Tensión en Mineápolis

La defensa de Chauvin empieza a convocar sus testigos y refuerza su campaña para desacreditar a George Floyd

El abogado del expolicía intenta atribuir la muerte a la adicción a los opioides

George Floyd

George Floyd / periodico

Idoya Noain

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El juicio por la muerte de George Floyd ha entrado en una nueva fase este martes en Mineápolis. Tras los argumentos iniciales de las dos partes y dos semanas en que la fiscalía ha convocado a cerca de 40 testigos ha llegado el turno de la defensa de Derek Chauvin, el expolicía imputado por asesinato y homicidio negligente, de llamar a sus propios testigos.

Se ha empezado así a redoblar el esfuerzo del abogado de Chauvin, Eric Nelson, por tratar de desvincular la muerte de las acciones de su cliente, que mantuvo su rodilla en el cuello de Floyd durante nueve minutos y 29 segundos mientras ya estaba esposado y tirado boca abajo en el asfalto. El letrado trata, en cambio, de atribuir el fallecimiento a los problemas de adicción a las drogas de la víctima, un hombre negro de 46 años, y a las complicaciones médicas derivadas de esa adicción.

Una tesis racista

Nelson ha vuelto este martes, por ejemplo, a propugnar la controvertida tesis del “delirio exaltado”, haciendo que uno de sus testigos, el expolicía y experto en uso de fuerza Barry Brodd, opinara que existe esa discutida condición, denunciada frecuentemente como un argumento que la policía esgrime para justificar uso excesivo de fuerza con determinados sospechosos, especialmente negros. “Pueden tener un comportamiento errático, no sienten dolor, pueden tener fuerza sobrehumana, pueden tener capacidad de pasar en un abrir y cerrar de ojos de cumplir órdenes a desobediencia extrema”, ha dicho Brodd.

El arranque de la defensa de Nelson con sus testigos, no obstante, puede haber sido contraproducente. El mismo Brodd, que inicialmente ha considerado justificadas las acciones de Chauvin y ha dicho que ni siquiera representaron uso de fuerza, ha tenido que reconocer que sí lo fueron al ser interrogado por uno de los fiscales.

También Brodd y otro testigo, el policía Peter Chang, han tratado de respaldar la tesis de la defensa de que las personas que presenciaron el arresto de Floyd e increparon a Chauvin se estaban comportando de forma “muy agresiva” e impidieron a la policía centrarse en la situación del detenido o prestarle atención médica. Pero Brodd ha acabado reconociendo que, incluso aunque hubiera sido el caso, eso no justificaría que Chauvin usara fuerza con Floyd.

Otros testigos de la defensa han acabado trazando un relato que no favorece del todo a Chauvin. Han testificado, por ejemplo, el policía retirado que arrestó a Floyd en otra ocasión en 2019 y una médico que le atendió entonces. Pero entonces, a diferencia de en mayo del año pasado, Floyd, que sufrió una sobredosis, recibió atención médica y sobrevivió. Además, la experta ha dicho que Floyd tomaba un opioide cada 20 minutos, desmintiendo la versión de la defensa de que consumió de una vez todas las pastillas que tenía en su poder cuando iba a ser detenido.

Una ciudad en tensión

La estrategia de Nelson no sorprende ni a expertos ni a observadores y tampoco a la fiscalía, que tanto con sus testigos como con los interrogatorios de los primeros convocados por la defensa ha tratado de desarticularla. Pero también indigna a muchos en la comunidad, que denuncian que una vez más se está tratando de juzgar y criminalizar a la víctima.

Llega, además, en un momento de ánimos incendiados en la ciudad. Mineápolis ya vivía en tensión el juicio a Chauvin pero ha visto resucitar protestas después de que el domingo otro hombre negro, en este caso el joven de 20 años Daunte Wright, muriera de un disparo de la policía tras ser detenido en una parada por una infracción menor de tráfico en un suburbio a escasos 16 kilómetros de donde murió hace menos de un año Floyd, al que se detuvo acusado de usar un billete falso de 20 dólares.

La denuncia de la letal desproporción de las acciones policiales volvía este martes a las puertas del tribunal donde se juzga a Chauvin, donde se han encontrado las familias de Floyd y de Wright. Y una tía de este último denunciaba, en una rueda de prensa, los esfuerzos por retratar al joven muerto el domingo como alguien problemático y miembro de una familia desestructurada.