Esperanza Aguirre y los Sex Pistols

La presidenta de Madrid se nos está convirtiendo en unahooliganvestida de Chanel, en una punk sin imperdibles, amante del lío y la bulla. De otra forma no puede interpretarse su propuesta de suspender la final de la Copa del Rey si se produce una pita contra el Príncipe y el himno. En circunstancias normales, el asunto no habría tenido más trascendencia: cuatro silbidos, pelota al suelo, gana el mejor y todos para casa, pero ahora, ay, ahora… Mañana puede liarse parda en el Calderón. Una mente tan borgiana como la de doñaEsperanza Aguirre-borgiana de la dinastíaBorgia, que no del escritor argentino- jamás dispara un trabucazo al buen tuntún. Si aprieta el gatillo es porque le conviene que el humo de la pólvora encapote los tejemanejes de Bankia. Y las trampas con las cuentas de la comunidad. Desde que el fútbol es fútbol, ha servido como válvula de escape para expresar malestares, y es bueno que así sea, para que el vapor se libere por alguna rendija. Las gentes suelen ponerse muy nerviosas con los símbolos patrios, y luego no pasa nada. Recordemos lo sucedido en Inglaterra a finales de los 70, cuando los Sex Pistols escribieron su versión particular del himnoDios salve a la reina. Hubo bronca, mucha bronca, pero el ruido se apagó para que permaneciera una de las canciones más emblemáticas de la historia del rock. El próximo domingo se cumplen 35 años exactos de la salida de aquel mítico disco, que, por cierto, se titulabaNever mind the bollocks(en traducción libre y con perdón,Nos importa unos cojones).

Entre otras lindezas, el himno de los Sex Pistols decía: «Dios salve a la reina y a su Gobierno fascista; te han convertido en un imbécil, en una bomba de hidrógeno en potencia». Además, no pronunciabansave(salve), sinoshave (afeite). Dios afeite a la reina. En efecto, eso es lo que están perpetrando. Un afeitado en toda regla. Un rasurado sin espuma, a contrapelo y con la navaja mellada. Por eso nos prefieren distraídos con el fútbol. Hoy como anteayer.