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Vives y existes, aunque a tu ayuntamiento no le guste

Las trabas que algunos ayuntamientos ponen de forma consciente a las personas migrantes en nuestro país para obtener el empadronamiento constituyen una de las formas más crueles de deshumanización posible

Colchón en el suelo en el que duerme una familia de cuatro miembros.

Colchón en el suelo en el que duerme una familia de cuatro miembros. / EL PERIÓDICO

Olga Ruiz

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Si no vives en ningún sitio no existes. Aunque estés aparentemente vivo, aunque respires, aunque sufras, aunque a ratos sonrías, aunque beses a tus hijos, aunque te devanes los sesos para que tu familia pueda comer. Todo eso no importa. Eres invisible y las personas invisibles no tienen derechos. Las trabas que algunos ayuntamientos ponen de forma consciente a las personas migrantes en nuestro país para obtener el empadronamiento constituyen una de las formas más crueles de deshumanización posible. Es también ilegal, pero eso parece no importar demasiado.

La Ley 7/1985, reguladora de las Bases del Régimen Local, es clara con respecto a la obligatoriedad de empadronar a todo ciudadano en el municipio en el que reside independientemente del estado o tipo de vivienda. Independientemente de las controversias jurídico-privadas sobre la titularidad de la misma. Independientemente de que la residencia sea un ático con piscina o un banco de un parque, un piso en un barrio cualquiera o una chabola en un asentamiento. Todos los residentes en un municipio son vecinos del mismo, pero, sin embargo, algunos ayuntamientos seleccionan a los vecinos que pueden serlo oficialmente. El descarte es evidente.

El borrado de los vecinos políticamente rechazados es, además, cobarde porque se practica utilizando la más útil de las herramientas disuasorias: la burocracia. 

Recuerdo una exitosa serie de videojuegos de simulación social, 'Los Sims', cuyo objetivo era construir vecindarios perfectos, con casas habitadas por familias idílicas que cumplían todos sus sueños. Pienso en las similitudes entre el videojuego y las sibilinas prácticas de algunos consistorios. Qué miedo.

Y así es como a ti que no existes aunque vivas, tu ayuntamiento te está diciendo que no tienes derecho a una asistencia médica, que no puedes escolarizar a tus hijos, que no puedes inscribirte como demandante de empleo.

Porque a ti que vives aunque no existas, tu ayuntamiento te está diciendo que quizás existas, pero no vas a poder vivir.