¿Por qué escasea la leche para bebés en Estados Unidos? Crece la preocupación entre las familias

En Estados Unidos hay escasez de leche de fórmula para bebés desde hace tres meses. El miedo se ha apoderado de las familias, que han ido en masa a los supermercados para hacerse con provisiones. Lo que ha sido un acto reflejo (y compulsivo) para tener un producto de primera necesidad, ha agravado todavía más la situación: ahora hay un desabastecimiento a nivel nacional que obliga a los establecimientos a racionar el producto. Además, sacan rédito del problema y han aumentado los precios.

Solo una de cada cuatro madres amamanta exclusivamente a sus hijos hasta los seis meses, según el Centro Nacional para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) del país norteamericano. De ahí que cunda el pánico por la carencia: la gran mayoría de las madres, padres y cuidadores son parcial o totalmente dependientes de la leche en polvo.

El motivo del desabastecimiento tiene que ver con el principal fabricante de fórmula para lactantes en el país, Abbott Laboratories. En febrero tuvo que retirar los productos de las marcas Similac, Alimentum y EleCare de los lineales tras recibir cinco denuncias por infecciones bacterianas, que además están relacionadas con la muerte de dos bebés. Por si no fuera poco, las denuncias afirman que la farmacéutica es reincidente: diferentes lotes de productos ya causaron problemas sanitarios en verano de 2019 y 2020.

Las infecciones están provocadas por microbio 'cronobacter sakazakii', que puede contaminar gravemente la sangre (septicemia), así como provocar meningitis la muerte prematura de los bebés. La Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA) obligó a la empresa a cesar su producción y abrió una investigación.

Desde entonces, la compañía distribuye únicamente los productos que fabrica en Irlanda. Por eso, los 'stands' están vacíos y los supermercados limitan la venta a tres o cuatro unidades cuando los reciben.

Luz verde, pero Abbott tardará "semanas" en llenar los lineales

Las pesquisas independientes siguen su curso, pero los informes internos de Abbott concluyeron que era "poco probable" que los productos infantiles fabricados en sus instalaciones de Sturgis, en el estado de Michigan, fueran la fuente de las infecciones. Así, la compañía farmacéutica y el regulador sanitario llegaron el lunes a un acuerdo para reabrir las fábricas. En concreto, la FDA entregó a Abbott un documento de 33 páginas con los pasos a seguir.

Pese a esta luz verde, la multinacional ha advertido que tardará "semanas" en volver a distribuir la leche en polvo. Fuentes de la empresa han indicado a varios medios estadounidenses que podría reiniciar la producción "dentro de dos semanas". "Aunque pasarán entre seis y ocho antes de que los productos vuelvan a estar a la venta", precisan. Estas declaraciones no han hecho más que aumentar el miedo de las familias, sobre todo las del estado de Nueva York, donde hay más escasez.

En este sentido, la gobernadora estatal, Kathy Hochul, se ha garantizado que todos los recién nacidos y niños tendrán "acceso al apoyo nutricional que necesitan para mantenerse saludables". Sin embargo, no ha dicho en cómo se traducirán estas ayudas.

Más importación

La Casa Blanca también ha reaccionado al desabastecimiento, que ha catalogado de "sin precedentes". El presidente, Joe Biden, ha exigido al resto de fabricantes nacionales de leche en polvo que aumenten su producción. En concreto, el mandatario ha conversado con las empresas Reckitt Benckiser y Nestlé.

La primera ya ha anunciado un aumento del 30% en la fabricación de su marca Mead Johnson. La segunda ha hecho lo propio con su marca Gerber: ha aumentado el envío de suministros de leche de fórmula procedentes de sus instalaciones en Suiza y Países Bajos.