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Pere Aragonès reclama a Junts que deje de "flirtear" con la extrema derecha en Ripoll

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Pere Aragonès

Pere Aragonès / MANU MITRU

Sara González
Carlota Camps
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"Al fascismo se le combate, no se flirtea con él. En ningún pueblo de Catalunya tenemos que dejar que avance la extrema derecha". El mensaje del 'president' de la Generalitat, Pere Aragonès, tenía un claro destinatario, pese no haberlo mencionado explícitamente: Junts. Y un municipio muy concreto: Ripoll. Aquí está en juego permitir o no que el partido de ultraderecha independentista Aliança Catalana, liderado por Sílvia Orriols, se quede con la alcaldía, un escenario que está a expensas de la actuación errática del partido de Laura Borràs y Jordi Turull en el municipio.

Justo en el primer pleno con Anna Erra ejerciendo ya como presidenta del Parlament y sin Borràs en el palco de invitados, Aragonès ha aprovechado para apretar las tuercas a sus exsocios con un asunto que remueve sus aguas internas. El 'president' ha advertido que los catalanes "no son mejores que otros pueblos" y que, por lo tanto, "no se está vacunado ante la amenaza de la extrema derecha". Ha dicho sin ambages que empieza a existir también una extrema derecha que, más allá de Vox, habla en catalán.

"Tenemos que ser muy claros y no tener ninguna complicidad ni por activa no por pasiva", ha subrayado, además de añadir que esa actitud no es suficiente por sí sola, sino que tiene que ir acompañada de detectar "las raíces" de las que se nutre esa "ola reaccionaria" y el por qué atrae a determinados votantes que acaban apoyando postulados que van "en contra de sus propios intereses".

Los lamentos por el pacto entre el PP y Vox para gobernar en el País Valenciano ha sido transversal entre los grupos de izquierdas del Parlament, que han señalado también el riesgo que se corre en Ripoll. También el PSC y los Comuns han emplazado al Govern a no dar por hecho que la Moncloa va a quedar en manos de la derecha y la extrema derecha pasadas las generales.

La posición errática de Junts

El mensaje de Aragonès era una claro reproche a Junts por sus duda y ambigüedades contra la extrema derecha independentista y llega después de que la líder de Junts, Laura Borràs, asegurara este domingo que no era “partidaria” de forjar un pacto para impedir que la extrema derecha liderada por Sílvia Orriols gobierne en Ripoll. Según Borràs, hacerlo contradecía "la voluntad popular". Lo hizo a través de su principal vía de comunicación, Twitter, donde recibió un alud de críticas. Horas más tarde matizó, pero volvió a apostar por dejarles “gobernar un tiempo” para que se pudiera ver “su auténtico rostro” y acabar votando una moción de censura sin “convertirlos en víctimas”. 

La posición de Borràs chocó con la de la mayoría de la dirección de Junts. El debate dentro de la ejecutiva celebrada el lunes fue agitado. El secretario general del partido, Jordi Turull, cortó de raíz cualquier intención de facilitar la alcaldía a los ultras, mientras Borràs mantenía su posición. Finalmente, se aprobó hacer un “cordón sanitario” contra Aliança Catalana y así se defendió en la rueda de prensa posterior, donde Míriam Nogueras aseguró que la posición de Junts contra la extrema derecha era “incuestionable”. 

Sin embargo, aún no está claro que prospere el pacto para impedir que Sílvia Orriol gobierne en Ripoll, por las dudas y reticencias de los cuadros locales del partido en Ripoll. Tras días evitando pronunciarse, ERC, PSC y CUP se avanzaron y presentaron un pacto alternativo, al que Junts tendría que sumarse para que sumara aritméticamente. Algo que no sentó bien a la candidatura liderada por Manoli Vega que, a pesar de que se autodescartaron para liderar cualquier pacto tras el batacazo del 28-M, ahora exigen liderar el gobierno alternativo.