CIENCIA FICCIÓN

'Divergente', la adolescencia en el mundo distópico

Divergente Neil Burger     La adolescencia en  el mundo distópico_MEDIA_2

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QUIM CASAS

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Por la forma de practicar el género fantástico o de ciencia-ficción y suntuosidad de los cuerpos y los amores adolescentes, también por basarse en una novela de considerable éxito entre el público joven, Divergente se inscribe en la línea de Crepúsculo y La huésped, las novelas de Stephenie Meyer llevadas igualmente al cine. Veronica Roth, la autora de Divergente, es más joven, tiene 25 años, y es ya una superventas. Algo de talento debe de tener, pero es evidente que se trata de una fórmula repetida hasta la saciedad. Aunque mientras funcione tendremos películas como Divergente y su previsible secuela, Insurgente.

¿Hay algo nuevo en esta historia sobre mundos futuros imperfectos y dudas adolescentes, tanto en el compromiso social como en el amor? Quizá la división de la Tierra futura y distópica en cinco categorías -abnegación, cordialidad, osadia, erudición y verdad- y las luchas entre algunas de estas facciones para hacerse con el control de otro mundo futuro a lo 1984. Poco más, ya que los problemas de la protagonista, una divergente (es decir, alguien incómodo para el sistema porque no encaja en ninguna de las categorías y por ello mismo no puede ser controlado), carecen de todo calado verdaderamente dramático, lo que les ocurre también a los personajes evanescentes y apesadumbrados de la saga Crepúsculo y de La huésped.

Entre romance adolescente, derivas sociopolíticas, paisajes urbanos degradados, adiestramiento militar parafascista, escenas de acción más o menos bien resueltas e innumerables sueños (el gran uso y abuso del cine fantástico contemporáneo) se desarrolla esta película de premisas claras, éxito bastante asegurado -hasta que revierta la fórmula- e imaginación bajo mínimos. Aunque no pretenda para nada renovar los cauces del subgénero distópico, podría haber puesto algunas cosas más de interés en este sentido, ya que la situación planteada y el choque entre facciones opuestas, que a la vez se necesitan, podría haber dado más juego.