Estrategia socialista

El PSC aplaza su congreso hasta después de la investidura para reforzar su hoja de ruta a la Generalitat

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Elecciones generales en España 23-J 23J Noche electoral en la sede del PSC, con Salvador Illa.

Elecciones generales en España 23-J 23J Noche electoral en la sede del PSC, con Salvador Illa. / Ferran Nadeu

Sara González

Sara González

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El 19 de diciembre del 2021, el PSC se entregó de forma oficial al liderazgo de Salvador Illa. Venía de lograr que el partido volviera a ganar unas elecciones catalanas tras una década de perder musculatura y peso institucional, aunque no obtuvo los apoyos para poder ser presidente. Dijo entonces, en el congreso extroardinario que lo encumbró en substitución de Miquel Iceta, que los socialistas estaban "en el camino" de alcanzar la Generalitat. Un objetivo que ahora los socialistas catalanes creen tener más cerca que nunca y que será el eje central del cónclave que, sobre el calendario, les tocaría celebrar antes finales de año pero que se da por hecho que no será este otoño ni se calendarizará hasta que se resuelva la investidura y el panorama estatal.

Y es que, admiten fuentes de la cúpula de la calle Pallars, que el tablero estatal esté resuelto es necesario para que el PSC pueda apuntalar su estrategia con la vista puesta en las próximas catalanas. "Queremos procesos que no interfieran el uno sobre el otro. El congreso también necesita su momento", sostienen desde el área de organización. No es lo mismo afrontar un congreso y definir la hoja de ruta con Pedro Sánchez como presidente que sin él, de la misma manera que la fecha puede dilatarse si se tienen que repetir las elecciones.

De la misma manera que el panorama político catalán se redefinirá en función del impacto que tenga una eventual amnistía en los partidos independentistas, como el posible retorno de Carles Puigdemont o que los líderes del 1-O puedan concurrir a las próximas elecciones catalanas. Los socialistas catalanes quieren disponer de todas las coordenadas antes de sellar su estrategia.

Liderazgo y ruptura de bloques

Lo que sí que queda claro es que a la cita Illa llegará aún más reforzado que hace dos años. Sus credenciales son haber ganado también las elecciones municipales, con la recuperación de la alcaldía de Barcelona como principal estandarte, y haber arrasado en las generales sumando más votos -1,2 millones- que los tres partidos independentistas juntos.

A sus logros suma una circunstancia que era condición imprescindible para que ahora pueda aspirar a la Generalitat: la ruptura de los bloques, que se consumó, especialmente, con la salida de Junts del Govern hace un año. El líder del PSC es consciente de que, para dejar de ser jefe de la oposición, necesita aliados dispuestos a apoyar su investidura. Ya en 2019 los socialistas catalanes testaron con el pacto con los posconvergentes en la Diputación de Barcelona la vía para abrirse camino a costa de la división independentista.

Una pericia que han exprimido también en el Parlament, aprobando los presupuestos de Pere Aragonès y, a la vez, haciendo pinza con Junts para cortocircuitar la acción del Govern a costa de su minoría parlamentaria. Cuanto más han pactados con los unos o con los otros, más centralidad han ido acaparando los socialistas, que han sacado rédito también en las alianzas postmunicipales.

Y para ello han sido determinantes también las caras que han ido ganando peso en el partido y a quienes Illa está consolidando como sus principales escuderos. Una de las piezas más relevantes en estos momentos es la presidenta de la Diputación de Barcelona y alcaldesa de Sant Boi, Lluïsa Moret, que tras haber comandado las dos últimas campañas como viceprimera secretaria de organización ha tejido un complejo pacto supramunicipal con Comuns, ERC y díscolos de Junts. También se ha consolidado Alícia Romero como su mano derecha en el Parlament, encargada de embastar los pactos a izquierda y derecha en la Cámara. Ambas dirigentes tienen bien engrasadas las relaciones con los partidos independentistas.

Los perfiles emergentes

Para el 'primer secretari', los alcaldes son el cimiento de la estructura del partido. Más allá de Jaume Collboni, a expensas de tejer una alianza que se entrecruza con las negociaciones de la investidura, las figuras de Moret, de Núria Parlon en Santa Coloma de Gramanet o de Marta Farrés en Sabadell forman parte de los perfiles que busca potenciar bajo su mandato. Y, más allá del área metropolitana, hay dirigentes municipales emergentes a los que atorga un especial valor en un momento en que se ha logrado taponar en buena medida la brecha territorial que sufrió el partido durante la diáspora sufrida en los años álgidos del 'procés'. Están, por ejemplo, Sílvia Paneque, que fue la más votada en Girona pese a no ser alcaldesa, y el exdirigente de Ciutadans Rubén Viñuales, que ha retornado a los socialistas la alcaldía de Tarragona, lo mismo que Félix Larrosa ha logrado en Lleida.

Las circunstancias posteriores a las elecciones del 23-J hacen que Illa esté ahora obligado a contemporizar con ERC y con Junts, imprescindibles para la investidura de Sánchez, por lo que esperará a que llegue el momento oportuno para relanzar su ofensiva. Está por ver si durante el próximo otoño Aragonès busca -y consigue- una estabilidad para transitar la legislatura amarrando un acuerdo para los presupuestos de 2024 o bien continúa subyugado a una minoría de 33 diputados mientras la oposición aprieta las tuercas para acortar su mandato. En Palau están convencidos de que llegarán hasta febrero de 2025. Sea como sea, Illa diseñará un congreso con el objetivo de que los próximos comicios sirvan para alcanzar el Govern, a sabiendas que una amnistía y sus consecuencias puede obligarle a redefinir sus expectativas.

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