Galardón institucional

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La escritora PIlar Adón, en la librería Laie de Barcelona.

La escritora PIlar Adón, en la librería Laie de Barcelona. / Elisenda Pons

Elena Hevia

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La madrileña Pilar Adón (52 años) dio un salto cualitativo en lo que se refiere a la recepción lectora con su novela ‘Las efímeras’, pero ha sido ‘De bestias y aves’ (Galaxia Gutenberg) la que le ha deparado las mayores alegrías. Ahí están el Premio de la Crítica, el Cálamo y el Francisco Umbral, tres importantes galardones coronados ahora por el Nacional de Narrativa que distingue la mejor novela publicada el año anterior, esto es en el 2022.   

La noticia le llegó a la escritora, que también es editora del sello Impedimenta, mientras trabajaba en su nueva novela. “Siempre tengo una en marcha, porque siento la escritura como mi hogar. La elaboración puede durar años, pero no dejo que haya un tiempo de descanso entre libro y libro. Para mí es como un espacio en el que me puedo refugiar”, asegura pletórica. 

Estilo impecable

 Y en esa alegría se pueden escuchar ecos de la emoción que sintió hace pocos días cuando le dieron el Nobel a uno de sus autores favoritos, el noruego Jon Fosse, para quien también forma y estilo son prioritarios. “Antes que nada, para mí tiene que existir un planteamiento formal. La estructura, mucho más que lo se cuenta, es lo que dirige mi escritura”. Ese estilo, “impecable”, como rozando el lirismo, logra sumergir a quien lee --asegura el jurado- “en una atmósfera perturbadora, asfixiante y de apariencia onírica”. Ese clima ominoso, tan característico de la literatura de la autora, es un territorio en el que se siente muy cómoda. “No soy una escritora fantástica, mis historias en realidad nunca se alejan de la realidad. Pero ese planteamiento si me permite moverme en la escritura con una mayor libertad”

La novela galardonada ‘De bestias y aves’ sigue a Coro, una pintora en crisis tras la muerte de su hermana, que por casualidad y desorientada llega a una extraña comunidad de mujeres que a pesar de proporcionarle refugio acaba convirtiéndose en una trampa surrealista de la que le resulta imposible salir. Se detectan en esta obra las marcas características del personalísimo mundo de Adón: el miedo, la huida, la naturaleza y las mujeres (no siempre desde una perspectiva reivindicativa, aunque la autora se considere feminista). 

Fuera de las modas

Le parece a la escritora de una extremada evidencia la precisión del jurado que ha situado su literatura “fuera de las modas y tendencias”. Para ella no podría ser de otra manera: “Ningún escritor se plantea a priori formar parte o no de una tendencia. Luego naturalmente, después del proceso, ya se producen las calificaciones y las precisiones”. ¿Qué es lo que se plantea, entonces, al principio? “Pues sencillamente escribo lo que me gustaría leer y mi única exigencia es escribir lo mejor posible. Escribo lo que me llama y me agarra, nada más”. 

Naturalmente, no quiere decir nada de esa obra que tienen entre manos. Lo único que puede avanzar es que no recaerá en los territorios explorados en este último libro donde los diálogos generan una profunda inquietud porque la protagonista se hace muchas preguntas - y con ella el lector- que son respondidas de una forma incoherente y arbitraria. "Estoy investigando otros caminos".

Y no hay que dejarse engañar, Adón de apariencia menuda y frágil, casi infantil, sufre extrañas mutaciones cuando se sienta a escribir: se transforma entonces en una leona en lo que se refiere a su trabajo: “No me siento una mujer fuerte, a veces soy pusilánime –confiesa- pero tengo que ser fuerte cuando escribo. Descartar lo que no encaja exige una gran fortaleza de ánimo”. Nadie duda de esa fortaleza cuando la lee.