TRAS EL 26-M

Sánchez desplaza toda la presión hacia Rivera

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Juan Ruiz Sierra / Gemma Robles

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A primera hora de la mañana, el Gobierno informó de que Pedro Sánchez se iba a desplazar este lunes a París para mantener una cena de trabajo con su homólogo francés, Emmanuel Macron. La cita estaba programada desde la semana pasada, pero la Moncloa y el Elíseo decidieron difundirla ahora, un día después de las elecciones europeas, autonómicas y municipales. Con Ciudadanos en disposición de elegir entre el PSOE y el PP y Vox en varias autonomías (de Madrid a Castilla y León, pasando por Murcia y Aragón), los socialistas buscan trasladar toda la presión a Albert Rivera para que no se entienda con el partido de ultraderecha, a diferencia de lo que hizo en Andalucía, subrayando que los liberales europeos, familia a la que pertenece la formación naranja, "no entienden algo así".

"Ojalá Macron ayude", señala un miembro de la ejecutiva del PSOE. Otro cercano colaborador del presidente explica que el mensaje que quiere trasladar Sánchez con su cita con el presidente francés es doble: a Europa y a España. "Hablarán del reparto de poder en las instituciones europeas. El papel de Sánchez ha salido muy reforzado –dicen en el entorno del líder socialista-. Pero la reunión con Macron, como cabeza visible de los liberales europeos, tiene además una lectura española indudable: hablar al más alto nivel entre España y Francia, un líder socialdemócrata y otro liberal, con la idea de defender los valores europeos y frenar a la ultraderecha. En España el partido que se considera liberal, Ciudadanos, ¿te pone cordones sanitarios y está dispuesto a pactar una vez más con la ultraderecha, renegando del PSOE? Europa no comprende ese comportamiento de Albert Rivera".

El veto a Bildu

El PSOE también está dispuesto a contribuir en este sentido. El secretario de Organización y ministro de Fomento, José Luis Ábalos, quien en principio pilotará los pactos que se vayan a explorar a partir de ahora, ofreció por la mañana a Cs llegar a acuerdos que "pongan freno a las fuerzas que no respetan la Constitución, vengan de donde vengan". Lo cual, explicó en la Ser, no solo incluye a Vox, sino también a EH Bildu. Los socialistas podrían intentar apoyarse en la formación aberzale para llegar al poder en Navarra, pero no piensan hacerlo. Aun así, no descartan alcanzar el poder en la comunidad foral a través de una abstención de Bildu.   

"No se trata de un pacto de cambio de socios" con la formación de Rivera, continuó Ábalos, en virtud del cual Cs renegaría del PP y el PSOE de Podemos. No. Se trata, dijo, de "poder llegar a algunos acuerdos que pongan freno a las fuerzas que no respetan la Constitución, vengan de donde vengan". Porque "todos", concluyó, tienen la "responsabilidad de defender el marco constitucional y que determinadas fuerzas políticas no formen parte de la gobernabilidad".

Horas después, tras una reunión de la ejecutiva socialista a la que no acudió Sánchez debido a su viaje a París, Ábalos reforzó esta idea. "Me quiero dirigir expresamente a Ciudadanos, para que no insufle aire a Vox en las instituciones, para que no se convierta en la llave que dé acceso a la ultraderecha en gobiernos locales y autonómicos. Los españoles han pinchado la burbuja de la ultraderecha y no sería comprensible que un partido que se dice liberal les proporcionara aire. Tampoco lo podrían entender los liberales europeos", dijo el secretario de Organización. 

Los socialistas abrazan incluso la idea de alcanzar algún tipo de acuerdo global con Cs en aquellas comunidades y ayuntamientos donde ellos han quedado como primera fuerza pero una alianza con Podemos resulta insuficiente. En esta situación se encuentran ciudades como Burgos, Palencia, Cáceres, Badajoz, Guadalajara, Ciudad Real, Jaén, Granada, Huesca y Zaragoza. Pero lo consideran que es casi imposible. Como mucho, esperan que los naranjas les apoyen en autonomías como Murcia y Castilla y León, donde el PP lleva gobernando desde 1995 y 1987 respectivamente, para reforzar su mensaje de "regeneración". Pero el "socio preferente", allá donde se pueda, seguirá siendo Podemos, dejó claro Ábalos. 

La caída de Podemos

Mientras tanto, la capacidad de Pablo Iglesias para formar parte del futuro Gobierno central con una cartera de ministro ("es de sentido común", dijo el pasado viernes) se va apagando, arrastrado por los malos resultados de Unidas Podemos el domingo. Los morados perdieron todas las llamadas "alcaldías del cambio", salvo Cádiz, redujeron sus eurodiputados a más de la mitad y desaparecieron en Castilla-La Mancha, donde gobernaban en coalición con los socialistas. El PSOE lo tiene claro: Iglesias no puede entrar en el Ejecutivo.

"Parece que lo único que le importa a Iglesias es ser ministro, aunque arrase con todo a su alrededor", señala un miembro de la ejecutiva. Todo lo más, explican en la dirección del partido, se podría abordar la inclusión de algunos personas cercanas a Podemos en puestos de menos responsabilidad. 

Ábalos fue más diplomático. "Seguimos  considerando como socio preferente de una agenda progresista a Podemos. Eso sí, todos los partidos debemos ser realistas y humildes a la hora de valorar dónde nos han situado los ciudadanos a cada uno", dijo. La intención de gobernar en solitario no solo se mantiene, sino que se ha visto reforzada por las hurnas. "Estamos dispuestos a dialogar, pero nuestra posición sigue siendo un gobierno socialista abierto a independientes", concluyó el número tres del PSOE.