AGUA CORRIENTE

Muérete, no eres como yo

La nieta y la luz

El amigo alienígena

El buey de Barcelona

Esta semana, la escritora Emma Riverola ficciona la pedagogía que emana de la política migratoria europea

Cruces y muertos en una playa italiana por las víctimas del último naufragio.

Cruces y muertos en una playa italiana por las víctimas del último naufragio. / CARMELO IMBESI

Emma Riverola

Emma Riverola

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Tú no eres como yo, así que calla. No protestes, no llores. Lo he visto por la tele. Un barco. Se rompió y nadie fue a socorrerlos. Aparecieron en la playa. Con sus bambas, sus mochilas y sus juguetes. Muertos. Ahogados. Niños como tú. No, como yo no. A mí me hubieran salvado. Ellos llegaron a la orilla, como las cosas viejas y rotas que arrastran las olas. Nadie quiere esas cosas. Tampoco a vosotros. 

No eres como yo, nunca lo serás. Eres como los ahogados, los que no sirven. O como esos que mueren aplastados contra las vallas. También los he visto. Locos lanzándose contra una reja. Tan tontos que no saben que están enjaulados. Como los animales del zoo. Podemos verlos, pero no podemos dejarlos sueltos. Son peligrosos. Vosotros sois iguales. Tenemos que protegernos de vosotros, por eso no podéis entrar. No queremos que nos hagáis daño.  

No, tú no me das miedo. Porque eres pequeño, y nosotros somos más. Pero crecerás, y te juntarás con otros como tú. Me da igual que ahora te portes bien. Te lo he dicho, como los leones o los tigres o los osos del zoo. Son bonitos de pequeños, pero crecen y nadie querría encontrarse uno suelto. Y menos de noche. No queremos escondernos de vosotros. 

Ni miedo ni bombas

Dices que os escapasteis de vuestro país, que sois vosotros los que os escondíais. Pues algo haríais. ¿Que había guerra? Pues no haberla hecho. ¿Lo ves? Sois diferentes. Nosotros somos mejores porque tenemos calles bonitas y coches chulos y la gente no va disparando por las calles ni tenemos miedo de que nos caiga una bomba en nuestra casa. Eso también lo he visto por la tele. Nosotros no estamos sucios ni gritamos ni lloramos. No queremos que estéis aquí y nos traigáis vuestras desgracias. Que nos contagiéis. Yo no quiero estar solo y sin casa.  

Nosotros vivimos en paz. No nos hacemos daño entre nosotros. ¡Claro que a ti te hago daño! ¿Que no lo entiendes? ¡No eres uno de nosotros! ¿Ves como eres tonto? Y yo soy muy listo, y aprendo de los mayores. Por eso te insulto, y te pego. Y cuando los profes me dicen que eso no está bien, pienso que me engañan. Como tantas veces. Porque si estuviera mal, ellos, los mayores, no harían lo que hacen.  

En realidad, ellos son mucho peores que yo. Mira, ves, te empujo. Solo te he empujado. Te has caído al suelo, y ya está. Bueno, sí, un poco de daño en la rodilla, pero no es nada. En la enfermería te curarán. Pero ellos, los mayores, dejan que os ahoguéis en el mar. Y eso da mucho miedo. A mí no me gustaría morirme así. Decían que llevaban días, tres o cuatro, no me acuerdo, un montón de días en el barco y que, a pocos metros de la costa, cuando ya llegaban, chocaron con una rocas. ¿Te das cuenta? Ya casi estaban en la orilla. Si sus vidas importaran algo, los habrían salvado. Como cuando yo voy a la playa y hay socorristas que vigilan. Da igual que fuera de noche, alguien tenía que saber que llegaban. 

¿Te he dicho que había niños como tú? No, como yo no. Como tú. Se ahogaron muchos. Otros se salvaron. Pero igual han perdido a su madre o a su padre o a algún hermano. Igual están solos. Si fueran listos, si fueran normales, nunca hubieran cogido ese barco. Tú tampoco tenías que haber venido nunca. ¿Que estabais en peligro? ¿Que lo hicieron por ti, para que vivieras mejor? Pues se equivocaron. O mienten. Sí, seguro que es mentira. Mentís mucho, eso también lo he oído.  

Dicen que venís a quitarnos las cosas. ¿Qué cosas? No sé. Cosas. Da igual que tu padre y tu madre trabajen, seguro que algo han robado. Me da lo mismo que te enfades. Algo malo han hecho, o harán. Por eso no os salvan. Por eso dejan que os ahoguéis en el mar. Eres tan tonto que no lo entiendes.  

No quiero ir a la playa este verano. Me da miedo. Pienso que debe haber un montón de muertos ahí. Y quizá me sumerjo y veo alguno. Igual se han convertido en fantasmas o en zombis o en monstruos. ¿Lo ves? Hasta las vacaciones nos fastidiáis. ¡Largaos de una vez! Aquí no os queremos. Me da igual lo que os pase, es cosa vuestra.  

Suscríbete para seguir leyendo