Derechos humanos

La alcaldesa ultra de Ripoll restringe el empadronamiento a los inmigrantes

Más allá de Ripoll: las oenegés denuncian que aumentan los ayuntamientos que dificultan el padrón

La Generalitat propone una cumbre de alcaldes para garantizar el empadronamiento en Catalunya

Vecinos fantasma: al menos 49 ayuntamientos de Catalunya niegan el padrón a los ciudadanos más vulnerables

Nouman Ahmed, trabajador de la fábrica de galletas Birba, el pasado martes en Ripoll, municipio donde no consigue empadronarse.

Nouman Ahmed, trabajador de la fábrica de galletas Birba, el pasado martes en Ripoll, municipio donde no consigue empadronarse. / JORDI OTIX

Elisenda Colell

Elisenda Colell

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

La tos de los niños, con mucha mocosidad, rompe el silencio que reina en el piso de Brahim Bounash y Fatima Bouyzgarne. Sus tres hijos llevan un mes sin pisar la escuela y los médicos han estado a punto de cobrarles las visitas en el ambulatorio por no tener tarjeta sanitaria. La madre y los tres niños llegaron a Ripoll a finales de noviembre pasado, y a pesar de haber solicitado el empadronamiento, aún no lo han conseguido. "Así no se puede vivir", lamenta el padre. Esta familia es una de las que sufre la nueva manera de gestionar el empadronamiento que ha implantado la alcaldesa Silvia Orriols, del partido ultra independentista Aliança Catalana que gobierna el Ayuntamiento de Ripoll desde las pasadas elecciones municipales.

Al menos una decena de familias sufre la nueva manera de gestionar el padrón de la edil ultra, que apura los plazos legales para dar el visto bueno al trámite

Al menos una decena de migrantes recién llegados en los últimos meses a la capital del Ripollès se encuentran en estas circunstancias. Otros, ni siquiera han podido iniciar el trámite y viven sin los derechos más básicos o directamente se han marchado a otros municipios más 'amables'. La Generalitat anima a los afectados a que lo denuncien para poder tomar medidas legales por discriminación. El Ayuntamiento de Ripoll ha declinado hacer declaraciones a este diario sobre el asunto.

Brahim Bounash, vecino desde hace 16 años, ha logrado traer a su mujer y a sus tres hijos pero no los ha podido empadronar: los niños están sin cole ni pediatra

Mohamed Bounash tiene 13 años y sus hermanos, los gemelos Adam y Mayasse, tienen siete años. Deberían estar en la escuela, aprendiendo entre otras cosas catalán y castellano, y jugando y convivir con niños de su edad. Pero desde que llegaron de Marrakech en noviembre se pasan los días sentados en el sofá mirando la tele. Y lo hacen sin volumen, porque no entienden nada de lo que dicen los dibujos animados. A veces, sus padres los llevan a pasear para que jueguen y se distraigan. Tanto los menores como su madre han venido a Ripoll de forma legal, tienes permiso de residencia. El padre llegó a Ripoll hace más de 16 años y trabaja en una empresa de limpieza. Tras años de trámites burocráticos, este marroquí logró reagrupar a sus tres hijos y a su mujer.

Los tres hijos de Bounash, en casa, esperando para poder ir a la escuela porque no pueden empadronarse en Ripoll.

Los tres hijos de Bounash, en casa, esperando para poder ir a la escuela porque no pueden empadronarse en Ripoll. / JORDI OTIX

Sin escuela ni pediatra

En cuanto aterrizaron en Catalunya, el padre fue a empadronar a los tres niños. A inicios de diciembre Brahim se personó en el ayuntamiento con la copia del contrato de alquiler de su piso, el libro de familia y toda la documentación. "Me dijeron que en tres meses me responderían si me aceptan el padrón, y aún sigo esperando. Hace años, cuando tuve que hacerlo yo, te lo daban en el momento", cuenta el padre desesperado. Sin esta resolución favorable, los niños y la madre tiene un gran escollo para iniciar trámites básicos como son la tarjeta sanitaria o la escolarización de los menores,. Son ciudadanos fantasma en el municipio: viven en él pero no constan en ningún registro ni tampoco tienen derechos como ciudadanos.

Brahim Bounash y Fatima Boyzgarne, en su habitación revisando toda la documentación que les debe permitir empadronarse.

Brahim Bounash y Fatima Boyzgarne, en su habitación revisando toda la documentación que les debe permitir empadronarse. / JORDI OTIX

Durante este tiempo, los niños y la madre han enfermado. El frío de la zona y la falta de calefacción les han pasado factura. Y el no tener tarjeta sanitaria les causa problemas. "Cuando fuimos al médico, nos dijeron que teníamos que pagar la visita... Yo les respondí que no tenía dinero y al final lo dejaron pasar, pero me tocó pagar los medicamentos en la farmacia. ¡Necesitamos tarjeta sanitaria!", implora el padre. Sin tarjeta sanitaria, los niños tampoco tienen pediatra asignado ni un seguimiento vacunal.

"Antes se empadronaba al momento. Pero la alcaldesa quiso cambiar los protocolos y desde septiembre no se empadrona a nadie hasta pasados tres meses, que es el plazo máximo que marca la ley"

Los pequeños tampoco están escolarizados. La conselleria d'Educació garantiza escuela a todos los menores en Catalunya, tengan o no padrón, pero Bounash aún está pendiente de respuesta. Los servicios sociales le han facilitado un documento para que, al menos, pueda iniciar el trámite para solicitar el documento de identidad. "¿Qué más hay que hacer? ¿Es que esta alcaldesa no nos quiere aquí? No hemos hecho nada malo", lamenta el hombre.

"Un ayuntamiento no puede impedir una solicitud de empadronamiento. Esto es un incumplimiento flagrante de la ley"

Adam Majó

— Director General de Derechos Humanos de la Conselleria d'Igualtat

Su caso no es el único. Según ha podido saber EL PERIÓDICO, en Ripoll hay al menos una decena de familias migrantes en situación de vulnerabilidad, con menores a su cargo, que se encuentran en las mismas circunstancias. "Es algo nuevo para nosotros. Antes las personas se empadronaban al momento si toda la documentación era correcta. Pero la alcaldesa quiso cambiar los protocolos y desde septiembre no se empadrona a nadie hasta pasados tres meses, que es plazo máximo que marca la ley", cuentan a este diario fuentes conocedoras del procedimiento.

Los hijos de Brahim Bounash y Fatima Boyzgarne no van a la escuela porque el ayuntamiento de Ripoll no permite empadronarles.

Los hijos de Brahim Bounash y Fatima Boyzgarne no van a la escuela porque el ayuntamiento de Ripoll no permite empadronarles. / JORDI OTIX

En campaña electoral, Aliança Catalana prometió que no empadronaría a los migrantes sin papeles. "La alcaldesa ha visto que esto no puede hacerlo, pero sí que puede poner trabas. Se espera tres meses y supervisa cada expediente. Algunas veces le hemos tenido que insistir para que no se agotaran los plazos", relatan trabajadores municipales de forma anónima a este diario. "Hacemos lo que podemos. Con los menores los responsables de Educació hacen la vista gorda y a pesar de no tener padrón les inscriben igualmente", explican profesionales que están en contacto con los recién llegados.

Steve Cedar, británico recién llegado a Ripoll, lleva un mes esperando empadronarse en el pueblo.

Steve Cedar, británico recién llegado a Ripoll, lleva un mes esperando empadronarse en el pueblo. / JORDI OTIX

El nuevo procedimiento, impuesto por Orriols, llega a extremos surrealistas. Es el caso de Steve Cedar, británico aficado en Catalunya desde hace más de 30 años, que hace dos meses se compró un piso en Ripoll. "Fui a empadronarme con las escrituras y todo... y nada, me dijeron que hasta que no pasen tres meses no sabré si me han admitido. Aún sigo esperando", lamenta Cedar. Su médico de cabecera sigue en Osona, comarca donde está empadronado hasta que el Ayuntamiento de Ripoll le acepte.

"Esto lo hace para que no vengamos a Ripoll. Es nuestra 'Juana de Arco' particular que no quiere ni a un extranjero en su pueblo", opina Cedar. "Lo de Ripoll no tiene nombre, a nosotros nos consta que incluso hay personas que viven en pisos de entidades sociales que aún no han podido inscribirse en el padrón", explica Núria Palomar, miembro de la plataforma Girona Acull.

Desistir y marcharse

Son muchos los que se han marchado de Ripoll tras darse de bruces con estas trabas. Es el caso del sobrino de Lacen Doiho, Youssef Doiho. "Mi sobrino vino en agosto desde Marruecos para estudiar y trabajar en España y le acogí en mi casa", cuenta el tío, padre de familia y trabajador en el Ripollès. Trataron de empadronar al chico, con pasaporte marroquí, en varias ocasiones. "Pero no nos dejaron ni presentar la solicitud porque dijeron que en nuestra casa no había suficientes metros cuadrados", cuenta el hombre. Al cabo de cuatro meses, el chico se fue a Bilbao. "Esperamos que allí tenga más suerte. Sin padrón no puede vivir aquí", lamenta Doiho.

Steve Cedar, ciudadano de Ripoll, que lleva más de un mes poderse empadronar.

Steve Cedar, ciudadano de Ripoll, que lleva más de un mes poderse empadronar. / JORDI OTIX

No es el único que se ha marchado. En la comunidad marroquí de Ripoll todos conocen algún caso. "Hay un chico de 24 años que vino en patera este verano y consiguió un trabajo sin contrato en una cocina de la Vall de Núria. Vivía en casa de su primo pero terminó marchándose a La Selva porque en Ripoll no le dejaron empadronarse", cuenta Moussa, un joven del pueblo.

Nouman Ahmed, pakistaní recién llegado a Ripoll, que aún no ha podido empadronarse.

Nouman Ahmed, pakistaní recién llegado a Ripoll, que aún no ha podido empadronarse. / JORDI OTIX

Aziz Oabou vive con la misma problemática. Acaba de llegar a Ripoll desde Francia. No tiene permiso de residencia en España y no logra iniciar el trámite del padrón. "¿Qué tengo que hacer?", se pregunta este hombre de 33 años.

Tampoco se ha atrevido a dar el paso Nouman Ahmed, un treintañero paquistaní que lleva cuatro meses en Ripoll. Él sí tiene papeles, trabaja en la fábrica de galletas Birba de Camprodon, pero sigue empadronado en un municipio del área de Barcelona. "Es que si no tienes contrato de alquiler no te dejan ni empezar el trámite, y yo aquí estoy viviendo en una habitación... es imposible", cuenta el chico.

Abbas, su compañero de piso, sí que consta en el registro oficial como ciudadano de Ripoll porque se empadronó antes de la llegada de Orriols al consistorio. "¿Por qué lo han cambiado? ¿Por qué yo puedo hacer todo aquí y él no?", se pregunta el chico.

La Generalitat ve un acto "discriminatorio"

La ley dicta que es obligación de los municipios empadronar a todos los habitantes de una localidad, vivan donde vivan. Y eso incluye chabolas o la calle. "Un ayuntamiento no puede impedir una solicitud de empadronamiento. Esto es un incumplimiento flagrante de la ley: si los ciudadanos no pueden aportar un contrato de alquiler ni escrituras existe el empadronamiento social, el padrón sin domicilio fijo", deja claro el director general de Derechos Humanos de la Conselleria d'Igualtat de la Generalitat, Adam Majó.

Nouman Ahmed con su compañero de piso Abbad, el pasado martes en Ripoll.

Nouman Ahmed con su compañero de piso Abbad, el pasado martes en Ripoll. / JORDI OTIX

"Lo que está ocurriendo en Ripoll, la voluntad expresa de dificultar este trámite legal, es denunciable. Pero necesitamos poder demostrar esta voluntad discriminatoria", explica Majó. Pide que los afectados denuncien lo sucedido a la Generalitat o a entidades sociales que puedan llevarlo a los juzgados. Sobre esto, abogados y oenegés creen que debería ser el Govern quien se acercara a estas personas dada su vulnerabilidad, sus temores y la dificultad burocrática de los trámites.

Suscríbete para seguir leyendo