont regrese, fruto del pacto con el PSOE. Así se despejaría casi definitivamente la duda sobre la candidatura de Junts para pugnar por la hegemonía e incluso disputar al PSC los pronósticos favorables a Illa.

El PSC tampoco reclama elecciones

Los socialistas catalanes aseguran que están "priorizando la investidura" por encima de sus "propios intereses". Prueba de ello es que ni reclaman elecciones ni impulsan una moción de censura pese a considerar que el 'president' Pere Aragonès no tiene futuro, cosa en la que Junts coincide. La cúpula de la calle Pallars sostiene que el PSC está preparado para medirse tanto con ERC como con Junts en las próximas catalanas con los líderes del 'procés' libres de cargos.

Sacan pecho no solo de ser el partido más votado en estos momentos en Catalunya, sino de, de la mano de Sánchez, haber logrado apaciguar el conflicto mientras la división entre los independentistas es cada vez más profunda. Además, en su radiografía está también el impacto que podría tener, especialmente sobre Junts, que en los próximos comicios concurra una nueva candidatura impulsada por la ANC o Aliança Catalana, que lidera la alcaldesa de extrema derecha de Ripoll, Sílvia Orriols.

Socialistas y posconvergentes han coordinado su actuación en el último año para hacer la zancadilla al Govern: desde tumbar la ley de estadística o colar una para agilizar los desahucios, a obligar a introducir cambios en la gestión de la sequía, así como para defender proyectos que incomodan a ERC, como la mencionada ampliación del aeropuerto, el cuarto cinturón o el Hard Rock. Pero si en una cosa ha marcado distancias Junts ha sido con los presupuestos, hecho al que se acoge para señalar que, si la legislatura continua, es porque PSC y Comuns apuntalaron las cuentas de 2023, un apoyo que podría reeditarse para las de 2024, un logro que permitiría a Aragonès agotar mandato. JxCat, que elaboró y luego rechazó las cuentas del año pasado tras salir del Govern, seguirá previsiblemente el mismo camino en este ejercicio para no dar un respiro a sus rivales republicanos.

Suscríbete para seguir leyendo