Rompiendo prejuicios

Poesía: se lee, se vende y no es tan complicada

EL PERIÓDICO rescata en una serie especial para estas fiestas navideñas algunas de las historias de este 2023 que por el alud de informaciones que se generan en el día a día merecen una nueva mirada y atención.

150 años de 'Una temporada en el infierno'. De cómo Jack Kerouac, Patti Smith y Roberto Bolaño se dejaron seducir por Rimbaud

Yolanda Castaño: "Ganar el Premio Nacional de Poesía ha sido la segunda cosa más difícil de mi vida"

Francisco Ferrer Lerín, un poeta más allá del póquer, los buitres y el espionaje

Recital en el Festival de Poesía de Barcelona, en el Palau de la Virreina.

Recital en el Festival de Poesía de Barcelona, en el Palau de la Virreina. / RICARD CUGAT

Anna Abella

Anna Abella

Por qué confiar en El PeriódicoPor qué confiar en El Periódico Por qué confiar en El Periódico

"Llevo 55 años escuchando que la poesía se vende poco. Si no se vendiera no seguiríamos ahí", sonríe ante la obviedad Jesús García Sánchez, más conocido como Chus Visor, con el aval de dirigir una editorial independiente durante más de medio siglo y haber publicado más de 1.000 títulos de poesía, Visor. "Es una tontería decir ‘yo no leo poesía porque no la entiendo’. A Joan Margarit se le entiende", dice rotundo, sobre el desaparecido y popular Premio Cervantes. "Hay mucho prejuicio de que la poesía es un género complicado", coincide Elena Medel, poeta que este 2024 hará dos décadas que fundó La Bella Varsovia, pequeña editorial comprada por Anagrama hace dos años, que la mantuvo al frente. "En mi caso -apunta-, tras una primera etapa muy ‘amateur’ y otra de consolidación, conseguí que el proyecto fuera sostenible. Aunque no generaba beneficios, se mantenía". 

En contra de lo que se cree, la poesía se vende y se lee, coinciden. Es un lector minoritario, sí, pero es muy fiel. "Lo ves en las ferias. La gente viene y te compra porque se fía de lo que publicas. Es casi una militancia", afirma Medel. También lo opina Josep Lluch, editor de Proa, cuyo catálogo alberga a Margarit en catalán. "Es un lector que se mantiene regular, que va a menudo a las librerías y lee otros tipos de libros. Es gente de todas las generaciones", dice Lluch, que publica unos seis libros al año de poesía, entre ellos los ganadores del Premi Carles Riba (la última, Mireia Calafell).  

La poeta Elena Medel, editora de La Bella Varsovia.

La poeta Elena Medel, editora de La Bella Varsovia. / LAURA C. VELA

"La gente que lee poesía lo hace todo el año. Con la pandemia no dejamos de vender -confirma Chus Visor, que suele lanzar unos 50 títulos al año además de otras tantas reediciones-. Siempre ha tenido un público pequeño, pero más o menos estable y suficiente para que se mantenga la cantidad de editoriales que publican poesía. ¿Quién dice que no se vende?".  

Son tres de los sellos a tener en cuenta en el mapa de editores españoles. No son pocos y se mantienen. También llevan años publicando versos Bartleby, Hiperión, Pre-Textos, Torremozas, La Uña Rota, o las colecciones de Lumen (en Penguin Random House) o Tusquets (en Planeta). Entre los más recientes, Ultramarinos y Kriller71. 

El editor Chus Visor.

El editor Chus Visor. / EFE

No creen que la proliferación de festivales y recitales de poesía contribuya especialmente a ayudar al género. "Siempre ha habido recitales. Cada dos o tres años parece renovarse el ingrediente que la acompaña: poesía con música, poesía y escena, poesía y ‘performance’... El ingrediente aparece y desaparece; la poesía permanece", afirma Medel.

Redes e 'instapoetas'

Tampoco confían demasiado en las redes y en los ‘instapoetas’. "Hace unos seis años salieron muchos por las redes, llenaban bares leyendo poemas, se suponía que vendían mucho… pero ya no queda nada, quizá alguno, pero el resto están olvidados", asegura Chus Visor, que entre los nuevos poetas sí destaca a Elvira Sastre. Según Medel, "hay una incorporación continua de nuevos nombres interesantes. Hay renovación. Algunos entran vía redes sociales, Instagram…, pero son mundos paralelos, con lectores distintos".  

El editor de Proa, Josep Lluch.

El editor de Proa, Josep Lluch. / WAYRA FICAPAL

"En los últimos años, la tecnología ha permitido que sea menos costoso y más sencillo publicar", constata Medel. "Para un editor, hacer un libro de poesía es barato. Si cuentas además con ayudas institucionales, no es un negocio ruinoso", asegura Lluch. También porque son tiradas modestas. En La Bella Varsovia y en Proa son de una media de 1.500 ejemplares. En Visor de unos 1.000. "Reeditar es rápido, en 3 o 4 días puedes reponer -apunta su editor-. Y la venta media de un libro es de unos 800".

Sabina, el 'hit'

Aunque el ‘hit’ de Visor es, sin duda, ‘Ciento volando de catorce’, de Joaquín Sabina, con 250.000 ejemplares desde 2001, y sus autores más vendidos, con 25 y 18 títulos respectivamente, son Mario Benedetti y Charles Bukowski. Lluch cita a Martí i Pol, a Manuel Forcano y, por supuesto, a Margarit. "Un solo libro suyo vendía en seguida 8.000, y todos se siguen reeditando. Pero fenómenos como el suyo son excepcionales". Sus ‘Obras completas’ (en castellano, en Austral) sumarán en febrero su póstumo ‘Animal de bosc’ (que editó Visor). 

‘Cuaderno de Campo’, de María Sánchez, es el ‘long-seller’ de La Bella Varsovia, con unos 6.000 vendidos desde 2017, seguido de autoras como Pilar Adón, Luna Miguel, Berta García Faet o las siete ediciones de ‘Deudas contraídas, de Ana Rossetti. "Yo tengo a bastantes autoras jóvenes pero también a poetas con carreras más largas. Hay mucha calidad. Y en cuanto a lectores, los hay nuevos y jóvenes, sin duda. A la gente joven le interesa la poesía. Yo soy muy optimista". 

También lo es Lluch, que edita a Miquel Desclot y a Anna Gual. "Aparecen jóvenes poetas continuamente. La poesía tiene buena salud". Chus Visor está de acuerdo en la cantidad. "Pero creo que la mayoría escriben igual, lo hacen bien, como si hubieran pasado por la misma escuela de escritura. Pero no me dejan poso", dice quien tiene en su catálogo a la Nobel Louise Glück, premio que siempre ayuda a vender.