reacciones tras la baja del titular de trabajo

De la Vega afirma que la crisis de Gobierno se limitará a Corbacho

María Teresa Fernández de la Vega y la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, ayer.

María Teresa Fernández de la Vega y la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, durante la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, ayer.

ALBERT OLLÉS
MADRID

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

AMaría Teresa Fernández de la Vega le cambió ayer el semblante cuando escuchó como un periodista le preguntaba por «la crisis de Gobierno», en relación a la marcha ya confirmada del ministro de Trabajo, Celestino Corbacho, y la probable de la titular de Sanidad, Trinidad Jiménez. «No hay crisis de Gobierno, solo un cambio», replicó de forma vehemente en un intento de desvincular ambos relevos de una reforma más profunda del Gabinete, como la que hace meses que se pronostica.

La vicepresidenta primera se esforzó en relativizar el impacto del adiós de Corbacho y Jiménez en la estabilidad del Ejecutivo. Una estrategia que se explica por el momento especialmente delicado que afronta en las próximas semanas el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, con su primer huelga general a la vuelta de la esquina y el difícil reto de aprobar los presupuestos del 2011 y la reforma de las pensiones antes de que acabe el año.

PRESUPUESTO DECISIVO / Por ese motivo, De la Vega inició su habitual rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros recordando el calendario político que se avecina, en el que calificó las cuentas para el año que viene de «decisivas» para dejar «definitivamente atrás la crisis» e iniciar la recuperación económica. Siguiendo el mismo guión, la número dos del Ejecutivo evitó comentar el adiós de Corbacho y se limitó a decir que entra «dentro de la normalidad»·que el PSC quiera contar en sus listas con un político de la «experiencia" del exalcalde de L'Hospitalet de Llobregat. También dijo que Zapatero «respeta» la decisión del todavía ministro de Trabajo.

Sobre el futuro de Jiménez fue aún menos explícita, aunque la ministra, que también estaba presente en el acto, mostró su deseo de seguir en el cargo haya ganado o no las primarias del 3 de octubre para encabezar la lista socialista en Madrid.

MALA ÉPOCA / En el Congreso, los dirigentes socialistas fueron más locuaces, aunque tampoco se dejaron la piel por Corbacho. El portavoz del grupo parlamentario socialista, José Antonio Alonso, dijo que el ministro ha hecho «lo que ha podido» ante la «mala época con que le ha tocado lidiar». El presidente de la Cámara, José Bono, añadió con su particular estilo que el titular de Trabajo es una persona «excepcional, bondadosa, trabajadora e inteligente», para luego sentenciar que espera que la situación actual del desempleo «no le acompañe como un estigma».

Un dardo envenenado al que se agarró con fuerza el presidente de CiU, Artur Mas, que dijo que la incorporación de Corbacho a la lista del PSC la «debilita», ya que se trata del «líder del paro en todo el mundo desarrollado». El PP aprovechó la noticia para ahondar en su tesis de un Gobierno en «absoluta descomposición» y culpó al ministro de ser «el primero que abandona el barco».