Pactos tras el 28M

PSC y Comuns apuestan por extender el cordón sanitario a la extrema derecha del Parlament a los ayuntamientos

El frente democrático contra la extrema derecha en Ripoll

La propuesta 'imaginativa' de Ada Colau

Ripoll ajuntament

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Sara González
Xabi Barrena
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El Govern ha mostrado este martes su preocupación por la posibilidad de que la extrema derecha independentista llegue a la alcaldía de Ripoll. La portavoz del Executiu, Patrícia Plaja, ha aseverado, en la rueda de prensa posterior a la reunión del semanal del Govern, que "Ripoll no es solo Ripoll". "Tenemos que tomar conciencia del peligro que supone que la extrema derecha tome y ocupe las instituciones de este país. Ya no estamos en las proclamas vacuas en las redes sociales, es la entrada en las instituciones de los discursos de odio y supremacistas", ha espetado.

Ante esto, el Executiu ha animado a "cerrar el paso", en este caso, al partido xenófobo e independentista que ganó los comicios con total claridad el pasado 28 de mayo, duplicando en voto a Junts per Ripoll, la marca de Junts per Catalunya en la capital del Ripollès. Una petición implícita a Junts per Catalunya para que supere su debate interno y se sume al frente democrático contra la extrema derecha. Un 'cordón sanitario' ya existente en el Parlament, para cortocircuitar la acción de Vox e impedir que sus políticas tengan incidencia en la institución, que PSC y Comuns ya han pedido que se traslade al ámbito municipal en los pactos que se lleven a cabo hasta este sábado.

Pacto anti xenofobia

ERC, PSC y la CUP, tercera, cuarta y quinta fuerza en el nuevo consistorio de Ripoll, cerraron un acuerdo para apartar a los xenófobos de la alcaldía. Estas tres fuerzas suman siete concejales, contra los seis de la extrema derecha. La mayoría absoluta se sitúa en los nueve, por lo que la decisión que tome Junts, segunda fuerza el 28-M, con cuatro actas, será clave para que la alcaldía vaya a manos de unos o de otros.

Tras el titubeo dominical de Laura Borràs, el líder moral de la fuerza, Carles Puigdemont, ha cerrado filas con la dirección que aplacó el discurso de Borràs y se ha sumado en las últimas horas al discurso de inflexibilidad que inmediatamente trazó en las redes sociales, Josep Rull. El 'expresident ha defendido pactos en ayuntamientos con quién respete la Carta de los Derechos Fundamentales de la UE, en la que ve "una línea roja para delimitar con quién te puedes entender y con quién no". A pesar de todos los consejos, mientras que en la dirección del partido en Barcelona se camina hacia la unanimidad anti-facciosa, la sección local de Junts en Ripoll no lo tiene aun tan claro.

"No hay nada que pueda tapar los discursos fascistas, ni una bandera u otra, porque el idioma del fascismo es el mismo en todas partes", sentenció Plaja quien reconoció que, más allá del rechazo frontal a estas opciones políticas "hay que analizar por qué son atractivos para parte del electorado y hay que desenmascarar su discurso simplista y falso".

PSC y Comuns acusan a Junts de "equidistancia"

Por su parte, PSC y Comuns han afeado a Junts que antes vete los pactos con ellos que con la extrema derecha. "Tenemos que interpelar a Junts. El discurso de Ignacio Garriga es el mismo que el de Sílvia Orriols. Fascista, racista", ha espetado la portavoz del PSC en la Cámara catalana, Alícia Romero. El portavoz de En Comú Podem, David Cid, por su parte, ha lamentado la "equidistancia entre Yolanda Díaz y la extrema derecha" que atribuye el partido que preside Laura Borràs recordando que desde Junts ya han dicho que sus votos no servirán para apuntalar la reedición del actual Gobierno. Los Comuns advierten, eso sí, que el pacto para impedir que Aliança Catalana gobierne es "condición necesaria" pero que, además, es imprescindible un proyecto para Ripoll capaz de deshacer los cimientos sobre los que crece la ultraderecha.