LA DUALIDAD DEL 'EXPRESIDENT'

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Puigdemont parece sentirse ahora más reconfortado por una Europa que había denostado

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Anna Cristeto

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El viernes, el expresidente Carles Puigdemont acudió junto al ‘exconseller’ Toni Comín a recoger la acreditación provisional que le abre las puertas a la Eurocámara a partir de enero. La decisión del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre la inmunidad de Oriol Junqueras les brinda de rebote el pase al Parlamento y recuperan así la atención que se había ido apagando conforme su estancia en Waterloo se prolongaba. La situación del político catalán será a partir de ahora diferente ya que gozará de las mismas condiciones que el resto de los eurodiputados.

Puigdemont parece sentirse más reconfortado por una Europa que antes había denostado por negarle el escaño. "De esta manera no nos interesa esta Europa", afirmó en julio desde la localidad alemana de Kehl. Ahora, a la luz de la decisión del TJUE, asegura que "el conflicto catalán ha reforzado la democracia europea» e incluso que "ha ganado la mejor versión de Europa". Pero ¿hay dos versiones de Europa para Puigdemont?

Dos versiones

La más oportuna para el ‘expresident’ debe de abanderarla el presidente del Parlamento Europeo, el socialista David Sassoli, quien dio instrucciones a los servicios jurídicos para evaluar la aplicación del fallo en la Cámara. También solicitó a las autoridades españolas que cumplan con la sentencia, aunque habrá que esperar a que la Abogacía del Estado se pronuncie este lunes. La versión más agria de la Unión para Puigdemont es la que "apoya actitudes demofóbicas" o aquella que "cierra los ojos ante la violencia del Estado español", según afirmó hace solo dos meses en una de las críticas realizadas en medios rusos. También reprochó que la UE dejara de ser, a su entender, el guía indiscutible de democracia que daba lecciones a todo el planeta.

Es sorprendente, en todo caso, que el ‘expresident’ afirmara a su llegada al Parlamento que la justicia europea reconoce su condición desde junio y que, por tanto, hay que cumplir las leyes. En otoño del 2017, él mismo desoyó resoluciones judiciales amparándose en leyes del Parlament que habían sido invalidadas. Un mes después, concedió una entrevista a un medio israelí en la que coqueteó con un cierto escepticismo al sugerir la idea que los catalanes votaran si quiere seguir en la Unión. Usó la expresión "club de países obsolescentes" para aclarar después que es partidario de la UE y que su idea era trabajar para cambiarla para que dejen de ser organismos "insensibles al atropello de los derechos humanos y democráticos de una parte del territorio".

El veredicto del tribunal europeo sobre la inmunidad de Junqueras es sin duda un varapalo al Tribunal Supremo, aunque la resolución contesta precisamente a una cuestión planteada por el juez Manuel Marchena. Según Puigdemont, asumir su condición de eurodiputado es una derrota para algunos y una gran victoria para Europa. Desde luego, lo es para él, mucho más euroeufórico que antes, por cuanto le permite acallar las voces críticas que pudieran surgir en su propia formación e imponer sus postulados sobre parte del espectro independentista ante la proximidad de unos comicios en Catalunya