pan comido

12 bocadillos inmortales

La mayoría de estos bocatas tienen más años que Jordi Hurtado. Repelen a los 'foodies' y enamoran a los parroquianos. Un 'instinto básico' entre panes

12 lugares donde comer los mejores bocadillos clásicos

12 lugares donde comer los mejores bocadillos clásicos / periodico

Òscar Broc

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Tanto bocadillo de autor acabará nublándote la vista. Cuando te pusieron el último sándwich con 'brioche' artesanal, pastrami ecológico, alga nori y salsa chipotle dijiste que basta ya de tanta tontería. Afortunadamente, en Barcelona todavía hay focos de resistencia donde se venera el bocata español de toda la vida. Bocadillos viejunos que nos reconcilian con nuestra infancia y se quedan para siempre pegados a las paredes de nuestras arterias. Las modas pasan, pero estos 'bichos' no morirán nunca (los que sí morirán son sus consumidores habituales, pero eso ya es otra historia).  


1. DESAYUNO DE PELOTAS 

Bar Bodega Can Ros (Roger de Flor, 303)

Bocadillo de albóndigas

Las albóndigas de tu yaya para llevar. Las albóndigas de tu yaya aprisionadas en un bocadillo, para que te las puedas chutar en la parada del bus o en la cola del Phenomena. Can Ros huele a desayuno fuerte, tinajas, café y caliqueño (si se pudiera fumar). Todos sus bocadillos jurásicos pueden salvarte la mañana, pero han convertido el buldócer de albóndigas en un monumento. Olvídate de los bocatas de 'meatballs' que tanto excitan a los modernos. Barra de pan crujiente de clase obrera, barnizado interior de tomate y una escuadra de albóndigas cortadas por la mitad recorriendo la espina dorsal del bocadillo, encharcadas en su propia salsa. Es posible que mientras engulles esa masa de pan, carne y salsa te entre una extraña sensación en el cuerpo: su nombre científico es 'gustera'.   


2. LA RUTA DEL BACALAO 

Neme (Mercat de Collblanc)

Bocadillo de bacalao con pimientos 

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'Las Meninas'. 'La Gioconda'. El bocadillo de bacalao del Neme… Vamos al Mercat del Collblanc, nos dirigimos a una barra diminuta que parece haberse parado en el tiempo. Es la mejor bocatería de la zona, una catedral de colesterol armado. Aquí se rinde culto al bocata de bacalao con pimientos y 'allioli': es una monstruosidad y su simple visión puede volverte loco. En Neme, el pan se tuesta lentamente en una plancha milenaria hasta que adquiere el crujiente adecuado. El bacalao rebozado es abundante, el 'allioli' te permitirá matar moscas con el aliento y los pimientos aportan el redoble de tambores. Necesitarás correr un par de medias maratones para expulsarlo de tu organismo, pero será lo más cerca que has estado del cólico en tu vida. 


3. PLATA O LOMO

El Quim de la Boqueria (Mercado de la Boqueria)

El Bocaquim

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De 8 a 9 de la mañana seguramente encontrarás sitio. Aprovecha esos minutos de tranquilidad y déjate llevar por la carta de bocadillos del que para mí es el mejor restaurante dentro de La Boqueria. Si has comido en el Quim, puedes imaginarte cómo son los bocatas. El Bocaquim, mi favorito, es puro Peckinpah: pan de barra ligeramente trabajado en la plancha, huevo frito, cebolla confitada, espárragos verdes, imponentes cachos de un lomo que parece mantequilla y cámara 'slow motion' todo el rato. Si te lo llevas al Sónar, estarás bailando hasta las 9 de la mañana y más allá. 


4. COMIENDO ESPINACAS VOY 

Dole Café (Calle de Manuel de Falla, 16-18)

El Popeye 

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En pie desde 1974, el Café Dole lleva eones nutriendo con sus bocadillos a trabajadores y habitantes de la zona alta de Barcelona. Esta cafetería de barrio, definida por una barra setentera en la que siempre hay parroquianos, te seduce con una colección de tortillas finas como tapetes, sexis, ideales para introducir en alguno de sus bocadillos. El ejemplar de tortilla de chistorra con queso, por ejemplo, es una mascletá. Pero el Dole es célebre por un invento que nadie ha sabido imitar en Barcelona. Se trata del Popeye, un bicho aceitoso y aplastado a golpe de plancha que contiene jamón ibérico, queso fundido y, como bien indica el nombre, un puñado de espinacas. Cruje como un demonio, exuda los jugos del jamón y la verdura prensada, te deja los dedos como limacos y exige una culminación a la vieja usanza: venga ese carajillo mañanero, que para algo tienen el mejor grano de Sarrià.


5. EL BIKINI DE TU ABUELA 

Granja Viader (Xuclà, 6)

El biquini

En la era del bikini de autor 'healthy cool' 2.0, se agradecen trampas temporales como la Granja Viader, un negocio con más de 100 años que ha hecho de la nostalgia un arte. Aquí preparan el bikini viejuno más auténtico de Barcelona, un billete directo a los días en los que el yayo te llevaba a merendar. No busques florituras: pan de molde bien planchado –que no aplastado–, cantidad justa de sabanitas de jamón york de calidad y un buen manto de queso fundido. Llevan preparándolo incontables años y no lo han cambiado nunca. Ah, ¡y también tienen un bikini 'retro' de fuagrás! Solo falta que pongan música de Parchís, diantre. 


6. LA CATEDRAL DEL BOCATA

Bodega Montferry (Violant d’Hongria, 105)

Bocadillo del día

No les des más vueltas, que sean ellos quienes decidan. En la maravillosa Bodega Montferry llevan mucho tiempo apostando por el bocadillo en mayúsculas, sin medias tintas, sin quinoa, sin pastrami: bo-ca-di-llo. Sus ejemplares del día son como las canciones de los Beatles: te duran dos minutos. Cada día inventan algo nuevo, pero siempre con embutidos cósmicos, pan crujiente y cantidades generosas: de 'bull' negro con nueces y queso azul; de brandada de bacalao con pimientos del piquillo; de chistorra con patatas y queso… ¿Algún médico en la sala?


7. MANDA HUEVOS 

Bar Cervantes (Cervantes, 7)

Bocadillo de tortilla con queso 

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Si no fuera por este negocio de tradición familiar, los habitantes del parque temático anteriormente conocido como Barri Gòtic tendrían que alimentarse de tacos y kebabs. Aquí se preparan bocatas paquidérmicos con pan clásico, productos de calidad y mimo en la confección; unos 'bichos' que entran por los ojos y despiden un aroma confortablemente hogareño. Cualquier bocata del Cervantes es una fiesta, pero hay un ejemplar apoteósico: el de tortilla con queso. La tortilla se cocina en su punto, con la consistencia y esponjosidad adecuadas para no desparramarse. El queso, fundido en la misma sartén, le confiere al invento una untuosidad escandalosa. El pan apenas puede contener tanta lujuria, pero el muy tozudo lo consigue. Apriétalo, muérdelo y gime como Meg Ryan en 'Cuando Harry encontró a Sally'.


8. DIRECTO A TU CORAZÓN 

Gelida (Diputació, 133)

Bocadillo de fricandó

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Si en el primer Indiana Jones, en lugar del Arca de la Alianza hubieran puesto el bocadillo de fricandó del Gelida (fecha de nacimiento: 1947), la película habría tenido muchísimo más sentido. Vaya maldita reliquia. Coges el fricandó de la casa, que es maravilloso como todo buen barcelonés sabe, y lo introduces en media barra de pan. Así, a pelo. En su jugo. 'Instinto básico' bocatero. Poco se puede decir de algo tan sencillo y tan épico, tan solo que lo mejor es zampárselo con un desfibrilador a mano, por si acaso. 


9. VAMOS A LA PLANCHA, CALIENTA EL SOL

Agullers (Agullers, 8)

Bocadillo de beicon y queso 

La calle de Agullers resiste en un Born que cada vez huele más a bronceador barato y sangría. Este restaurante familiar tiene la sana costumbre de orinarse en las nuevas tendencias; su repelente para 'foodies' funciona a base de  cocina catalana de mercado de toda la vida, elaborada con una materia prima de calidad y con una plancha milenaria que podría estar ahí desde antes de que el meteorito aniquilara los dinosaurios. En esta plancha se trabaja el pan de los bocadillos hasta que se torna ligero y crujiente. El pan va cogiendo el inequívoco sabor de la plancha, mientras unas lonchas de beicon finas y rosadas intensifican su cromatismo grasiento también al calor del metal. El queso se funde sobre el tocino e incrementa la untuosidad de un bocadillo que crepita y despide un hipnótico perfume de planchado viejuno cuando lo aprietas. Si no pudiste dormir con el documental de 'Salvados' sobre la industria cárnica y el único verraco que puedes ver es Porky, no temas: los bocatas con las tortillas de la casa conseguirán dinamitar con la misma eficacia la dichosa operación biquini.


10. UNA LORZA MENOS EN CANARIAS 

Bágoa (Plaza del Doctor Letamendi, 24)

Bocadillo de jamón canario 

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Mis conocimientos jamoneros son limitados, y no puedo asegurar que la droga más célebre de Bágoa sea jamón canario al 100%. Lo único que sé es que si Bágoa fuera Coldplay, el jamón horneado de la casa sería Chris Martin. Esta jugosa carne, que muchos devoran directamente del plato y que tanto recuerda al lacón, es la protagonista del bocadillo estrella de la casa. La combinación de pan con tomate –crujiente, manejable– y  jugosísimos cachos de cerdo estalla en tu boca como una deflagración de Peta Zetas porcinos. Es uno de los bocadillos más sencillos y más famosos de Barcelona. Por cierto, Bágoa, en gallego, significa lágrima; ahora ya sabes por qué le han puesto este nombre.


11. SALCHICHAS DE NUESTROS PADRES 

Frankfurt Sant Jaume (Plaza de Sant Jaume, 2)

Bocadillo de ‘frankfurt’

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En el Frankfurt Sant Jaume, conceptos como 'pan de masa madre' y 'salchicha ecológica de cerdo feliz' suenan como 'riffs' de black metal en un velatorio. Este rincón claustrofóbico se ha especializado en el frankfurt catalán y el bocadillo de plancha de toda la vida. Salchichas, butifarras, hamburguesas… Todo cocinado en una plancha con más años que la pirámide de Keops, en un espacio tan pequeño que tendrás que desencajarte la pelvis para caber en él. Su frankfurt clásico es una tradición para muchos barceloneses, un bocadillo que activa la memoria. Porque este es el 'frankfurt' al que acudían tus abuelos cuando iban a bailar sardanas a la plaza de Sant Jaume, el local donde se conocieron tus padres, el sitio que, a lo mejor, precedió tu concepción. Diablos, esta plancha no es historia de Barcelona, es historia de tu vida


12. ¡VIVA CHAPATA! 

Quimet d’Horta (Plaza de Eivissa, 10)

Chapata de tortilla 

Barajan las chapatas como naipes… Y qué chapatas. Tienen un catálogo de bocatas más extenso que el de Ikea. Se han especializado en los de tortilla y cuentan con más de 30 variedades… Es como meterse en Netflix, no sabes cuál elegir. Pero tanto da: tortilla de butifarra negra y queso, de roquefort, de sobrasada, de anchoas… Le podrían poner Lacasitos a la dichosa tortilla y la chapata estaría buena igualmente. Los mejores bocatas de Horta. 


BIKINIS MODERNILLOS

Te gusta Mortadelo y Filemón, pero de vez en cuando te apetece leer novelas gráficas de autor. ¿Por qué no va a pasar lo mismo con los bocadillos? Si un día te levantas con el paladar finolis, atención a los bikinis 'pop art' que proponen Mont Bar (Diputació, 220) y Mostassa (Mallorca, 194). En el primero, escucharás la 'Cabalgata de las valquirias' cuando te toque pagar, pero te zamparás un delicatesen cósmico: bikini de camarones y pies de cerdo (foto). En el segundo, engullirás un bikini verde con pesto, mozzarella, guacamole y espinacas que te proporcionará bronceado de Hulk.