Los preparativos hacia la mesa de negociación

Aragonès modula su estrategia cara a los presupuestos para presionar a Sánchez

El 'president' establece una conexión entre las cuentas y la mesa de negociación que en julio descartaba

El Govern pretende crear un foro de negociación real, más allá de las formalidades

Pedro Sánchez  y Pere Aragonès, durante una reunión en el Palacio de la Moncloa

Pedro Sánchez y Pere Aragonès, durante una reunión en el Palacio de la Moncloa / Ricardo Rubio

Xabi Barrena

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El Govern, y singularmente su ‘president’, Pere Aragonès, parecen haber detectado cierto relajo en el Gobierno de Pedro Sánchez. Tras la promulgación de los indultos, las voces que llegan de la Moncloa apuntan a que la prioridad de Pedro Sánchez ya no es Catalunya, sino otros aspectos, como los sociales. Ante ello, Aragonès ha modificado su discurso sobre el apoyo de ERC a los Presupuestos Generales del Estado vinculándolo de algún modo al óptimo discurrir de la mesa de negociación, cuando hace unas semanas consideraba ambas cuestiones compartimentos estancos y con lógica propia. Todas las fuentes del partido y del Executiu quitan hierro, incluso niegan tal viraje, pero expuestos a la textualidad reconocen, eso sí, la introducción de matices.

En una entrevista a EL PERIÓDICO, publicada el 4 de julio, Aragonès fue preguntado por si el voto de Esquerra a los PGE irían vinculados a su contenido de las cuentas o a los resultados de la mesa de negociación. La respuesta fue: “Al contenido de los Presupuestos, a la gestión de los fondos. La mesa de negociación con el Estado es institucional entre gobiernos, no están vinculados a los apoyos parlamentarios. La haríamos con cualquier gobierno”. Y añadió: “Tiene que ser un debate en paralelo. Como presidente de la Generalitat quiero que pongamos la máxima ambición para conseguir hoy todo lo que podamos para Catalunya porque eso no nos resta fuerza para reivindicar la independencia”.

Pero esos compartimentos estancos, o esas paralelas, que como es sabido solo se cruzan en el infinito, han mudado, siete semanas después en dos vasos comunicantes.

Así, en TV-3, el lunes, el propio Aragonès sancionó que Pedro Sánchez debe cumplir el acuerdo de investidura con ERC que contemplaba la creación de la mesa de diálogo ya que "si no se cumple, es evidente que todo salta por los aires", dijo tras ser preguntado por si harían caer al Ejecutivo central. Y no hay otra manera de socavar un Ejecutivo que con la retirada del apoyo parlamentario en la ley más importante de todas, la de las cuentas.

Plato indigesto

“Somos conscientes de que la mesa de negociación no es un plato apetecible para Sánchez. Y menos una foto en Barcelona de una reunión bilateral gobierno contra gobierno”, señala una fuente del Executiu que expone que el Govern, por su parte, tiene sus propios problemas. “Que haya mesa es condición para que haya presupuestos. Pero no basta”. “Si no se la toman en serio, si no hay un adecuado clima y ritmo de trabajo, una metodología, será muy complicado llegar a más acuerdos, porque a nosotros [en referencia a ERC] se nos acaban los argumentos”, asevera otra voz que recuerda la defensa contra híperventilados y marea de las últimas semanas. 

¿Y qué argumentos se acaban? Se considera en la calle de Calàbria y en el Palau de la Generalitat que la existencia de esa mesa, y la voluntad de darle aire, ha promovido varios votos favorables de los republicanos a medidas de Sánchez. “Al PSOE solo se le sienta a negociar si se le obliga”, señalaba Gabriel Rufián, bivencedor de las generales del 2019, en campaña.

Desvinculadas, pero vinculadas

“Siempre hemos desvinculado las dos cosas, porque una cosa no va a cambio de la otra, pero a la vez, el clima favorable en el proceso de negociación es imprescindible para entrar en los presupuestos”, resume una voz del partido esa “negación de viraje”, pero introducción de “matiz o acento” antes señalado. 

La pérdida de interés de la Moncloa en “el problema catalán” fue este martes expuesto por el ministro de laPresidencia, Félix Bolaños, que sostuvo que la modificación del delito de sedición del Código Penal, que podría ayudar al retorno de los independentistas residentes en el extranjero, “no es prioritaria” porque el Gobierno se va a volcar “en la recuperación justa” de la pandemia y “la agenda social”

Y ese tomárselo en serio tiene un símbolo, que es la presencia de Sánchez encabezando la delegación del Estado en el Palau de la Generalitat, el 16 o 17 de septiembre, tal y como deslizó la portavoz Patrícia Plaja en la rueda de prensa tras el Consell Executiu. Su homóloga monclovita, la ministra Isabel Rodríguez, evitó garantía alguna de la presencia del presidente del Gobierno en el Palau de la Generalitat. En ‘Palau’ no se ponen nerviosos: “Quedan días”, aseveran.

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