Las tarifas del transporte público en BCN

T de turista

Por lo visto, los que que vamos en metro y volvemos a pie, los que somos los más ecológicos, somos los más castigados

zentauroepp51375049 191214174234

zentauroepp51375049 191214174234 / periodico

Imma Sust

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

Toda la vida he ido bastante a contracorriente. No me gusta demasiado seguir las normas establecidas y me gusta bastante romper esquemas. Por no seguir al rebaño y no hacer lo que la sociedad esperaba de mí, he tenido que luchar contra los elementos, pelear como una leona y abandonar a amigas que no eran tan amigas y a algunos novios celosos. Me gusta ser libre y que no me digan lo que tengo que hacer. Dicho esto, recibo con estupor el gran regalo de Navidad que nos han hecho desde el Ayuntamiento de Barcelona. ¡El cambio en las tarifas de transporte! Van a incrementar los precios de la T-10 para obligar a cambiar de hábitos a las personas, para que sean más ecológicas y así fomentar el transporte público.

De entrada no me gusta. No me importa que me suban el precio y me parece genial que bajen los abonos mensuales. ¿Pero por qué narices la tarjeta T-10, que pasa a llamarse T-Casual, tiene que ser unipersonal? ¿Para no poder compartirla y obligar a los grupos a comprar una tarjeta cada uno? Lo argumentan diciendo que es más ecológico. Pues dejen que lo dude. Lo realmente ecológico, es ir andando. Yo lo intento hacer cada día. Ir en metro y volver andando. O ir andando y volver en bus o Bicing. Por lo visto, los que hacemos eso, que somos los más ecológicos, somos los más castigados. Los que no tenemos rutinas, lo que no tenemos hijos y los que somos demasiado viejos para la T-16 y demasiado jóvenes para la tarjeta rosa. Gracias a los responsables del transporte metropolitano ya tenemos nuestra nueva polémica estresante para estas fiestas y para todo el próximo año.

Víctimas de una la moderna moda de cambiar

Nuestra amada T-10 ha caído víctima de esta moda tan moderna de “vamos a cambiar”, que tanto daño ha hecho a nuestra ciudad. Esa ciudad que ahora tiene tiendas de ropas en vez de cines, teatros y restaurantes de toda la vida. El úlltimo en caer parece que va a ser nuestro querido Club Capitol. ¡Si Rubianes levantara la cabeza, qué de chistes haría con este tema! La red está llena de ellos. Claro que el primer chiste, es decir que esto es una medida en contra del turista y llamar a la tarjeta T-Casual. Que se lee igual en castellano, catalán e inglés. Para que el turista, que es lerdo, sepa que tiene que gastarse el dinero en esa. Y que su mujer en otra igual y que si va con amigos, también otras más. Se ha acabado aquello de "pillo una tarjeta y vamos todos". ¿Saben quién saldrá ganando con todo esto? ¡Los taxis! Los taxis y los coches. Porque ya me dirán que iba a hacer una familia de Terrassa cuando quiera venir a pasar el día a Barcelona. ¿Comprar cuatro tarjetas? Ya les digo yo que no. Por eso, aprisa y corriendo, han tenido que rectificar con otra tarjeta más, la T-Familiar. Espero que saquen la T-Single para compensar.  

Y cuando les digo que la gente en las redes está muy cabreada, es que lo está y mucho. Porque les han tocado lo que más les importa. El dinerito y la comodidad. De hecho la indignación sumada al humor ha dado memes maravillosos como la nueva: T-Jodes, T-Cuelas o T-Collons. Y tuits del estilo: “Hola T-Colau: ahora cuando vaya al centro con la familia siempre cogeré el coche. Me saldrá más barato. Y no será Casual, sino una decisión Unipersonal”. O este: “¿Qué tiene de casual hacer dos viajes de metro o bus al día?”.

Pues nada. Lo del nombre es solo un guiño al guiri para que caiga en la trampa. Es una tarjeta para ellos, para los turistas. Ya lo dicen desde el Ayuntamiento. Es una medida sutil y encubierta para que los turistas no se aprovechen de la subvención de nuestro transporte público. Pues que bien, para eso hemos de castigar a los ciudadanos que vivimos aquí, que pagamos los impuestos y que encima ya bastante castigados estamos por el uso y el drama que supone compartir nuestro transporte público con los turistas. Esos guiris van a seguir comprando la tarjeta más barata, se llame T-Casual, T-Turista o T-Collons, y seguirán llenando los autobuses que van hacia la Sagrada Família, hacia el Park Güell y hacia la playa. Esto no se va arreglar y seguiremos parados en la ronda litoral cada vez que llegue un crucero, que por cierto, contamina como cinco millones de coches.

Bajarse una aplicación

Pero además estaremos pagando más y con más complicaciones. No me quiero ni imaginar a aquella señora intentando pasar la tarjeta dos veces diciéndole al de seguridad: "¡Que no funciona!". La de 'shows' que no esperan este 2020. Si queríamos cambiar, nos podríamos haber fijado en Madrid y en sus tarjetas recargables y no unipersonales. Y no seguir ensuciando el medio ambiente con tarjetas de cartón tiradas por las aceras. ¡Que el suelo del metro da asco! Por no hablar de la tontería que supone tener que comprar siempre las tarjetas en el metro y no poder comprarlas en el bus. ¿En serio que en pleno siglo XXI no podemos bajarnos una aplicación como la del Bicing para ir en transporte público? Pues en lugar de cambiar lo que no funciona, cambian lo que sí funciona. Se ha acabado aquello de: “Compro una tarjeta y vamos juntos al cine en metro”. Ahora iremos todos en Cabify. Más cómodo, más económico y menos ecológico, eso sí.