NUEVA ETAPA POLÍTICA

¿Perfume Mario Draghi?

Los fichajes de Escrivá y González Laya, y el ascenso de Calviño, indican que Sánchez sabe lo que es Europa

¿Perfume Mario Draghi?

¿Perfume Mario Draghi? / periodico

Joan Tapia

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Pedro Sánchez es un político despreciado. Nada nuevo cuando se ejerce el poder. Recordemos la alergia de gran parte de España a Adolfo Suárez, o a Felipe González, que hoy parece poco justificada. Es pronto para un balance del actual líder socialista, pero de lo que ya es difícil dudar es de su capacidad de resucitar.

A finales del 2016, cuando fue apeado de la dirección del PSOE por Susana Díaz y el PSOE tradicional, todos lo daban por muerto. Y bien enterrado. Se quedó solo –con el PSC y algunos fieles– negándose a facilitar la investidura de Mariano Rajoy. Pero resurgió poco después ganando –y en primera vuelta– las primarias socialistas de mayo del 2017. Luego mostró que no era un compulsivo 'antipopular' ya que –junto a Miquel Iceta– apoyó a Rajoy cuando recurrió al 155 para anular la independencia de Carles Puigdemont.

Pero reconquistar la Moncloa era su norte y lo logró –contra pronóstico– con la moción de censura del 2018. Tras las elecciones de abril del 2019, que ganó con 123 diputados, no quiso formar un Gobierno de coalición con Podemos. Optó por repetir elecciones esperando 140 escaños y se quedó en 120. No era el fin del mundo, pero necesitaba a Pablo Iglesias –y el aval de Oriol Junqueras– para una alambicada investidura que toda la derecha -tremendista– calificó de sumisión al comunismo y al separatismo. 

Nombramientos de peso

El lunes fue investido, pero parecía una península cercada por todas partes (radicalismo, independentismo y derecha recalcitrante) menos por una. Tras unos nombramientos de fuerte peso (como hizo en junio del 2018), ha recuperado brillo y parece que la Moncloa ha cruzado los Pirineos y ha vuelto a la centralidad europea

¿Ha resucitadono de las cenizas como en el 2017 pero sí de hipotecas a un altísimo tipo de interés? Ya veremos, pero como mínimo respira mejor. Está en coalición, pero con el nombramiento de Teresa Ribera –feminista y ecologista– como cuarta vicepresidenta proclama que no renuncia a ninguno de sus galones de mando. E Iglesias lo digiere, antes había cometido el error de filtrar a sus ministros en fuera de juego

El lider socialista es ninguneado, pero ya no hay duda de su capacidad para resucitar

Coalición, sí… presidente único. Aquello de Pasqual Maragall y Josep Lluís Carod-Rovira de copresidentes fácticos en la Catalunya de enero del 2004 no se repetirá en la España del 2020.

Y tras el jueves (cuarta vicepresidenta), el viernes llegó una fuerte fragancia de Mario Draghi. El general Fulgencio Coll, antes zapaterista, lo acusa de llevar a España al «casicomunismo». Bien, pues el nuevo ministro de Seguridad Social es nada menos que José Luis Escrivá, presidente de la Airef y uno de los mejores economistas europeos. De la plantilla del Banco de España, se fue al BCE como experto en política monetaria, recaló en el BBVA como economista-jefe y sudó la gota gorda cuando la banca española se quedó sin financiación exterior en lo más álgido de la crisis. Más tarde fue directivo del Banco Internacional de Pagos de Basilea (el banco central de los bancos centrales) y acabó aterrizando de presidente de la responsabilidad fiscal, un nuevo organismo «sugerido» por Bruselas para controlar el déficit público. Lo nombró Cristóbal Montoro, el PSOE no se opuso y su nombre lo inspiró alguien de Bruselas. 

Quien diga que Escrivá es un casicomunista provocará carcajadas, pero sí se le puede calificar de ser uno de los economistas a la vez más ortodoxos y progresistas. Y sus posiciones sobre la reforma de la Seguridad Social buscan mantener el sistema público, pero también su viabilidad. 

La vicepresidencia de Nadia Calviño, unida a las sorpresas de Escrivá y a la personalidad de la nueva ministra de ExterioresArancha González Layagran experta en comercio internacional –donde no destaca nuestra diplomacia–, hacen que el nuevo Gobierno emita un fuerte olor a Draghi. Ya saben, el italiano, respetado por Angela Merkel, que logró que el Bundesbank le dejara comprar deuda de los países del sur para salvar el euro. ¿Ortodoxia toda la necesaria, avances sociales tantos como sean posibles?

Y no menos relevante es que Salvador Illael segundo del PSC, entre en el Gobierno. Illa ya estuvo en la negociación con ERC por voluntad de Sánchez. Y su irrupción quiere recordar a toda España –y al independentismo– que el constitucionalista PSC es el segundo partido catalán. Por si las moscas.

Sánchez vuelve a respirar, pero tendrá que mandar… y al mismo tiempo empatizar con Iglesias, tender puentes al independentismo más racionalista y pactar con el PP reformas institucionales. Resucitar no implica poder cuadrar este círculo. Lo de Escrivá indica que lo intentará.