LA CRISIS CATALANA

Gobierno y Generalitat empiezan a asumir que no habrá cita Sánchez-Torra

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Juan Ruiz Sierra / Fidel Masreal

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Todavía quedan tres semanas para que llegue la fecha anunciada, y hasta entonces pueden pasar muchas cosas, pero tanto el Gobierno como la Generalitat empiezan a asumir que no habrá reunión entre Pedro Sánchez y Quim Torra en Barcelona el próximo 21 de diciembre. El Govern pone unas condiciones para que tenga lugar el encuentro que el Ejecutivo central no está dispuesto a aceptar. Y ninguna de las partes da muestras por el momento de querer ceder.

Cuando Sánchez y Torra tuvieron su primera y por el momento única cita, a comienzos del pasado julio, el 'president' emplazó al jefe del Ejecutivo a volver a verse en Barcelona. Sánchez aceptó la invitación. En un momento en el que ERC y el PDECat venían de apoyar la moción de censura que desalojó a Mariano Rajoy y condujo al líder socialista a la Moncloa, aquello fue visto como una muestra más de que había comenzado una nueva etapa, marcada por la celebración de citas bilaterales congeladas desde hacía siete años y la retirada de recursos ante el Tribunal Constitucional contra iniciativas aprobadas por el Parlament. Sin embargo, cinco meses después, el ambiente es otro, con las acusaciones por rebelión de la Fiscalía a los dirigentes independentistas encarcelados provocando que ni republicanos ni posconvergentes acepten empezar a negociar los próximos Presupuestos Generales del Estado, que el Gobierno, salvo sorpresa, no va a presentar para evitar sufrir así una derrota parlamentaria.

El Ejecutivo quiere aprovechar la celebración del Consejo de Ministros en Barcelona el próximo 21 de diciembre para que Sánchez y Torra se reúnan después en el Palau de la Generalitat. El traslado del Gobierno al completo a la capital catalana pretende trasladar una imagen de implicación en una salida política a la crisis territorial, y ese día se aprobarán iniciativas sobre Catalunya que están por concretar. La Moncloa quería redondear la jornada con la cita entre el jefe del Ejecutivo y el 'president', similar a la que mantuvo Sánchez hace un mes con la presidenta de Andalucía, Susana Díaz, cuando trasladó el Consejo de Ministros a Sevilla. "El presidente Sánchez tiene intención de verse con el ‘president’ Torra el día 21. Será con total normalidad, como lo hizo con la presidenta Díaz", dijo este viernes la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo.

Pero para la Generalitat este enfoque representa muy poca cosa. El Ejecutivo catalán ofrece dos alternativas. Su primera opción es que la cita no solo congregue a Sánchez y a Torra, sino a todos los ministros y 'consellers' en la misma mesa, como si fuera una cumbre entre dos países. En la Moncloa contestan que de ninguna manera, porque aquello supondría dotar a Catalunya de un estatus del que carece y provocaría agravios comparativos con otros territorios. "No lo contemplamos en absoluto. Somos el Gobierno de España y por lo tanto también de los catalanes", señaló Calvo. La otra posibilidad que ofrece el Govern pasa porque Sánchez proponga una fecha distinta para trasladarse a Barcelona con el único propósito de verse con Torra, en lugar de aprovechar la celebración allí del Consejo de Ministros. Aquí, también, el Ejecutivo central contesta con una negativa.

De quién parte la propuesta

En un ejemplo muy revelador del mal momento por el que pasa la relación entre ambas administraciones, ninguna de las dos partes se pone de acuerdo sobre quién debe invitar a quién. Fuentes de la Generalitat explican que no tienen una propuesta formal para la reunión del 21 de diciembre. En el Gobierno contestan que la propuesta debería partir del Govern, porque la cita está prevista en Barcelona, no en Madrid.

Mientras tanto, la distancia se va ensanchando. Casi el mismo tiempo que Calvo elogiaba este viernes la Constitución como "refuerzo constante del modelo de convivencia democrático", Torra enviaba cartas al Congreso y al Senado rechazando la invitación a participar en los actos del 40 aniversario de la Carta Magna. "Más que una ventana a la democracia, la Constitución se ha convertido en una prisión para la libertad de expresión y para la capacidad de decisión de los ciudadanos", argumenta el ‘president’ en las misivas.