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La 'generación TikTok' pasa de la política (pero Vox no pasa de ellos)

Los jóvenes se desentienden de las citas electorales y valoran mal a los partidos en las encuestas. Los estudios sociológicos detectan en ellos un sentimiento de "abandono" que está siendo aprovechado por la ultraderecha para recabar apoyos

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El 64% de las jóvenes en España ha perdido la confianza en los políticos

¿Investidura o elecciones? (o viceversa)

Joven haciendo skate frente al Congreso de los Diputados

Joven haciendo skate frente al Congreso de los Diputados / David Castro

Juan Fernández

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Los jóvenes nunca se han sentido especialmente seducidos por los rifirrafes de la política y la batalla sin fin que libran los partidos en las tribunas, los debates y las urnas. Elección tras elección, los votantes de menor edad se han destacando siempre entre los más abstencionistas y las generales del 23 de julio pasado han reafirmado ese desdén: según el Barómetro postelectoral del CIS, el porcentaje de ciudadanos de entre 18 y 24 años que decidieron ignorar la contienda electoral supera en más de diez puntos al de edades más provectas. Nadie pasa de ir a votar más que ellos y en esa apatía política solo se les acercan los que tienen entre 25 y 34 años, que también miraron la cita del 23-J de soslayo.

Teniendo en cuenta el listado de prioridades que los jóvenes suelen destacar en las encuestas –acceso a la vivienda, ayudas a la emancipación, empleo digno, igualdad de género, cambio climático-, es fácil imaginar el desinterés con que asisten al intenso debate político que se vive estos días en España, cargado de declaraciones y discusiones entre líderes de uno y otro signo a cuento de la investidura del próximo presidente del Gobierno y de la posible amnistía a los cargos independentistas procesados, pero donde nadie dice nada sobre los asuntos que más directamente les afectan. 

Que los jóvenes contemplan la arena política como un escenario ajeno no es de ahora, pero en los últimos tiempos, y muy especialmente después de la pandemia, la población adulta de menor edad ha empezado a mostrar síntomas de un particular desinterés hacia las cuitas de los políticos y una inédita forma de relacionarse con los asuntos de la vida pública. 

Desapego

Al final, la única forma de detectar esas señales es hablando con ellos. El Consejo de la Juventud de España, una plataforma formada por más de 60 entidades juveniles, preguntó este verano a 6.300 jóvenes qué opinaban sobre el panorama político y el 60% respondió que no confía en el sistema de partidos actual ni se siente representado por él. Este desapego se compadece con el rencor social que transmiten los españoles menores de 30 años que participaron en la última encuesta de tendencias sociales elaborada por el CIS: siete de cada diez se dicen sentirse "ciudadanos de segunda" y el 82% cree que los poderes públicos no hacen nada por ayudarles. 

"El distanciamiento de los jóvenes hacia la política es la consecuencia. La causa es el sentimiento de abandono que ha anidado en muchos de ellos, sobre todo tras la pandemia", interpreta la socióloga Verónica Díaz, especialista en el estudio de la población juvenil. Las encuestas arrojan datos que a menudo son llamativos pero siempre son fríos. A quienes se dedican a escrutar grupos sociales, las claves definitivas para entender lo que pasa se las suelen dar los grupos de discusión. Es ahí, cuando pueden hablar de sus problemas sin el corsé del cuestionario, cuando afloran los matices.

"Oír lo que cuentan los jóvenes de hoy en esos debates es revelador. El lamento es unánime. Se sienten pesimistas ante el futuro y se consideran traicionados por la sociedad. Y tienen motivos. Les exigimos que se esforzaran, que hicieran una carrera, que cursaran un máster… Lo hicieron, y ahora solo les ofrecemos salarios de miseria y pisos que no pueden pagar. ¿Cómo van a confiar en quienes están al mando?", plantea Díaz.

El reciente Baremo postelectoral del CIS desagregado por grupos de edad aporta otro dato significativo que abunda en la pérdida de certidumbre con que los jóvenes de hoy contemplan el panorama político. En las últimas elecciones generales, el 22,3% de los votantes de entre 18 y 24 años reconoció haber cambiado de partido durante la campaña –más del doble de la volatilidad que manifiestan los electores mayores- y tres de cada diez confiesan haber decidido su opción política en la última semana –el 7% lo hizo en la jornada de reflexión-, unas dudas que no se dan entre otros grupos de edad. 

El distanciamiento de los jóvenes hacia la política es la consecuencia. La causa es el sentimiento de abandono que ha anidado en muchos de ellos, sobre todo tras la pandemia

— Verónica Díaz (socióloga)

"Para los jóvenes de hoy, los partidos se han convertido en un producto de consumo más y se relacionan con ellos como quien va a la compra. Han desacralizado la política, no la consideran algo trascendental que pueda cambiar sus vidas», interpreta el politólogo Oriol Bartomeus, que en noviembre publicará un ensayo sobre el relevo generacional que se ha dado en los últimos años en el panorama político español.

Un grupo de jóvenes delante de una pintada política en Barcelona

Un grupo de jóvenes delante de una pintada política en Barcelona / JORDI OTIX

En su opinión, los jóvenes de 2023 manifiestan una nueva forma "más utilitaria e intermitente" de relacionarse con la política. "Se vinculan a causas, no a siglas, pero si dejan de sentirse atraídos, se desvinculan sin remordimientos", explica. Con los líderes, la relación es igual de compulsiva. "Pueden votar a un candidato porque han conectado con algo que le han oído decir y darle la espalda al día siguiente si se defraudan. Tienen una percepción 'tiktorizada' de la política", apunta el politólogo. 

TikTok

La alusión a TikTok no es accesoria en el análisis de la percepción que los jóvenes de hoy tienen de la política. Las redes sociales son desde hace tiempo la ventana por la que se asoman al mundo y por ella también les llegan mensajes de partidos y diagnósticos de los asuntos de la vida pública. En la encuesta del Consejo de la Juventud, el 46% de los jóvenes reconoce haber visto vídeos con contenido político en la última semana, un porcentaje que llega al 63% en el grupo de edad comprendido entre los 14 y los 20 años. 

Para los jóvenes de hoy, los partidos se han convertido en un producto de consumo más y se relacionan con ellos como quien va a la compra. Han desacralizado la política, no la consideran algo trascendental que pueda cambiar sus vidas

— Oriol Bartomeus (politólogo)

En el pasado, los prescriptores de la ideología para los menores eran los padres, los hermanos mayores, los profesores o los libros; hoy son ciertos tiktokers, youtubers e infuencers. «El peligro es que las interpretaciones que estos ofrecen a veces se basan en datos falsos, cuando no propagan discursos divisorios, pero los chicos y chicas los creen sin cuestionar», avisa Verónica Díaz. 

A esta socióloga, que lleva muchos años monitorizando a los grupos de menor edad, la desazón que transmiten los jóvenes de hoy le recuerda a la que mostraban hace doce años en los meses previos al 15-M. Aquel cabreo juvenil estalló en forma de acampadas en las plazas y en una emergencia de propuestas de corte progresista. Hoy, las opciones de izquierdas siguen siendo las favoritas de los jóvenes –PSOE y Sumar atrajeron a más del 50% de los votantes menores de 30 años en las últimas elecciones-, pero llama la atención el fuerte arraigo que Vox está logrando en esa franja de edad: el 23-J, su mayor caladero de votos estuvo entre los menores de 34 años. «Que la edad media de los simpatizantes de la ultraderecha sea 15 años menor que la de otros partidos revela que Vox ha conseguido conectar con el malestar de muchos jóvenes de este país», interpreta la socióloga.

En su ensayo 'La juventud atracada', el economista José Ignacio Conde-Ruiz pone cifras a ese malestar y explica con datos en la mano cómo el gasto público lleva tiempo privilegiando a los grupos de mayor edad en detrimento de los que tienen menos años por un puro cálculo electoral. «Los jóvenes tienen hoy menon peso demográfico que en el pasado y además votan menos. Y lo único que preocupa a los políticos es ganar elecciones. Para ellos es más rentable tener contentos a los mayores, que son más y acuden más a las urnas», distingue el analista, que se declara partidario de bajar la edad para votar a los 16 años para que los jóvenes puedan influir más en la política.

A esa edad, la abogada Ada Santana ya andaba metiéndose en líos de representación estudiantil en su instituto de Las Palmas de Gran Canaria y dos años más tarde se afilió a las Juventudes Socialistas de su ciudad. No es lo habitual. Las formaciones juveniles de los partidos, todas, cuentan con cuentagotas las nuevas incorporaciones y la propia Santana se sabía una «excepción» entre sus amistades.

Hoy es la benjamina del Congreso de los Diputados más envejecido de la historia de la democracia: la edad media de los parlamentarios es de 50,2 años, el doble de los que tiene ella. «Eso no acerca a los votantes de menor edad a la política, porque nadie conecta con un joven mejor que otro joven. Echo en falta más rostros jóvenes en todos los partidos», valora la diputada.

Ada Santana, diputada del PSOE

Ada Santana, diputada del PSOE / PSOE

A pesar de la desconfianza juvenil hacia la política que revelan las encuestas, Santana se declara «optimista» y cree que bajo esas cifras sigue latiendo un «interés real» de la población de menor edad hacia los asuntos importantes de la vida pública.

En este diagnóstico coincide con David Veloso, director del Instituto de la Juventud, quien rechaza acotar la participación política de los jóvenes a su relación con las urnas y recuerda que en demandas como el feminismo o la emergencia climática, «han sido ellos quienes han liderado los movimientos sociales». ¿El desapego responde entonces a la agenda de los partidos? «Los jóvenes de hoy no somos los de los 90. Ni nos comunicamos igual ni nos preocupan las mismas cosas. Pero si la política pone sobre la mesa temas como la vivienda, el empleo, el medioambiente o la igualdad, verán cómo respondemos», promete la diputada socialista.

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