INTENSO INTERROGATORIO

Ocho botellines de agua y 'juanolas' para la garganta

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La infanta Cristina tuvo que recurrir a botellines de agua (hasta ocho contaron algunos letrados) para combatir la sequedad de boca y algún ataque de carraspera que padeció en varios momentos del intenso interrogatorio al que fue sometida no solo por el juez, sino también por el fiscal Pedro Horrach, el abogado del Estado y sus letrados. Contestar a alrededor de 600 preguntas es para dejar casi sin voz a cualquiera. Y la hija del Rey no se libró.

Uno de sus abogados, Pau Molins, tuvo que levantarse en una ocasión del estrado donde estaba para ofrecerle una pastilla Juanola. El objetivo era aliviarla y que siguiera respondiendo sin hacer sufrir demasiado a su garganta. Y así lo hizo, aunque en ocasiones utilizó solo el  o el no para responder.

Los abogados que asistieron a la declaración judicial se quedaron sorprendidos por la fuerte presencia de las fuerzas de seguridad del Estado no solo en los alrededores de los juzgados de Palma, donde se celebró la declaración, sino también en su interior. Incluso se desplazaron técnicos de telecomunicaciones de Madrid para instalar inhibidores de frecuencia. Tal era la vigilancia que, según las fuentes consultadas, se reservó un lavabo en exclusiva para la infanta. La puerta estaba controlada por un policía. En la sala en la que se celebró la declaración también había agentes y personal de los juzgados que iban arreglados para la ocasión. En total, 40 personas, contando abogados, juez y fiscal.