TENDENCIAS EDITORIALES

Renovarse o morir. A la caza del lector joven

Los grandes grupos como Planeta y Random House apuestan por sellos que interpelen a los 'millennials'

Los escritores y editores Luna Miguel y Antonio J. Rodríguez

Los escritores y editores Luna Miguel y Antonio J. Rodríguez / periodico

Elena Hevia

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Si hemos de hacer caso al último informe de la Federación de Gremios de Editores de España la franja de edad que va desde la adolescencia hasta los 34 años -para entendernos ‘los jóvenes’- es la que incluye en la actualidad mayor número de lectores. Y la reticencia de entrada no es porque la encuesta no esté bien hecha sino porque a la gente cuando se le consulta por sus hábitos lectores, al igual que con sus hábitos sexuales, siempre tiende a exagerar. Como no hay forma de constatarlo. Aceptemos que de los 14 a los 24 años leen el 86,7% de los consultados y lo que es más significativo -porque a esas alturas ya deberían haber acabado los estudios, es decir la lectura obligatoria- de 25 a los 34 son lectores habituales un 72,1%. Todo un potencial si tenemos que en cuenta que un 44’2 % de la población confiesa sin rubor que eso de la lectura no va con ellos. Aunque no se trata de afearle la conducta a nadie porque como escribió César Aira  “el 99% por ciento de los grandes hombres de la humanidad: héroes, santos, descubridores, estadistas, científicos y artistas apenas han leído literatura”.

Con esas cifras sobre la mesa, el objetivo de los editores es hacer que la ficción y el ensayo conecten con las preocupaciones de los jóvenes. Ya sea mediante la seducción más frívola, aquel ‘reading is sexy’ que se puso de moda hace unos años -¿quién no ha intentado ligar con un libro bajo el brazo?-. O bien por algo más profundo: hablarles directamente a los millennials - de 25 a 35 años para entendernos- y a los de la generación Z -adolescentes que nacieron antes de que estallase la burbuja económica-  de los asuntos que más les interpelan, ya se trate del género, del feminismo, de internet, la precariedad social, la política, la música rock o trap o el cómic (un formato, por cierto, el de la novela gráfica, que está reformulando la literatura a todo nivel). En esa renovación se están involucrando autores y editores cada vez más jóvenes y cerrando el triángulo, los ansiados lectores.

Algunas señales

Hay muchos indicios que están advirtiendo al mercado de esa transformación. El último premio Herralde a Cristina Morales, 34 años, por ejemplo, una excelente novela con aires generacionales que sitúa en primer plano esas preocupaciones sociales y de género, es un ejemplo de sangre nueva e intenciones en un catálogo como el de Anagrama. Y también, quizá, el hecho de que un premio de reconocida solvencia en el pasado como el Narrativa Breve (en la órbita de Planeta) haya ido a parar a Elvira Sastre, con 27 años, y un pasado como poeta de esos que circulan por las redes sociales.

Pero hay más movimientos a detectar y son aún más significativos. Los grandes grupos como Random House y Planeta (la última en llegar) están apostando por la, digamos, ‘modernidad’. Intentan emular modelos de sellos independientes con una década o más en la espalda como Alpha Decay –de vocación underground aunque haya derivado a una tendencia algo más mainstream en los últimos tiempos-, nacida hace 13 años, y sobre todo, la exitosa Blackie Books que este año soplará 10 velas y que a través de unas portadas sugerentes y un catálogo ecléctico en el que se mezclan norteamericanos ‘hipsters’ con dosis de nostalgia (‘El libro de Gloria Fuertes’) y cosas tan viejunas como Jardiel Poncela, sin olvidar el bombazo de James Rhodes, parece haber encontrado la fórmula de la Coca-Cola que todos buscan. En el ámbito catalán también se podría hablar de L’Altra o de Periscopi.

En el gigante Planeta

En los últimos meses coinciden en las librerías, el renovado sello planetario de Temas de Hoy dirigida por un treintañero, Marcel Ventura que se ha rodeado de editores juniors de poco más de 20 que no desentonarían en el Sonar. Con títulos como el recién salido 'Cosas que harías cuando te muerdes las uñas' de Amalia Andrade que pretende abordar entre las memorias y la autoayuda paródica el peludo asunto de la ansiedad entre los 'millennials' trufado de ilustraciones, playlists de Spotify e intervenciones en Instagram,  “Nos dirigimos a un lector que nunca ha estado presente en Planeta –dice Ventura-. Nuestro lector es más bien el ocasional, un lector llamémosle infiel al que vamos a seducir de mil formas”. Una parte de esa seducción se centra en las portadas que una junto a otra forman un colorido pantone y huyen de la uniformidad y en los títulos, claro, en los que la ficción se la da la mano con las memorias y los reportajes periodísticos con nombres con el de Susan Orlean.

A la caza del 'millennial'

El color, esta vez rosa chiclé –portadas para destacar en Instagram- también ha sido cuidadosamente seleccionado en el sello Caballo de Troya, un antiguo proyecto unipersonal de Constantino Bértolo descubridor de nuevos talentos, que el editor Claudio López Lamadrid decidió mantener tras la jubilación de este con un autor-editor renovable anualmente. La remesa del 2019 está firmada no por uno sino por dos editores, Luna Miguel y Antonio J. Rodríguez (28 y 31 años), los más jóvenes hasta la fecha, que por criterio y afinidades apuestan por la renovación con autores como Víctor Parkas o Aixa de la Cruz. “La literatura de escritores nacido entre 1980 y 1990 ya está en las librerías hace algunos años pero yo tengo la sensación de que es un escenario con nuevas sensibilidades y una serie de voces que han madurado y tienen una solidez importante”, valora Rodríguez. En la selección de la pareja hay un dato que parece significativo, el hecho de que un 50% de estos autores seleccionados hayan optado por la no ficción y es que –dice el autor- “vivimos tiempos de un consumo enloquecido de no ficción a través de las redes sociales pero no por ello la ficción ha dejado de mantener el tipo y ahí están ejemplos como 'Serotonina' de Houellebecq o la trilogía de Virginie Despentes”.

Sobre la pujanza de la no ficción también reflexiona Silvia Sesé, editora de Anagrama, que aunque ha acabado cerrando la vieja -y muy moderna en su momento- colección Contraseñas cuando su último tripulante, Kiko Amat, saltó a Andanzas, ha dado un nuevo aliento a los viejos, ahora Nuevos Cuadernos Anagrama: “ Percibimos que los lectores jóvenes están más interesados quizás que en otras generaciones por los temas de debate público, social o político (lo cual tendría mucho sentido tras la crisis y la conciencia de la necesaria participación de la gente en el cambio social)”.

La fórmula secreta

Pero volvamos a la fórmula de la Coca Cola, la de Blackie Books. Jan Martí se lanza a enumerar algunos de ingredientes confesables: el estudiado y reconocible diseño de tapas duras que tanto ha sido copiado, el mezclar ficción, no ficción, clásicos y recuperaciones y no pensar en el lector moderno, sino serlo sencillamente. “Los libros que sacamos en un principio no eran especialmente ‘jóvenes’ (las memorias de un cantautor cincuentón, un libro del mayo del 68, un anónimo del siglo XIX) pero sí era 'moderno' que nos pareciera natural que todas esas cosas convivieran sin problema”, asegura.  Lo importante para él es no visualizar una generación nueva como un mercado potencial: “No tenemos prioridad por publicar cosas relacionadas con esta nueva generación. Nos encanta estar atentos a todo, estar al día, pero no hay una obsesión ahí”.