EEUU

La ayuda a Ucrania queda fuera del acuerdo in extremis para evitar el cierre de gobierno de EEUU

El ala ultra republicana anuncia una moción para relevar a McCarthy como presidente de la Cámara Baja

El 'presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, durante la rueda de prensa que ofreció para informar de la prórroga para negociar los presupuestos.

El 'presidente de la Cámara de Representantes, el republicano Kevin McCarthy, durante la rueda de prensa que ofreció para informar de la prórroga para negociar los presupuestos. / BRANDEN CAMP / ZUMA PRESS WIRE / DPA

Idoya Noain

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El gobierno de Estados Unidos amanece este lunes plenamente operativo, pagando a sus funcionarios, contratistas y a los miembros de las fuerzas armadas y con todos sus programas y servicios inalterados, incluyendo la ayuda alimentaria para las mujeres y niños más necesitados. Es un logro que se alcanzó in extremis el sábado, cuando tras intensas e inesperadas maniobras políticas se aplacó la rebelión de los congresistas de ultraderecha del Partido Republicano, que abocaban al país a un cierre parcial. Pero el pacto es solo una medida temporal, que asegura la financiación del gobierno 45 días, hasta el 17 de noviembre. Ha dejado en la cuerda floja a Kevin McCarthy, el republicano que preside la Cámara Baja, que tiene asegurado enfrentar esta semana una moción de ese ala ultra para ser desalojado de su cargo. Y ha llegado con un coste: de momento, excluye la aprobación de más ayuda de Washington para Ucrania.

La guillotina siquiera temporal a ese nuevo apoyo a Kiev fue uno de los precios que hubo que pagar para evitar el cierre. Un día después de enfrentar una sonrojante derrota por parte de su propio grupo parlamentario, McCarthy optó por presentar a la Cámara Baja la propuesta que ha acabado viendo la luz, que da los 45 días de financiación al gobierno y destina 16.000 millones para ayuda por desastres en EEUU sin imponer los severos recortes de hasta el 30% a los programas públicos ni incluir nuevas restricciones de inmigración que exigían los ultras pero también dejando fuera nuevas partidas para Ucrania.

Esa iniciativa garantizó el respaldo de los demócratas en la Cámara Baja y de 126 republicanos, suficientes para superar la oposición de otros 91 conservadores. Cuando quedaban menos de tres horas para que expirara el plazo fue ratificada por el Senado con 88 votos a favor y la oposición de solo nueve republicanos. Y el presidente, Joe Biden, pudo firmarla antes de medianoche.

Tanto en un comunicado el sábado como en una comparecencia en la Casa Blanca este domingo el mandatario lo celebró como “buenas noticias para el pueblo estadounidense”, pero también con un lamento. “Nunca deberíamos haber llegado a estar en esta situación”, dijo. Recordó que hace solo unos meses él y McCarthy alcanzaron un acuerdo presupuestario, por el que se elevó el techo de la deuda a cambio de acuerdos de limitaciones en el gasto, “para evitar precisamente este tipo de crisis fabricadas”. Y lanzó un mensaje claro sobre Ucrania: “bajo ninguna circunstancia podemos permitir que se interrumpa el apoyo estadounidense”.

Fracturas

Ese apoyo tiene respaldo de la mayoría de los dos partidos en las Cámaras pero las fracturas y el debilitamiento se han hecho evidentes desde hace un tiempo. Algunos aspirantes conservadores en campaña de primarias han empezado a poner condiciones a asistencia militar, económica y humanitaria a la que ya se han destinado 113.000 millones de dólares y que Biden busca incrementar con 24.000 millones más. Y tanto en la Cámara de Representantes como en el Senado hay voces que piden acabar con la ayuda.

McCarthy, en principio, se ha comprometido a presentar próximamente una propuesta de ley que garantizaría nuevas partidas para Kiev y Biden le pedía que mantenga su compromiso y asegure la aprobación “del apoyo necesario para ayudar a Ucrania en este momento crítico”. “No podemos, bajo ninguna circunstancia, permitir que el apoyo a Ucrania de los americanos sea interrumpido”, aseguró Biden.

Cabe la posibilidad, no obstante, de que el ‘speaker’ vincule en esa propuesta para Ucrania cambios en políticas de la frontera que rechazan los demócratas, lo que podría complicar la aprobación.

McCarthy, en la cuerda floja

La posición de McCarthy, además, peligra, por más que con el acuerdo de prórroga temporal de financiación hasta noviembre haya ayudado también a los republicanos en Virginia, donde se celebran unas elecciones especiales en las que podrían haber sido castigados por un cierre pero donde tienen opción ahora de ganar el control de la cámara que les falta en el legislativo y permitir implementar plenamente su agenda al gobernador Glenn Youngkin, una de las figuras de más potencial en el partido.

A los problemas que le plantea a McCarthy la exigua mayoría republicana en la Cámara (donde solo puede permitirse perder cuatro votos) se le suman las concesiones que tuvo que hacer al ala ultra en enero para llegar al cargo tras un agónico y humillante proceso de confirmación. Una fue la de permitir que con un solo voto se pudiera poner en marcha un proceso para destituirle. Y eso es lo que este mismo domingo anunciaba Matt Gaetz, uno de los ultras del Freedom Caucus. “Pretendo presentar la moción contra McCarthy esta semana. Creo que necesitamos pasar a un liderazgo en el que se pueda confiar”, decía en CNN.

De nada han servido las semanas que el californiano ha pasado intentando apaciguar al ala radical, y eso que han sido numerosas. McCarthy ha accedido, por ejemplo, a ir presentando individualmente leyes presupuestarias, y aunque el jueves la Cámara daba luz verde a tres no tienen opciones de pasar en el Senado.

También cedió a sus presiones para iniciar una investigación para someter a un proceso de ‘impeachment’ a Biden. Las sesiones empezaron esta semana con una vista en la que los republicanos no presentaron ninguna prueba que incrimine al presidente en la supuesta corrupción vinculada a negocios en Ucrania o China de su hijo, Hunter Biden, y donde incluso dos de los tres testigos que llevaron los republicanos afirmaron que de momento no hay evidencias que sostengan un juicio político.

En el aire está si los demócratas apoyarían a McCarthy para ayudar a salvarle de una posible destitución. Biden este domingo no ha querido dar su opinión sobre si deberían hacerlo y se ha limitado a sugerir que le gustaría que lo sucedido en las últimas horas con el ala ultra le sirviera como una “revelación personal”. Y aunque algunas voces demócratas han asegurado que votarán “con principios”, una parte importante de la bancada demócrata no se prestará a salvar al ‘speaker’. Nancy Pelosi, su predecesora en el cargo, ha sugerido a compañeros de filas que no lo hagan y Pramila Jayapal, líder del caucus progresista, ya ha anunciado que no podrá contar con sus votos.