'La Crónica Francesa'

Wes Anderson desheredado

Su nueva película ofrece una propuesta visualmente compleja y única en un momento secuestrado por una homogeneidad estilística aterradora

Un fotograma de 'La crónica francesa', de Wes Anderson

Un fotograma de 'La crónica francesa', de Wes Anderson / El Periódico

Desirée de Fez

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Es probable que Wes Anderson no sea un director para estos tiempos. Hubo un momento, no hace mucho, en el que no había que defenderle porque gustaba a (casi) todo el mundo. Pero ese momento pasó. Y eso es algo difícil de entender porque es justo ahora cuando más falta nos hace. Hay grandes defensores de 'La Crónica Francesa' (2021), su nueva película, una comedia dramática sobre el mundo del periodismo. Hay grandes defensores de Wes Anderson a los que esta última no acaba de convencerles. Y hay muchos exdefensores de Wes Anderson que ya no lo son, espectadores a los que antes les gustaba mucho y ahora, por razones muy respetables, no les gusta nada. Entre los argumentos en contra que alegan los antiguos fans del cineasta suele repetirse el siguiente: sus películas se han convertido en artificios cada vez más sofisticados pero huecos.

Tanto el amor incondicional a un cineasta como el paulatino desapego de su obra tienen sentido: no estamos obligados a amar eternamente a nadie. Sin embargo, no dejan de ser llamativos algunos ataques a 'La Crónica Francesa' porque, en un momento como este, habría que agarrarse más que nunca a sus supuestas fallas. Se ha dicho de ella que es demasiado Wes Anderson, que el director ha llevado demasiado al límite su universo. ¿En serio? ¿En qué momento hemos empezado a cuestionarnos a los autores por reincidir en sus cosas y ser personales? Pueden salirle mejor o peor las películas, por supuesto, pero atacar a Wes Anderson por ser demasiado Wes Anderson roza el delirio. Más aún en un momento en el que tirar adelante proyectos personales es casi imposible y asistimos diariamente a la domesticación, por pura supervivencia, de cineastas que fueron muy únicos. El otro ataque recurrente a 'La Crónica Francesa' es que es solo un ejercicio virtuoso de estilo, que es solo la sublimación de las constantes formales de Anderson. No creo que sea así (en Anderson la forma es el fondo), pero si lo fuera tampoco pasaría nada porque, incluso así, ya estaría ofreciendo mucho. Estaría ofreciendo una propuesta visualmente compleja y única en un momento secuestrado por una homogeneidad estilística aterradora.

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